A mi cuenta personal de WhatsApp llega una flyer “reenviado muchas veces” cuya invitación habla de un nuevo encuentro de coleccionistas tucumanos. Años atrás, el punto de encuentro era el Ingenio Cultural, cercano a la ex terminal vieja de ómnibus, el eje central de venta de ropa callejera, con precios módicos y zapatillas casi igualitas a las originales aunque el paso del tiempo, lógico, te recordará que pagaste de menos por alguna razón.
Se me vino a la cabeza lo de originalidad y me desvié por la tangente hasta recordar el nombre de una persona cuya magia lo describe como un personaje bastante peculiar, único. Omar Escudero no solo es coleccionista de muñecos antiguos, sino también los recupera. Es quien los rescata del “más allá”.
Sería algo así como el doctor Frankenstein pero con cero maldad y mucha paciencia para revivir lo, literal, imposible. Además, aseguran los que lo conocen de cerca, que Omar es una excelente persona. Lo de excelente se extiende, dicho sea de paso, a sus manos y ojo clínico para restaurar los pedidos de sus clientes.
No vive al 100% de la restauración, es más bien un hobby remunerado. Habiendo cursado 44 otoños, Escudero le cuenta a LA GACETA acerca de su mayor logro profesional en la renovación de piezas obsoletas destinadas al basurero. “Completar mi He Man de la infancia, de 33 años”, brindemos entonces, ya que estamos. Ojo, a no inflar demasiado el estómago porque hay más. Le echaremos soda.
“Tardé 28 años en poder hacerlo. Había perdido todos sus accesorios, de chico”, revela este romántico de la serie He Man, Rambo, Gi Joe, y la lista continúa como por un túnel sin fin.
En las convenciones que suelen hacerse en Tucumán podés comprar piezas faltantes (obvio que vía web también). En algún encuentro de antaño, donde me fui completamente feliz porque me hice de un Estanciero, joya nunca taxi, original por monedas, conocí fabricantes de piezas especializadas, por ejemplo, en cabezas de He Man y del príncipe Adam; de Skeletor y secuaces también. Yo me llevé la del Príncipe, la pegué a un costado de mi mesa de trabajo en el diario. Ahí quedó hasta que cambiaron el mobiliario de LG Play.
El caso de Omar es al revés. Este gestor administrativo independiente no compra nada, todo lo hace él, si es necesario, desde CERO. Donde sí gasta cuando puede es sumando ejemplares a su colección personal.
En el garage de su casa están sus tesoros, separados en 10 cajas. “Tengo unos 250 muñecos”, dice. “De He Man es lo que más tengo, algunos tienen 35 años ya. Después, tengo de todo un poco y hago customs, restauraciones, arreglos y pintura también, ya que estamos”, comenta sin dar precio por una reparación. “Depende lo que haya que hacer, desde cambiar un conector hasta crear un brazo de la nada”, explica.
En nuestra provincia existen pocos doctores como Omar, sin embargo eso no se refleja en el precio de sus arreglos. Reparar, restaurar un muñeco puede sonar a capricho para una parte de la sociedad, mientras que para la otra lo es todo. Así. Por las dudas aclaro, cambiar un conector de un muñeco de He Man es más económico que una gaseosa de medio litro comprada en unkiosko, $1.500. El golpe de cintura, un resorte que lleva en su interior el muñeco y que lo permite rotar simulando un golpe, $2.000. Gangas nada sencillas de realizar. “Implica abrir el muñeco sin que se rompa. No es nada sencillo”, anticipa Escudero.
“Lo que más arreglo son figuras de acción, pero trato de arreglar todo lo que pueda”, dice quien no cree en lo imposible. En su quirófano, recuperar la vida del juguete siempre será su plan A. No existe el plan B.
La consulta a Escudero viene por el lado de los esperado, ¿Podés vivir de la restauración? Lamentablemente, la respuesta no le gana a la lógica. “Es un hobby, me gusta mucho hacerlo y sería genial vivir de esto, pero es difícil a pesar de que conozco mucha gente y tengo varios clientes fijos”.
Revivir y crear, encabezan los sueños de don Omar. “Lo que más disfruto hacer es customizar, crear personajes que nunca existieron. He vendido algunos así y también los hago por encargo”, entre $15.000 y $30.000 puede costar un muñeco customizado a pedido del cliente. .
Los sueños, sueños son pero…
Donde la cosa puede hacerse cuesta arriba para Escudero es cuando él debe recurrir a negociar con la historia ungido en su ambo de coleccionista. “Hay muchos muñecos que me gustaría tener, pero son caros para mí. Cuestan entre 200 y 300 dólares”, baja la guardia quien oculta en una de sus bóvedas la reedición de un Faker de He Man, la joya de su corona. “Es muy difícil de conseguir y muy costoso, hoy ronda los 1.000 dólares, je”, se ríe Escudero en un acto reflejo de orgullo, no de altanería. Son varios los coleccionistas que intentaron comprárselo. Lo que hace tentadora a esta reedición es justamente su dificultad de hallar uno en igualdad de condiciones. Muñecos de He Man hay a roletes, de todos los precios. Hasta con en su packaging original y a precios relativos. Lo que encarece su cotización es su estado, antigüedad y saga. Podés encontrar desde $7.000 al infinito.
Un GI Joe de los años 90, por ejemplo, puede costar arriba de las 400 lucas, si es que está conservado en paquete original. Y así, para abajo; y así, para arriba.
Pero volviendo a lo que mejor sabe hacer Omar, uno de sus sueños a cumplir lo ubican en otro sector de su laboratorio. “Me encantaría tener mi propia línea de figuras de acción”, ojalá algún día la tengas, amigo.