La Estatua de la Libertad y el Museo de la Inmigración: la bienvenida a la tierra de las oportunidades

La Estatua de la Libertad y el Museo de la Inmigración: la bienvenida a la tierra de las oportunidades

Las agencias de turismo ofrecen visitas guiadas que duran cinco horas a las atracciones que están en Nueva York, muy cerca de Nueva Jersey donde esta noche se juega Argentina-Chile.

GIGANTE. La estatua tiene 93 metros de altura y pesa 225 toneladas. GIGANTE. La estatua tiene 93 metros de altura y pesa 225 toneladas.

Asociar la famosa Estatua de la Libertad con Nueva York es lo más normal, ya que se trata de todo un símbolo de la ciudad y, prácticamente, de los Estados Unidos. Aunque está casi pegadito a la estatua, el Museo de la Inmigración es menos conocido; de igual manera ambas atracciones forman un conjunto casi inseparable como iconos de la libertad y de la tierra de oportunidades que presume ser el país del norte del continente. Estos dos lugares eran casi lo primero que veían los inmigrantes cuando llegaban desde Europa.

El museo cuenta con más de 5.000 objetos repartidos en 30 galerías. Grabaciones, películas y actuaciones en directo relatan la Gran Migración a América; y uno de cada tres estadounidenses puede localizar sus raíces en la Isla Ellis.

Hace 125 años, en 1892, en el puerto de Nueva York se inauguró una aduana para inmigrantes; la más grande y activa de Estados Unidos. Para la mayoría de los más de 12 millones de personas que arribaron a la isla entre 1892 y 1954, Ellis Island se convirtió en la esperanza; en el primer paso hacia el “nuevo mundo”.

En el pasado, los aborígenes americanos recolectaban ostras alrededor de Ellis Island, pero en 1774 el comerciante neoyorquino Samuel Ellis compró la isla y estableció en ella un local. Tras su muerte, Estados Unidos se apropió del lugar para usarlo como prisión, depósito de municiones y fortaleza. Sin embargo, el número de inmigrantes fue creciendo cada vez más.

El modesto Castle Clinton, situado en el extremo sur de Manhattan y que hasta ese entonces se usaba como centro de inmigración, fue quedando pequeño. El 1 de enero de 1892 se abrió, en Ellis Island, una primera oficina de inmigración. Por su precariedad (era de madera) sufrió un incendio que la destrozó a los pocos años de su apertura. El complejo de material (piedra) que se construyó después, se mantiene en pie hasta el día de hoy; pero además, cuando se construyó ese complejo de inmigración, en la isla también se creó un hospital.

Annie Moore y sus dos hermanos, procedentes de Irlanda, fueron los primeros inmigrantes en pasar por el nuevo centro el 1 de enero de 1892. Durante los siguientes 63 años, hasta 12.000 inmigrantes llegaron a pasar diariamente por este lugar. El procedimiento de registro incluía inspecciones, interrogatorios y exámenes, y duraba entre tres y siete horas. Los potenciales inmigrantes tenían que contestar 29 preguntas, entre ellas una sobre la cantidad de dinero en efectivo con la que contaban.

Al contrario de lo que decía la leyenda popular, aquella primera adolescente irlandesa que pasó por Ellis tuvo una vida bastante dura y normal para una inmigrante de su época. Moore murió en 1924 a los 47 años y está enterrada en Nueva York junto a seis de sus 11 hijos, que murieron antes que ella.

De igual manera, Moore entró en la historia con sólo 15 años. Las autoridades en ese momento le dieron un recibimiento de honor al desembarcar en Nueva York, entregándole incluso una moneda de 10 dólares de oro, “la primera moneda estadounidense que había visto y la mayor cantidad de dinero que jamás había poseído”, según dijo entonces el New York Times.

Ellis Island cerró en 1954 debido a que ya no se podía absorber en un sólo lugar el flujo de inmigrantes. Actualmente, la isla es una de las atracciones turísticas más populares de Nueva York, aunque en realidad Ellis Island pertenece en gran parte al vecino estado de Nueva Jersey.

La Estatua de la Libertad y el Museo de la Inmigración: la bienvenida a la tierra de las oportunidades
La Estatua de la Libertad y el Museo de la Inmigración: la bienvenida a la tierra de las oportunidades

¿Cómo era ingresar a Estados Unidos por Ellis Island?

Los controles eran muy rigurosos, incluso a la mayoría de los enfermos se les denegaba la entrada. En total, casi el tres por ciento de los recién llegados fueron rechazados. Según las crónicas de la época, aquellas personas que eran rechazadas pasaban varias semanas en la isla; incluso, se cuenta que fallecieron alrededor de 3.500 personas en el hospital; en tanto que también hubo alrededor de 50 nacimientos.

A las ruinas del hospital, en la parte sur de Ellis Island, sólo se puede acceder en visitas guiadas especiales. Sin embargo, la entrada al museo es gratis. Tras una amplia renovación para reparar los daños causados por el huracán "Sandy" en 2012, el museo brilla con un nuevo esplendor.

Tantas personas inmigraron a Estados Unidos a través de Ellis Island, que casi cada estadounidense tiene a un antepasado en su familia o círculo de amigos.

A los pasajeros de primera y segunda clase se les hacía una inspección exprés en el propio barco y casi siempre desembarcaban de inmediato. Pero a los de tercera les esperaba un breve viaje que desandaba parte del camino.

Con lo primero se encontraban los migrantes en Ellis era con los médicos. En pocos segundos, los doctores debían decidir si el recién llegado podía padecer alguna de las más de 60 enfermedades que le impedirían entrar al país. Una tos a destiempo podía levantar sospechas de tuberculosis y llevar a esa persona a un encierro sanitario de semanas o, incluso, el regreso al país de origen.

La enfermedad más peligrosa en esa época era el cólera. No obstante los migrantes temían especialmente la tracoma, una forma de conjuntivitis que podía causar ceguera y que los médicos intentaban detectar por el dolorosísimo procedimiento de dar la vuelta a los párpados del paciente. Los doctores buscaban, además, señales de discapacidad.

En esa lista de rechazados no se caía únicamente por razones médicas. Desde 1875 se comenzó a impedir el acceso al país a prostitutas; lo que en la práctica suponía que se rechazara a cualquier mujer joven que no fuera acompañada de un hombre o no tuviera uno esperando para recogerla.

En 1903 se prohibió la entrada de anarquistas; un argumento que se usó años después para restringir precisamente la llegada de españoles. El islote de Ellis, que en los primeros años de Estados Unidos había servido de taberna de pescadores y como lugar de ejecución de piratas, fue creciendo según las necesidades cambiantes de la política migratoria estadounidense.

Luego de sufrir un incendio devastador, el islote multiplicó por nueve su extensión para darle lugar a nuevos edificios, ampliando físicamente la isla con escombros de la excavación del metro de Nueva York, y con piedras abandonadas por los barcos que llegaban al puerto de la ciudad.

Desde Ellis se gestionaron las últimas grandes olas de inmigración “europea” antes de que la mayoría de los migrantes pasaran a ser latinoamericanos o asiáticos, en la década del 60. Sólo entre 1900 y 1914 pasaron por allí casi 10 millones de personas, principalmente italianos y alemanes que llegaban huyendo de la pobreza, la violencia y la persecución.

También en Ellis se aplicaron las primeras legislaciones racistas, que prohibían la entrada a chinos, a finales del siglo XIX, y las que intentaron mantener el carácter “blanco y anglosajón” del país en los años 20; vetando a españoles e italianos.

No hay dudas de que el Museo de la Inmigración debe ser una visita obligada para los turistas que recorran Nueva Jersey o Nueva York. Incluso, las agencias de turismo ofrecen paquetes especiales con visitas guiadas al museo y a la Estatua de la Libertad; un paseo que dura aproximadamente cinco horas y que nadie quiere perderse.

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