Golpe a la ilusión: Gimnasia de Jujuy expuso todas las falencias de San Martín de Tucumán
La dureza de la derrota en Jujuy es innegable. No sólo porque Gimnasia cortó el invicto de 11 partidos y quebró el récord de imbatibilidad de Darío Sand -alcanzó 1.114 minutos sin recibir goles en un mismo torneo y quedó a un minuto de la marca de Alejandro Otamendi-, sino porque San Martín de Tucumán mostró una imagen preocupante en el inicio de la etapa definitorio. Sí; el “santo” no encontró las respuestas para contrarrestar el juego directo que propuso Matías Módolo y, otra vez, dejo pasar una chance de subirse a la cima del torneo.
El triángulo compuesto por Iván Molinas, Gustavo Abregú y Ulises Vera nunca terminó de cuajar. No sólo se vio perjudicado por la propuesta vertical del “lobo”, sino que no encontró la química necesaria para generar peligro. El paulistano no destacó ni en la contención ni en la distribución de juego. El juvenil mostró actitud para atacar, pero no fue suficiente porque la presión de los rivales lo ahogó y forzó demasiadas imprecisiones en sus entregas. Mientras que el misionero hizo poco y nada; un remate de larga distancia fue su producción total.
El cúmulo de errores se potenció con la poca firmeza defensiva de los laterales. Gonzalo Bettini sufrió con la velocidad y la corpulencia de Francisco Molina; mientras que Diego Mastrángelo no pudo controlar a Agustín Palavecino. Tal es así que la banda izquierda fue el carril predilecto de los jujeños para atacar.
Tampoco puede pasarse por alto la floja actuación de Gonzalo Rodríguez y Lautaro Fedele. “Turbo” no tuvo la precisión necesaria en los últimos metros; el ex Defensa y Justicia, en tanto, fue de más a menos. Si bien estuvo activo en los primeros minutos, poco a poco fue perdiendo peso. Así, una vez más, Junior Arias no remató ni generó peligro sobre el arco de Alan Sosa.
La pesadilla empezó a gestarse con la mano de Juan Orellana. El defensor cometió el primer penal en contra de San Martín en toda la temporada. Sin embargo, Sand se puso el traje héroe de manera momentánea: tapó el disparo de Palavecino en lo que parecía ser el aliciente necesario para que el equipo pudiera levantarse.
Pero nada. El “santo” retrasó más las líneas y perdió protagonismo; aspectos que Gimnasia supo aprovechar. Sin embargo, el primer gol llegó por fallas propias: el mal despeje de Abregú y la espalda de Molinas pusieron fin a la extensa racha de Sand.
El golpe no levantó a San Martín. Ni siquiera en el inicio del segundo tiempo. Es más, el “santo” mostró una faceta apática en la que escasearon las ideas. Ninguno de los jugadores encontró la forma de inquietar a Gimnasia, que mantuvo la estructura defensiva y no mucho más.
Los cambios tampoco surtieron efecto. Juan Cuevas hizo poco y nada, Nicolás Moreno no desequilibró, Gonzalo Klusener no tuvo ninguna opción, Mauro Verón no gravito y Tiago Peñalba debió dejar el campo, a poco de ingresar, por lesión.
El gol de Mauro Albertengo cerró la persiana del partido. Sí; a San Martín se le hizo imposible preocupar al “lobo”, que fue el amplio dominador y protagonista.
El traspié abre ciertas incógnitas: ¿Por qué a San Martín le cuesta generar peligro? ¿Qué debe cambiar de cara a lo que resta de la temporada? ¿Podrá reponerse rápidamente del golpe? Preguntas que Flores y sus pupilos deberán responder de manera rápida para no perder más oportunidades.