¿Cuál es el plan?, preguntó un gobernador norteño a otro de la región respecto de lo que le depara a la Argentina para lo que resta del año. La corrección de los desequilibrios macroeconómicos sigue en curso. La diferencia respecto de los meses transcurridos de este recesivo 2024 es que el Gobierno ya tiene la Ley Bases y el paquete fiscal, más allá de los retoques que la Cámara de Diputados de la Nación. Y se agotan las excusas para esgrimir palos en la rueda. Javier Milei sabe que tendrá que mostrar que su gestión puede enderezar el rumbo económico. El presidente de la Nación goza de popularidad y de acompañamiento social, más allá de que esto no se traduzca en un apoyo a la gestión de Gobierno. Su discurso disruptivo continúa siendo su principal elemento de atracción popular.
Los distintos indicadores de gestión siguen mostrando una valoración negativa en lo económico. Más del 50% afirma que su situación económica empeoró desde que Milei es presidente y un 54% afirma estar quemando ahorros para llegar a fin de mes. El 70,5% opina que el ajuste lo estamos pagando todos. Así y todo, sigue manteniendo dentro de su núcleo duro un apoyo importante al gobierno: un 64% afirma haber votado a Milei para castigar a la casta política y un 46,6% dice que el jefe de Estado quiere cambiar el país, pero la casta no lo deja, indica un reciente reporte elaborado por Zuban, Córdoba y Asociados.
La sanción de la ley bases es sin duda un hecho relevante para el gobierno, que le permite mostrar capacidad de articulación política y estirar un poco la generación de expectativas. Altas expectativas para una sociedad agobiada por el “mayor ajuste de la historia”. Es un arma de doble filo, la obtención de las famosas “herramientas” que el gobierno viene demandando, ya que podría quitarle uno de sus principales arietes narrativos, advierte la consultora. Así, la constante mención al gobierno anterior empezará a tener cada vez menos efectos y la gestión de Javier Milei será juzgada cada vez más por sus propios resultados.
El segundo semestre tiene un sabor especial para la política. En 2015, Mauricio Macri generó expectativas económicas y políticas en base a la recuperación durante los últimos seis meses de cada año. No dieron los frutos esperados, y aquel “síndrome del segundo semestre” sólo fue un eslogan de campaña. Milei, en tanto, tiene otras perspectivas. Sabe que ahora puede construir la base de su propio movimiento político y, si le va bien, aspira a contar con un mayor número de miembros en el Congreso nacional durante las elecciones de medio turno del año que viene. Y en esta dinámica, cobra fuerza aquel interrogante planteado por el gobernador del NOA: ¿cuál es el plan económico?
El ancla fiscal es innegociable, dijo el presidente de la Nación. Y esto implica que, más allá de las zanahorias que fueron distribuidas a varios gobernadores, la Casa Rosada no se moverá de la emblemática frase mileísta: “no hay plata”. El mercado advierte que en el camino hacia la eliminación de las restricciones cambiarias hay demasiadas piedras que sacar todavía. Una señal de que aún no está pavimentado fue la brusca reacción del dólar libre. El “blue” trepó por encima de los $ 1.300. La semana es demasiado corta, pero prolonga la especulación. Las carteras se dolarizan por las dudas, como en cada fin de semestre.
Lo que importa en la Argentina son los resultados, como supo decir el analista político Carlos Fara. “El presidente pasó de la amenaza de escrache frente a la sociedad, a comerse sapo tras sapo ya que al poder económico solo le interesan los resultados, no las buenas intenciones”, puntualiza. Al final, alguna ley era mejor que ninguna ley con todo el dominó de especulaciones que se podrían haber disparado al no garantizar siquiera un logro legislativo. Como ya dijimos en esta columna, Milei es loco, pero no come vidrio, subraya Fara.
Centralidad del poder
En Tucumán, el plan sigue siendo ambicioso. El gobernador Osvaldo Jaldo quiere sentarse sobre la caja, como hicieron sus antecesores, no sólo para las restricciones naturales de un período signado por el ajuste, sino también porque eso le garantiza la centralidad del poder en tiempos donde no abundan las lealtades ni las fidelidades políticas. El primer semestre ha sido plenamente de correcciones financieras. La actual gestión pasó de pedirle al agente financiero de la provincia giros al descubierto por el valor de una planilla salarial a autofinanciarse con lo fondos de coparticipación excepcionales que giró el Gobierno nacional y con lo producido del ajuste que se aplicó desde diciembre pasado. Este fin de semana, el mandatario estuvo pendiente de que las entidades financieras recarguen dinero en los cajeros automáticos. Según se le comunicó, llegaron en avión desde Buenos Aires varias partidas de billetes para atender la demanda que, aún así, había quedado insatisfecha. El fin de semana que viene será mayor, no sólo porque el Estado continuará pagando el aguinaldo, sino también porque es un finde XXL, donde el efectivo puede más que las tarjetas. Los comerciantes ya no pueden absorber tanto los sobrecostos de las comisiones. También hay una parte importante que el Estado recauda con los impuestos. Para los días inhábiles que se vienen la estrategia del principal banco pagador de salarios ha proyectado subir de 130 a 200 los cajeros automáticos que distribuirán los billetes de $ 10.000, los de más alta denominación. Esto sorteará aquellos cuellos de botella.
En la Casa de Gobierno tucumana se proyecta un segundo semestre que rompa el clásico esquema de pagar los salarios estatales al día solamente. El Gobierno nacional ya asumió el compromiso ante la provincia de habilitar varios trabajos públicos que le permitirán al Estado reactivar la economía y poder detener el freno del empleo privado vinculado con la construcción.
Los segundos semestres de los años pares tienden a ordenar la casa para las elecciones de los años impares. Jaldo sabe que los comicios de 2025 son más que un test para su administración de Gobierno. Se pone en juego también su liderazgo regional, algo impensado hace un año atrás cuando asumió como gobernador de Tucumán. Una prueba de esa nueva faceta política deberá pasar el 9 de julio. Puede que en el nuevo aniversario de la Declaración de la Independencia, el tranqueño exteriorice su vocación dialoguista, con Milei en territorio tucumano, rodeado de gobernadores no liberales. La firma del Pacto de Mayo sigue siendo una posibilidad, aunque todo seguirá dependiendo de los tiempos parlamentarios y de las reacciones del mercado al plan de Milei.