El 9 de Julio de este año tendrá un condimento especial. Ese día, Tucumán no sólo será nuevamente la capital del país por el aniversario 208 de la declaración de la independencia, sino que será el escenario de la firma del Pacto de Mayo por parte del presidente Javier Milei, que hoy desde Rosario convocó a los gobernadores.
Si bien a simple vista el acuerdo puede parecer inédito, según historiadores consultados por LA GACETA hay tres episodios que tienen similitudes y diferencias: el acuerdo independentista de 1816, la declaración de la independencia económica encabezada por Juan Domingo Perón en 1947 y el pacto con gobernadores impulsado por Fernando De la Rúa.
1816: Las firmas fundacionales
“El 9 de Julio de 1816 es el acontecimiento más importante que tenemos en más de 200 años de historia. No hay otro de esa relevancia política y jurídica en la que una serie de pueblos declaran la independencia”, dice el historiador Facundo Nanni, que junto a su colega Valentina Mitrovich publicó en 2017 el libro “Los tiempos del Congreso en 1816”. En la obra profundizan en aspectos poco conocidos del proceso independentista, como las tensiones que atravesaron a los congresales que se reunieron en la Casa Histórica.
Sobre esa dimensión, la historiadora Cecilia Guerra plantea que en el acta de declaración de la independencia no estuvieron representadas todas las provincias que hoy conforman la nación argentina. “Sobre todo las del litoral no estaban de acuerdo con el centralismo porteño. Pretendían otro modelo de país. Estaban más alineadas con la mirada de José Gervasio de Artigas, caudillo que guiaba los destinos de la Banda Oriental que hoy es la República del Paraguay. Por eso, el acta del 9 de Julio dice ‘Provincias Unidas en Sud América’ con la idea de sumar estos territorios que conformaban el espacio mayor que había sido el Virreinato del Río de la Plata”.
Teniendo en cuenta estas disputas, Nanni considera un acierto el actual intento de Pacto de Mayo. “Implica buscar algunas líneas de acuerdo a pesar de la enormes diferencias y distancias que hay entre los partidos, por supuesto en un acontecimientos simbólico de mucha menor importancia. Sería particularmente interesante si esos acuerdos no son sólo económicos relacionados a la extracción de recursos, sino también educativos, como la defensa de la universidad pública nacional”, afirma.
1947: Una nueva independencia al estilo justicialista
El 9 de Julio de 1947, el fundador del peronismo visitó la Casa Histórica durante el segundo año de su primer mandato y firmó en el Salón de la Jura lo que tituló como “Declaración de la Independencia Económica”. “Perón vino en el marco de lo que había sido anunciado unos meses antes: el primer Plan Quinquenal de su gobierno donde hablaba de la importancia de la nacionalización de los recursos naturales de la Argentina y de la industrialización del país”, explica Guerra.
“Cuando Perón vino a Tucumán intentaba consolidar su hegemonía en un momento de crecimiento económico. Claramente estaba definiendo quiénes eran sus rivales o enemigos internos y externos, desde una posición nacionalista y antiimperialista”, dice el historiador y docente de la Universidad Torcuato Di Tella, Carlos Segura.
El acta propósito sólo fue firmada por el presidente, es decir que no fue un acuerdo nacional con los gobernadores. “Sin embargo, vinieron algunos de los mandatarios y estuvieron presidentes de países vecinos reflejando la idea de unión latinoamericana y de la independencia de América Latina frente al poderío económico extranjero”, plantea la ex directora de la Casa Histórica.
2001: Un intento de acuerdo como antídoto ante la debilidad
Muy distinto fue el contexto en el que el presidente radical De la Rúa arribó a Tucumán el 9 de Julio de 2001. A cinco meses del estallido que finalmente se produjo en diciembre de ese año, el titular del Ejecutivo convocó a un acuerdo fiscal para bajar el déficit con los gobernadores a firmarse ese día en nuestra provincia, pero el llamado a la unidad entre la Alianza y el PJ no prosperó.
“La crisis comenzaba y el FMI no liberaba los fondos comprometidos y pidió que lleváramos a cabo un acuerdo o pacto con los gobernadores. Fuimos a Tucumán y ningún gobernador concurrió, salvo (Julio) Miranda el anfitrión. Existió entonces una misa, un acto popular donde concurrió una multitud de tucumanos”, publicó en Twitter el 2 de marzo Juan Pablo Baylac, que era vocero del presidente.
Segura recuerda que en Tucumán hubo preocupación por garantizar la paz social ante la llegada del radical. “De la Rúa vino a la provincia tratando de encontrar un poco de estabilidad política y de respaldo institucional”, afirma. Desde el Salón de la Jura, el presidente dio un discurso en el que planteó que “bajar el gasto nos hace independientes”.
La historia y la política, entrelazadas
Guerra observa ciertas coincidencias generales entre los hechos de 1816, 1947, 2001 y lo que podría pasar en julio de este año. “La idea de marcar el federalismo de nuestro país y la necesidad de que todas las provincias trabajen mancomunadamente frente a un período de crisis económica, política y social. Lo que prevalece es la idea de búsqueda de consenso y unidad. En 1816 se abrió una disputa entre las provincias sobre qué país se iba a conformar, pero todos estaban de acuerdo en querer formar una nueva nación”, afirma.
Segura cree que poder pensar similitudes y diferencias entre el Pacto de Mayo y los otros acuerdos refleja la relación estrecha entre la historia y la política. “Los políticos utilizaron la historia, en Argentina y en el resto del mundo, como una forma de legitimarse, de construir narrativas, de darle sentido a sus actos y a sus programas de gobierno o incluso de interpretarse o auto percibirse a ellos mismos como sujetos importantes en propia historia que intentan narrar. Me parece absolutamente importante rescatar ese vínculo”, dice.
¿Se escribirá en Tucumán un nuevo capítulo histórico?