Cartas de lectores I: Belgrano y los Montes Píos

Cartas de lectores I: Belgrano y los Montes Píos

23 Junio 2024

Pasó por Tucumán entre 1812 y 1820. Primero como victorioso jefe del Ejército del Norte. “Luego, tras su relevo por José de San Martín y la misión a Europa, volvió a asumir esa jefatura en agosto de 1816, con asiento en Tucumán. Permaneció entonces entre nosotros la etapa más larga, hasta enero de 1819, cuando se le ordenó mover la fuerza hacia Santa Fe, para apoyar al gobierno central contra los caudillos” (Carlos Páez de la Torre). “Tras dimitir el mando, regresaría en octubre de 1819. Estuvo hasta febrero de 1820. Ese mes partió, ya muy enfermo, a Buenos Aires, donde terminaría su vida el 20 de junio de 1820” (ídem anterior). Su tarea no fue agradecida. “El Gobierno le debía años de sueldo y no se los pagaba”. Era la época en que la previsión social se inicia en el periodo colonial mediante mercedes y donativos que tenían por finalidad amparar a determinados funcionarios o recompensarlos por su lucha a favor de la causa nacional. Tales fondos , depósitos o cajas de dinero tomaron el nombre el “Monte Pío” y se forman comúnmente con autorización del gobierno y previa la aprobación de sus estatutos, con los descuentos que se hacía a los individuos de algún cuerpo o clase por contribución de los mismos para pensionar a sus viudas o huérfanos o facilitarles auxilio en sus necesidades, es decir los Montes Píos fueron creados con el objeto de evitar la mísera situación  a que quedaban reducidas ordinariamente las familias de los servidores del estado cuando estos fallecen y en su principio fueron instituciones legales y obligatorias bajo el amparo y protección del gobierno. El más antiguo de todos los Montes Píos es el militar, establecido el 20 de abril de 1761, Además de los descuentos que pesaban sobre las clases que tenían opción a las pensiones y también sobre todos los militares, aunque en ningún caso pudiesen disfrutar de su beneficio, se aplicaron a este Monte Pio las herencias de los militares que morían sin dejar parientes. “Es sabido que la noche del 11 de noviembre de 1819, el alzado Abraham González intentó arrestarlo, atropello que impidió el médico José Redhead”. “Yo quería a Tucumán como a la tierra de mi nacimiento, pero han sido aquí tan ingratos conmigo, que he determinado irme a morir a Buenos Aires, pues mi enfermedad se agrava cada día más”. Como se observa la jubilación de los empleados del estado tiene su legítimo fundamento en una razón de solidaridad y de alta igualdad social. Los ciudadanos que han dedicado su vida entera al servicio del estado deben tener la seguridad que otorga la jubilación, siendo ello una recompensa legítima.

Pedro Pablo Verasaluse  

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