Quien haya estado convencido de que una noche para repartir premios debe ser forzosa y únicamente el reino de la liviandad y del glamour, se dio de bruces con la ceremonia del domingo de Aptra en la entrega de los Martín Fierro a la radio.
Por partes iguales, la gala tuvo emoción y reflexión, donde los portadores de vestidos y trajes elegantes no dejaron de lado las ideas y los principios. En ese contexto, las voces que suenan todos los días en emisoras nacionales (muchas con repetidoras en Tucumán) volvieron a alzarse con reclamos y pedidos puntuales. Así, la fiesta sirvió para reivindicar un periodismo de calidad, pensativo, que incomode al poder con sus preguntas y que defienda su función social, opuesto a la claudicación moral de ser, simplemente, un altavoz de las decisiones que se toman en las oficinas oficiales.
En esa línea se inscribe la consagración de Nelson Castro con el Martín Fierro de Oro (se sumó al premio a labor periodística masculina y programa vespertino por “Crónica de una tarde anunciada”, que se emite por Radio Rivadavia y sus filiales locales). “La radio es convivencia. Debemos construir una sociedad de respeto y los periodistas tenemos una responsabilidad, y la radio también: defender el pluralismo de todos los autoritarismos. Es muy importante que estén las voces que piensan diferente de la mía, tanto como las que pueden pensar igual, fundamental en democracia. En la medida en que lo podamos lograr podremos asegurar la vigencia de la radio y podremos educar ante tanta dirigencia que falla. Respetar el pensamiento diferente es fundamental; la grieta nos embrutece, la pluralidad nos enriquece y hoy la radio es su garantía”, afirmó ante un auditorio de pie, visiblemente conmovido. Ya antes, cuando recibió la otra estatuilla por AM, había abogado por mejores y dignas condiciones y fuentes de trabajo, avalando un planteo de Beto Casella.
El otro Oro de Aptra fue para Santiago del Moro por su trabajo en FM, y el conductor citó a Casella como quien lo impulsó en los medios. Su dedicatoria se volcó a los sentimientos y a la familia. “Cuando hay alguien que dice que la radio está muriendo, está mintiendo, cada vez es más fuerte”, sostuvo el conductor de “El club del Moro” (por La 100).
La mujer en radio
Enrolados con los discursos conceptuales, al recibir su Martín Fierro a la labor periodística femenina en Radio con Vos, María O’Donnell destacó la dificultad de que una mujer llegue a conducir un programa de primera mañana. “Todos los días llegamos con ganas de hacer lo mejor que podemos y de hablar de la libertad de hacer nuestro trabajo sin que nos digan pauteros, sin que nos insulten, de ir a protestar en paz y con los derechos constitucionales, sin que te metan preso acusándote de delitos muy graves. De la libertad de hacer con nuestros cuerpos lo que la ley nos permite, sin que nos llamen asesinas. De amar a quien te dé la gana, a casarte y a divorciarte la cantidad de veces que quieras”, planteó.
Por la misma emisora se impuso en labor masculina Ernesto Tenenbaum. “No es bueno que cuando hay disidentes se los trate de ensobrados. Hay gente que piensa por sí mismo y dice lo que piensa, es honesta y valiente. No es buena idea para el poder tratar de acallar la libertad, mucho menos en nombre de la libertad. Otra vez estamos teniendo que medirnos con insultos, escraches, barbaridades. No tengamos miedo, sigamos hablando y denunciando, no nos callemos, no especulemos, contemos lo que pasa como lo hicimos siempre”, pidió.
Con el atuendo más destacado, la tucumana Cristina Pérez también se llevó una estatuilla, a la conducción femenina en AM por Radio Rivadavia y recordó a su recientemente fallecido padre. “Se cumplen 30 años del atentado a la AMIA (...). Se habla mucho de castas, y la de los impunes pasa demasiado bajo por el radar. Pido por los familiares de las víctimas de la AMIA y por los que esperan que liberen a los secuestrados por los terroristas en Gaza, especialmente por los argentinos entre los que hay dos bebitos, Ariel y Kfir Bibas”, dijo.
El momento más incómodo se vivió entre dos premiados: Mariana Calabró y Rolando Barbano. En sus discursos, ella lo mencionó como “su amor”; a su turno, él no hizo referencia alguna.