La casa del dragón: una trama que no avanza, charlas políticas e intentos de asesinato

La casa del dragón: una trama que no avanza, charlas políticas e intentos de asesinato

Anoche se estrenó el segundo episodio de la precuela de Game of thrones.

Sir Criston Cole, envia a Sir Arryk Cargyll a una misión para asesinar a Rhaenyra. Sir Criston Cole, envia a Sir Arryk Cargyll a una misión para asesinar a Rhaenyra. Prensa Max

En "La casa del dragón" el tiempo no pasa. Los dos primeros capítulos tienen, de principio a fin, una trama intensa y cargada de política que, sin embargo, deja a algunos fanáticos ansiosos por más acción. A pesar de las expectativas generadas por los acontecimientos previos, el episodio, titulado "El choque de los gemelos", sigue acumulando tensiones sin llegar aún al clímax de la guerra esperada, lo que puede resultar frustrante dado que la temporada solo consta de ocho episodios, y ya vamos viendo dos. 

El episodio de anoche gira en lo mismo que el que abrió la temporada, se centra en un intento fallido de asesinato, el de Rhaenyra. Recordemos que en el primer episodio el blanco era Aemond, el segundo hijo de Alicent, y la víctima termina siendo Jaehaerys. El episodio abre con un complot mal concebido dirigido por Sir Criston Cole, quien intenta enviar a Sir Arryk Cargyll a una misión suicida para asesinar a Rhaenyra, suplantando a su hermano gemelo, Sir Erryk. Este plan, a todas luces irrealizable, culmina en un enfrentamiento confuso que resulta en la muerte de Erryk y el suicidio de Arryk, o al reves. La realidad es que en la escena no se puede diferenciar a uno del otro y no sabemos quien muere primero y quien es el que se suicida. 

Por otro lado, la relación entre Rhaenyra y Daemon se fractura aún más cuando ella lo acusa de estar implicado en la muerte del hijo de Aegon, Jaehaerys. Esta confrontación, aunque dramáticamente potente, sigue en la línea de la política y el diálogo intenso que ha caracterizado los primeros episodios de esta temporada. Daemon, en respuesta, abandona a Rhaenyra y se dirige a Harrenhal, señalando una nueva división en la familia. 

Aegon, por su parte, está sumido en el dolor y la rabia tras la muerte de su hijo. Su reacción es tan violenta como impulsiva: ejecuta a los cazadores de ratas y destituye a Otto Hightower, nombrando a Sir Criston Cole como la nueva Mano del Rey. Estas decisiones, aunque dramáticas, carecen de la acción directa que muchos espectadores podrían estar esperando. Aegon actúa con una imprudencia que solo aumenta el caos en Desembarco del Rey, pero las consecuencias de sus acciones aún no se han manifestado en batallas o confrontaciones físicas.

Alicent Hightower se muestra en un estado de depresión constante, refugiándose en baños prolongados que simbolizan su intento de purgarse de culpa y vergüenza. Estas escenas, aunque emocionalmente cargadas, contribuyen a la sensación de estancamiento en la narrativa, donde la acción se siente secundada por la introspección y el drama personal.

A pesar de la promesa de una narrativa más intensa y concentrada, la serie sigue sin entregar las secuencias de acción y las batallas que se esperan en una guerra civil de tal magnitud. La inclusión de la Casa Stark y la esperada "Danza de dragones" prometen emocionantes escenas de batalla, pero hasta ahora, estas promesas no se han cumplido. 

La serie profundiza en las complejidades emocionales y políticas de sus personajes, y eso la hace única en el universo de Game of thrones, destacándose su capacidad de combinar drama humano con grandiosas secuencias de tensión que la hace acreedora de su propia identidad narrativa; pero los fanáticos esperan algo más cercano a su predecesora en términos de acción. 

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