Messi y Mascherano, la esquina más emblemática de un pequeño pueblo

Messi y Mascherano, la esquina más emblemática de un pequeño pueblo

Las calles de un barrio de El Chañar tienen nombres de futbolistas de la Selección; los vecinos muestran su orgullo.

ORGULLO. Guillermo Santillán posa junto a su hija, en la esquina de Messi y Mascherano, la más emblemática del barrio El Portal de la boca del tigre, de El Chañar. ORGULLO. Guillermo Santillán posa junto a su hija, en la esquina de Messi y Mascherano, la más emblemática del barrio El Portal de la boca del tigre, de El Chañar. LA GACETA / ANALÍA JARAMILLO

Calles con nombres de futbolistas hay muchísimas; en Argentina y en el mundo. Pero que un barrio completo tenga todas sus calles bautizadas completamente con nombre de jugadores sólo pasa en Tucumán.

“El envío sería para Mascherano y Di María, por favor”. La frase roba más de una sonrisa a empleados de comercios; y lejos de ser un chascarrillo en época de Copa América, es algo que les sucede a menudo a los vecinos del barrio El Portal de la boca del Tigre, en El Chañar.

Ese conglomerado de casas ubicado al costado de la ruta 304, que une a Alderetes con Burruyacú, tiene apenas 10 cuadras.

La Javier Mascherano y la Sergio Agüero “abrazan” a los vecinos. En tanto que si se camina un poco, se pasa por Pablo Zabaleta, Ángel Di María, Martín Demichelis, Gonzalo Higuaín, Maximiliano Rodríguez, Lionel Messi, Sergio Romero y Marcos Rojo.

El barrio se inauguró tiempo antes de que Argentina fuera subcampeón en el Mundial 2014. Y en aquel momento algunas vecinas protestaron que Ezequiel Lavezzi (delantero de moda por aquellos años) no tuviera un homenaje. Sin embargo, la comuna decidió bautizar con ese nombre a una pequeña plazoleta ubicada justo donde confluyen la Mascherano y la Agüero.

Cada vez que la Selección se prepara para jugar algún torneo, el barrio tucumano con los nombres de calles más pintorescas está en boca de todos.

El debut de la Scaloneta en la Copa América puso otra vez a todo el barrio a la expectativa, a 10 años de aquel subcampeonato en Brasil.

ÓXIDO. Los carteles evidencian el paso del tiempo y el casi nulo cuidado. ÓXIDO. Los carteles evidencian el paso del tiempo y el casi nulo cuidado. LA GACETA / ANALÍA JARAMILLO

“La zona es tranquila, pero el delegado está un poco desaparecido. Tenemos problemas con la luz y el agua. A veces, además, no se hace un buen mantenimiento en la plaza principal”, dice Agustina Nieva, vecina que vive en calle Messi, entre Agüero y Mascherano. “Por ahí adornan las calles o pintan los cordones. Ahora empezaron a mantener la plaza, quizás se están preparado para algo”, agrega Guillermo Santillán, de 47 años, que tiene un drugstore en la esquina de Messi y Mascherano, la más emblemática del pequeño barrio, muy buscada por los turistas ocasionales o por tucumanos curisosos.

Otra que se busca mucho es la Di María y Mascherano, en donde Cecilia Molina tiene un kiosco. “A los partidos los veremos en familia, esperando que ‘Fideo’ haga algún gol”, asegura antes de lanzar una afirmación algo “polémica”. “La calle principal es la Mascherano; sin desmerecer a los demás, vivo en la mejor esquina”.

EN MASCHERANO Y DI MARÍA. Cecilia Molina aparece en la ventana de su kiosco. La fanática de “Fideo” no anduvo con vueltas. “Vivo en la mejor esquina del barrio”, aseguró. EN MASCHERANO Y DI MARÍA. Cecilia Molina aparece en la ventana de su kiosco. La fanática de “Fideo” no anduvo con vueltas. “Vivo en la mejor esquina del barrio”, aseguró. LA GACETA / ANALÍA JARAMILLO

El Día de la Bandera en la zona de El Chañar amaneció con una espesa neblina que no se fue en ningún momento. Sin embargo el entusiasmo por el debut del seleccionado se hizo notar. Unos niños pateaban la pelota sobre una de las calles de tierra y, pese a que el barrio está ubicado a la vera de la ruta, los ruidos de los camiones y los autos quedan en un segundo plano.

La tranquilidad absoluta. “Hay una escuelita que se llama El Portal de la Boca del Tigre y cada vez que juega la Selección los adolescentes se reúnen a ver los partidos. Para todos, vivir en una calle con nombres de los jugadores es casi una motivación”, sentencia Cecilia antes de ahondar en una anécdota loca. “Los chicos del Registro Civil no me creían cuando les dije dónde vivía. Se rieron y al final no pusieron el nombre de la calle; sólo manzana y número de casa”, relata entre risas.

Mientras se acerca el mediodía, María del Carmen Domínguez, vecina de la calle Messi, riega y barre la vereda, acompañada de su hija. “Es hermoso vivir aquí. Es la calle del campeón”, infla el pecho y cierra la canilla. “Me gusta mantener todo limpio. Cuido la plaza también; voy con la escoba, barro... Mi hija pasa mucho tiempo ahí y está bueno que esté todo limpio”, explica dejando en claro que nadie le cree cuando cuenta dónde vive. “Una vez fui a un local de venta de electrodomésticos y los empleados se mataban de la risa. Antes tenía una sanguchería y cuando decía la dirección la gente pensaba que era broma”, recuerda.

Cuando el equipo de Alejandro Sabella comenzaba a ganar adeptos, el delegado comunal decidió bautizar las arterias del barrio con el nombre de los intérpretes. “Fue una sorpresa. Cuando nos enteramos estábamos ansiosos por saber qué nombre nos tocaría”, asegura Guillermo. “Igualmente no están todos los que fueron a aquel Mundial, sólo los habituales titulares”, revela.

“A mi papá le gusta mucho al fútbol y siente que es un honor vivir aquí. Él y mis hermanos se juntan con sus amigos en casa a ver todos los partidos de la Selección”, advierte Nieva.

Santillán infla el pecho al contar que su barrio trascendió las fronteras de Tucumán y Argentina. “Una vez me entrevistaron de un medio español; les parecía una rareza. Querían la foto con el cartel de Messi. Es un orgullo vivir en la calle con su nombre”, firma y deja en claro que el título en Qatar no sació su hambre ganador. “Tenemos la esperanza de salir campeones, ojalá Messi siga jugando hasta los 50”.

Con algunos carteles oxidados y otros reemplazados la esencia del homenaje sigue vigente en El Chañar, un sitio en el que sus habitantes se sienten parte de la Selección. Y no es para menos. 

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