En voz alta, la dirigencia provincial sostiene que falta mucho para las próximas elecciones. Los miembros de los distintos espacios tomaron nota del hartazgo social en relación a la política tradicional y esto los encorseta a la hora de expresarse públicamente sobre sus planes a futuro. Por lo bajo, sin embargo, ya comienzan a diagramar y a conversar con la mirada puesta en las legislativas nacionales del año que viene.
Los comicios intermedios serán clave para el paisaje comarcano no sólo por las cuatro bancas de diputados que se ponen en juego en esta ocasión, sino porque suelen servir de prueba y posicionamiento de nombres y espacios para los comicios provinciales que siguen, en 2027. Sí, parecen fechas lejanas pero no lo son tanto en términos dirigenciales. Esta especie de termómetro se revaloriza especialmente en un panorama de desconcierto, incierto y desordenado como el que quedó tras los últimos recambios de autoridades.
En el oficialismo y en la oposición, ya hay algunos nombres rodando por los pasillos del poder y hay quienes se entusiasman con integrar alguna lista para llegar al Congreso.
En el ámbito nacional, los primeros movimientos son mucho más pronunciados. Los espasmos en el PJ nacional; el enlace entre los gobernadores radicales, la vuelta de Elisa Carrió en la Coalición Cívica y la reorganización del PRO, por ejemplo, dan cuenta de ello. Los libertarios también están comenzando a bailar con la música de la “casta”: La Libertad Avanza (LLA) está naciendo como partido en distintos distritos, incluido Tucumán. El presidente Javier Milei, de hecho, arriesgó hace pocos días algunas alternativas para las boletas como el diputado José Luis Espert y el vocero Manuel Adorni. Se habla, incluso, de Karina Milei como probable postulante.
Las dudas
El gobernador Osvaldo Jaldo, que conduce el oficialismo, no da demasiadas pistas sobre lo que viene. Ha hecho del hermetismo su método para evitar filtraciones. Pero con sus acciones y dichos viene dejando indicios de que no cumplirá con lo esperable de un mandatario peronista tradicional. De hecho, sin dejar su identidad, se despega cada día más de la rama más ortodoxa para dar paso a una que parece tener nuevas formas.
La coyuntura nacional políticamente adversa y la necesidad de actualizarse lo empujaron a plantear maneras distintas de pararse en el poder y en el partido. “Nadie le puede discutir el peronismo a Jaldo”, repiten en sus cercanías y añaden que pretende modernizarlo y modernizarse al ritmo de los nuevos tiempos nacionales.
Celebrando por estas horas su foto con Milei y la posible firma del “Pacto de Mayo” el 9 de Julio, cree que sigue en el camino adecuado para beneficiar a la provincia. Anota el pago de salarios a tiempo, la reactivación de las obras y la refinanciación de la deuda, entre otros ítems, como sus logros que ratifican el rumbo que definió. Considera que se arriesgó y que le salió bien.
Si bien Jaldo ya había mostrado que tenía su propia manera de hacer las cosas, como cuando se lanzó con todo a una interna temprana con Juan Manzur para anotarse en la sucesión, es al menos hasta aquí el disruptivo menos pensado. Ha dejado boquiabiertos -y hasta disgustados- a algunos de los propios y ha neutralizado a los ajenos. Lo que queda de la oposición provincial hace malabares para encontrar nuevos discursos y para sobresalir en un contexto en el que Jaldo se ha despegado de lo que criticaron siempre y ha acaparado su agenda y a parte de sus miembros.
En el peronismo tucumano hay dudas respecto de hasta qué punto incidirán las nuevas ideas que tiene su líder en la selección de candidatos y la planificación electoral. Si bien a esta altura es un ejercicio especulativo, la dirigencia tiene alguna certeza y una teoría.
En el entorno más cercano saben que el vicepresidente del partido no se moverá del peronismo ni un milímetro y que está dispuesto a ir a internas si es que hay otras alternativas. “Pocos se animarían a enfrentarlo, le tienen miedo, porque ahora es el gobernador”, afirma un referente justicialista. La alternativa, más específicamente, sería la vertiente del justicialismo ex manzurista o no jaldista.
En esa parte insisten en que en el PJ nacional no están contentos con Jaldo y que no le permitirían usar el sello partidario. Irritó su cercanía con la Rosada, el quiebre del bloque en Diputados y la presión y que operara sobre senadores y gobernadores para la aprobación del proyecto de la Ley Bases.
En cuanto a la teoría, algunos que no creen en las casualidades advierten que hay que mirar las próximas elecciones nacionales para saber quiénes son los que mejor miden y, previo ensayo en las urnas, tienen chances para las provinciales siguientes. Se apoyan algunos casos como el de José Alperovich, que en 2001 fue candidato a senador (en 2003 fue electo gobernador por primera vez) y Manzur y Jaldo, que en 2013 encabezaron la lista para la Cámara Baja (en 2015 fueron la fórmula para la gobernación por primera vez).
Nombres
Aunque consideran que aún es temprano, aseguran que hay un solo nombre que se avizora en el jaldismo: el del ministro del Interior, Darío Monteros. El bandeño es el hombre de máxima confianza del gobernador y ya es objeto de chanzas de sus compañeros de militancia por su posible postulación a la Cámara Baja. Se sabe que la confianza, las mediciones y la territorialidad son clave a la hora de las nominaciones.
¿Jaldo lo probaría para más adelante? Es prematuro, pero en la gestión dan por sentado que, si todo marcha como hasta ahora, el gobernador podría buscar repetir en 2027 y querría tener un vice más afín. Tiene buen vínculo con Miguel Acevedo, pero no es alguien que él eligió, sino que fue el reemplazo designado por Manzur cuando tuvo que alejarse de la postulación. Originalmente, recuerdan en la Casa de Gobierno, el ahora presidente de la Legislatura podría haber sido el principal candidato a diputado en 2023.
“Si a Jaldo le va bien, puede elegir a quien quiera. Si las cosas van mal, podría tener que optar por alguien que traccione mucho en votos”, reflexionó un peronista de trayectoria ¿Qué significaría ese irle bien? principalmente, que repunte la economía y la estabilidad del Gobierno nacional que decidió apoyar.
Volviendo a Acevedo, es una de las figuras que esperanza a los no jaldistas. Consideran que es alguien a quien seguir de cerca para el justicialismo que viene. Aseguran que mantendrá el perfil bajo y que no reñirá con su compañero de gestión, pero que está acercando a los peronistas desencantados a la Cámara y haciendo movimientos cautos.
Otra de las referentes es la intendenta de la Capital, Rossana Chahla. En el PJ no son pocos los que consideran que es a quien está mirando principalmente Jaldo. Aunque saben que la ex diputada también estaría eventualmente en condiciones de aspirar a un mandato más en San Miguel, el ritmo de trabajo que imprime a la gestión y su estilo para gobernar no pasan inadvertidos.
El tercer dirigente del que se habla en la Casa de Gobierno es el diputado Pablo Yedlin, que se ha plantado como uno de los opositores más sólidos a las políticas del mileísmo.
¿Y Manzur? Al menos hasta aquí, según sus cercanos, no tendría intenciones de volver al ruedo local ni de confrontar directamente con Jaldo. Aunque todo depende de lo que suceda con la reestructuración y las internas en el PJ nacional, en donde tiene puestas sus siempre ambiciosas fichas por el momento.
En el justicialismo dicen que el poder se alimenta de triunfos y que por eso en los próximos meses el PJ comenzará a moverse y a trabajar para el 2025.