Es tucumano, vive hace 30 años en Nueva York y sigue de cerca a la selección argentina

Es tucumano, vive hace 30 años en Nueva York y sigue de cerca a la selección argentina

Fabián Granados estuvo presente en el partido de Argentina - Nigeria en 1994 y pudo estar alentando a la "albiceleste" en el estadio MetLife de Nueva Jersey contra Chile

Fabián Graneros estuvo en el MetLife de Nueva Jersey alentando a Lionel Messi. Fabián Graneros estuvo en el MetLife de Nueva Jersey alentando a Lionel Messi.

Hace treinta años, Fabián Granados dejó su Tucumán natal para aventurarse en Estados Unidos. Junto a sus cuatro hijos, estuvo en el MetLife de Nueva Jersey alentando a Lionel Messi y compañía con la esperanza de revivir la gloria futbolística que tanto añora.

Graneros recuerda con nostalgia y detalle sus primeras experiencias tanto en Argentina como en su nuevo hogar. De hecho, vivió el Mundial 1994 in situ y estuvo presente en el famoso partido Argentina-Nigeria (ayer se cumplieron 30 años), que terminó con una enfermera llevándose a Diego Maradona de la cancha rumbo al control antidoping. “Hacía poco tiempo que había llegado a Estados Unidos. Un amigo consiguió entradas y estuvimos en la tribuna de Nigeria, justo donde Caniggia hizo los dos goles. Para nosotros todo había sido normal; la comunicación era diferente. Al otro día nos enteramos por los diarios que habían suspendido a Diego”, relata, aún con algo de sorpresa. 

Antes de su mudanza, Granados trabajaba en el Banco Empresario en Argentina. Sin embargo, la situación económica del país, marcada por la inflación y la inestabilidad, lo motivó a buscar un futuro diferente. “En el ‘94 estábamos mejor en Argentina que ahora; mis compañeros más grandes me decían ‘andate que cada 10 años aquí todo se va a la miércoles (sic)’. Ahí la inflación no te deja tranquilo; aquí eso no pasa”, comenta, subrayando las diferencias económicas entre ambos países.

Es tucumano, vive hace 30 años en Nueva York y sigue de cerca a la selección argentina

A pesar de las dificultades iniciales con el idioma y la adaptación a una nueva cultura, Granados encontró en Estados Unidos un lugar de progreso y oportunidades. “El idioma me costó mucho, en cambio ahora hay mucha gente de habla hispana en Estados Unidos y eso ayuda al recién llegado”, afirma. Sin embargo, su esfuerzo y su perseverancia dieron los frutos. “Se trabaja mucho y se ve un progreso rápido”, agrega.

Un par de meses después del Mundial de 1994, su novia también se mudó a Estados Unidos y juntos construyeron una vida y una familia en tierras norteamericanas. Hoy, Granados trabaja como instructor de manejo en un distrito escolar del estado de Nueva York.

Sus hijos, nacidos en Estados Unidos, llevan el DNI argentino y mantienen vivas las tradiciones de su país de origen. “Mis hijos tienen 27, 26, 17 y 14 años. Son nacidos aquí, pero hablan tucumano cuando quieren. Les gusta mucho las tradiciones de Argentina, el fútbol y demás”, comenta orgulloso.

Granados compara la pasión por el fútbol entre Estados Unidos y Latinoamérica, y aunque reconoce las diferencias aprecia la evolución del deporte en norteamérica. “Vivir el fútbol en EEUU nunca va a ser como en Latinoamérica. Ellos le meten pasión al béisbol, al básquet y al fútbol americano, pero la MLS mejoró muchísimo en los últimos años. A nivel club te inculcan que seas socio, te dan facilidades para comprar la temporada completa a buenos precios; es una salida familiar asegurada. Pero no son fervorosos como nosotros”, advierte. “El fútbol de los domingos no es una locura como allá; los deportes se van jugando en diferentes épocas del año, pero la televisión pasa todos los partidos en vivo”, agrega.

Una de las experiencias más memorables para Granados fue asistir a la Copa América Centenario junto a sus hijos. “Vimos junto dos partidos; Argentina-Venezuela y la final contra Chile. También fui espectador de lujo de un memorable 4-3 amistoso entre Argentina y Brasil. Esa vez fue tremendo ver a Messi encendido y haciendo tres goles. Ahora tenemos un equipo totalmente diferente; sumado a que somos campeones del mundo. Espero que celebremos en la copa”, se ilusiona.

Para Granados, la posibilidad de ver a la Selección jugar en Estados Unidos es un regalo. “Argentina tiene un buen equipo. Conseguimos las entradas comprando en la plataforma oficial, a poco más de 200 dólares cada una. Para la final, que va a ser en Florida, están vendiendo entradas a más de 700 dólares. Dos de mis hijos irán a ver las semifinales; si pasa Argentina, jugará aquí en Nueva Jersey otra vez”, explica, demostrando su inquebrantable apoyo y esperanza. “A esa parte de la copa la viviré desde Tucumán porque tenía ese viaje ya programado para visitar a la familia”, admite.

Desde su llegada a Estados Unidos hasta hoy mantuvo intacto su amor por Argentina y su pasión por el fútbol, uniendo a su familia en torno a la albiceleste y manteniendo viva la llama de sus raíces tucumanas. Hoy Granados se da el lujo de ver en acción a Messi y compañía, pero también de reunirse en el estadio con compatriotas, que lo “trasladan” a su añorado país. 

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