La contracrónica: a ver si la terminan con que es un clásico

La contracrónica: a ver si la terminan con que es un clásico

Sobre el final del partido la "scaloneta" destrabó el partido con gol de Lautaro Martinez

FESTEJO DE GOL. Lautaro Martínez sobre el final del partido. FESTEJO DE GOL. Lautaro Martínez sobre el final del partido. Twitter @Argentina

En algún momento, impreciso e inverosímil, a alguien se le ocurrió que Argentina-Chile es un clásico futbolero. ¿El motivo? Un par de accidentes, desgraciados e insólitos, como perder por penales dos finales seguidas de la Copa América. Las ganaron los trasandinos sin anotar un gol en el tiempo reglamentario; la primera de locales, la otra en Estados Unidos, colgados del travesaño. Bien por ellos, fue su momento de gloria y al plantel bicampeón lo bautizaron “la generación dorada” (sin mucha imaginación, en fin). De allí a ignorar 100 años de abrumadora, casi impiadosa, superioridad albiceleste es demasiado. ¿Clásico? ¿En serio?

El partido de anoche es otro botón de muestra, un 1-0 amarrete, porque en New Jersey la Selección debió ganarlo por un margen más amplio. El problema es que no le está fluyendo el gol; se notó contra los canadienses en el debut y se reiteró frente a la doble línea de cinco que armaron los chilenos, más preocupados por cuidar a Bravo que por molestar al “Dibu”. Pero, como manda la historia, ganó Argentina. Porque puede salir un partido trabado, con pica, incómodo, pero  no un clásico. Los clásicos de la Selección son contra Uruguay y Brasil; los de Chile, contra Perú y Bolivia.

Por si flotara algún atisbo de duda ahí están las estadísticas. Jugaron 92 veces y Chile sólo ganó seis partidos (hubo 60 triunfos argentinos y 26 empates). Otro dato, incluso más lapidario: en los últimos 50 años los trasandinos sólo consiguieron vencer una vez a la Selección en los 90 minutos. Fue en las eliminatorias para Sudáfrica 2010, cuando a la “roja” la dirigía Marcelo Bielsa. Quedó dicho que aquellas finales de la Copa América terminaron 0 a 0. Y era injusto que ese resultado se reiterara en el estadio MetLife; afortunadamente apareció Lautaro Martínez para pararse en el lugar que indica el manual del goleador. La picardía del rebotero constituye el ADN del 9 y así se definieron las cosas.

Arturo Vidal -desterrado por Ricardo Gareca de la selección chilena, al igual que Gary Medel- había intentado calentar las cosas con una declaración para la popular. Sin ponerse colorado, sentenció que el fútbol argentino no es superior al chileno. O al revés. De esa clase de delirio místico puede agarrarse algún trasnochado para alimentar la ilusión del “clásico”. Cosas que pasan. Argentina ya está en cuartos de final, con varias piezas que ajustar en la maquinaria, pero sin resignar ni un milímetro de jerarquía. Hay que enfocarse en lo que viene; en el horizonte asoman Vinicius, Valverde y compañía. Los verdaderos rivales de siempre. 

Comentarios