La historia de un tucumano que se fue como entrenador a un club de vóley boliviano y lo sacó campeón en cuatro meses

La historia de un tucumano que se fue como entrenador a un club de vóley boliviano y lo sacó campeón en cuatro meses

Marcelo Di Croce formó parte del staff de Swiss Medical Monteros, de Fundarte desde que nació y ahora eligió al CBA VolleyStar del país vecino.

La historia de un tucumano que se fue como entrenador a un club de vóley boliviano y lo sacó campeón en cuatro meses

Fue a conocer el lugar en donde trabajan sus amigas. De vacaciones prácticamente, pero lo que vio lo dejó encantado. Es que Marcelo Di Croce sabe detectar lo que es bueno y de calidad cuando se trata de vóley. “Me gustó la estructura y el club. Cuando me hicieron la propuesta fue muy buena y decidí venir”, cuenta desde Santa Cruz de la Sierra. 

En Bolivia, donde reside hace cuatro meses, ya es un DT campeón. Como entrenador de la Primera División de Honor femenina del Club CBA VolleyStar, Di Crocce y sus jugadoras derrotaron en la final pactada a tres juegos al Club Universidad Cruceña en el segundo partido. “El contacto vino por una jugadora de Fundarte”, comentó el también ex jugador. Di Croce estuvo en los inicios del club “fundartino” allá por 2004, junto a Martín Zamora, y un grupo de niñas en aquél momento entre las que estaba Soledad Mateu, también campeona en el torneo de la Asociación Departamental de Voleibol Santa Cruz. Las otras amigas tucumanas que lo llevaron al camino de la reciente gloria son Soledad Urueña y Roxana Legname

“Acá en Santa Cruz se juega un Apertura y un Anual. No es tan competitivo”, reconoce. Di Croce, además del aporte que dejó en el vóley tucumano, hasta hace pocos meses, también fue parte del cuerpo técnico de Social Monteros, comandado por Waldo Kantor. En temporadas sucesivas, con el patrocinio de la empresa Swiss Medical, el equipo fue subcampeón y campeón en la máxima categoría del vóley argentino de varones. Di Croce fue un nexo entre Buenos Aires, donde entrenaba el plantel con figuras como Hugo Conte y Jerónimo Bidegain, y la provincia. Además de encargarse de lo logístico, asistió técnicamente a Kantor. Di Croce no se ubica en los lugares donde sabe que no tendrá qué aportar, por eso es que quería estar en Club CBA VolleyStar. “El nivel del equipo es el que hay en Tucumán”, empezó la comparación para entender de qué se trata el estilo boliviano. “Por ejemplo, cuando el club fue a jugar el torneo que organiza Tucumán de Gimnasia, salió campeón en las dos categorías que jugó”, ejemplificó.

La historia de un tucumano que se fue como entrenador a un club de vóley boliviano y lo sacó campeón en cuatro meses

El vóley en Bolivia está situado en el top-5 de los deportes más practicados según algunos portales. Sobre todo en damas, rama en la que es más especialista Di Croce, experimentó un marcado crecimiento. El entrenador se mantiene en la filosofía de que tener una estatura elevada, es requisito prioritario para el alto rendimiento en el vóley, pese a que el concepto contrario está siendo introducido tímidamente por algunos directores técnicos. “No me convence ir a jugar al alto rendimiento con personas que no tengan buena altura”, fue taxativo el coach. En ese sentido, en Bolivia hay una particularidad con respecto al biotipo deportivo vinculado a las zonas geográficas.  “A la gente que vive en Santa Cruz se la llama ‘camba’. Al boliviano de La Paz, Oruro o Cochabamba, se le dice ‘colla’. Digamos que es como una mezcla de razas donde las chicas que entreno tienen un biotipo más alto”, analizó Di Croce que maneja en su plantel un promedio de altura de 1,80 metros.

“Al vóley argentino se lo tiene bien catalogado. Al masculino que es el que más resultados ha obtenido últimamente. A los jugadores y jugadoras se los toma muy en cuenta al momento de buscar refuerzos para jugar las ligas bolivianas que se nutren con argentinos”, resaltó el hombre de 52 años que tiene en su memoria la fecha exacta de su inicio en el vóley. “Fue el 6 de junio de 1986”, detalló. En ese momento ya habían pasado varios años de su llegada a Tucumán adonde llegó por el trabajo de su papá. “Tucumano medio trucho”, bromeó el nacido en Necochea. “Yo me siento de pura cepa”, se definió ya con mucha seriedad. “Vuelvo a la provincia una o dos veces por mes a ver a mi madre. En Santa Cruz, estoy casi todos los días en el club: desde el mediodía, hasta la noche. La ciudad es muy linda y moderna. Tiene una urbanización que crece muy rápido”, describió las bondades del lugar.

“Con respecto a la situación social, hay más equilibrio económico, no hay tanta inflación. Ahora, por ejemplo, hay un pequeño ajuste de precios y todos están alarmados, pero no se compara a lo que estamos acostumbrados en el país”, dio su sensación. En Bolivia, según el Banco Central, en mayo la inflación fue de 0.63% mientras que en el país hubo un 4,2% de suba. “La comida no es fea, pero lo que pasa es que en Argentina uno come muy, muy bien; es difícil compararla”, destacó y agregó. “Pero se puede comer. Se puede vivir”, comentó risueñamente. Aparentemente, además de los afectos, la gastronomía es un motivo para que Di Croce venga tan seguido a Tucumán. “Las empanadas tucumanas son las mejores”, reconoció el DT de Club CBA VolleyStar, campeonas del vóley cruceño. 

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