Hablemos de tradición, de héroes patrios, de apellidos que flotarán eternamente en la grandeza de nuestra historia. Sin ellos, hoy quizás no seríamos un país independiente, democrático; libre. Entonces, en vísperas de una semana especial, nuestra primera parada emotiva le dirá “gracias” al general de Los Infernales, a quien, gracias a su fiereza, corazón y estrategia de guerra, las provincias de Jujuy y de Salta son lo que son, y el proyecto emancipador del general José de San Martín fue lo que fue.
Le diremos gracias totales a Martín Miguel de Güemes, el líder traicionado, al gobernador elegido por la asamblea del pueblo salteño, durante seis años. Güemes fue oro y barro. Oro para la gente, oro en las batallas donde construyó una figura indestructible. Imbatible. Un retrato suyo ostenta el aura de un tipo de mirada imponente, sin grietas. El de un líder.
Sentarse a charlar con Facundo Nanni es como rebobinar el filme hasta situarse al costado de la película y tomar posición de espectador de lujo.
Hoy hablaremos de una figura emblemática cuyo reconocimiento demoró demasiado. Hablaremos de Güemes.
“En el marco de los festejos bicentenarios, el decreto 1.584 fue un acierto. Le restituye al general Güemes una deuda histórica, un espacio en la memoria de todo un pueblo, no solo del salteño. Fue un defensor de la soberanía nacional”, afirma el historiador tucumano, cuyo magistral enfoque en el documental de Bernabé Araóz impulsa el necesario debate sobre el lugar en nuestra historia que ocupan relatos de caudillos como Aráoz y el propio Güemes.
“Lejos de las antiguas miradas centradas en Buenos Aires que cuestionaban sin conocer a los caudillos del interior del país, los últimos estudios han sido eficaces en mostrar que la organización nacional fue imposible sin antes organizar las provincias que le brindaron su base social, política y militar. El norte argentino fue en ese sentido un espacio clave para las guerras de independencia. Fue tierra dispuesta a grandes sacrificios como lo fueron las decisivas epopeyas de la Batalla de Tucumán (1812) y la Batalla de Salta (1813)”, cuenta Nanni.
Güemes, el infernal
¿Quién fue Martín Miguel de Güemes? “Nacido en 1785, el joven Martín Miguel supo criarse en las letras y armas de su padre, el español Gabriel de Güemes Montero, y con los valores y aportes de la rama materna de los Goyechea, de altivo origen jujeño”, apela a la prosa de la época Nanni.
¿Fueron importantes los Güemes en nuestra historia? “La fuerza, valentía y picardía para enfrentar al ejército español no se encontraba tan solo en la sangre de los hombres de la familia del futuro General de la independencia: su hermana, conocida como ‘Machaca’, sorprendió con su bravura a los generales españoles y se valió el elogio de los principales militares del Ejército Auxiliar del Perú. Valga para ella también el honor de estas palabras y el recuerdo por parte de nuestra institución”, se enorgullece en mencionar Nanni.
La guerra no trató banderas, asegura el historiador. “El problema no eran los españoles, el propio padre de Martín Miguel fue peninsular y apoyó las guerras de independencia. El problema era no respetar las autonomías, no aceptar que el pueblo había roto las cadenas monárquicas y había elegido recuperar el control de la tierra donde habían nacido.
Y no actuaron solos estos héroes y heroínas. Los gauchos de Güemes resistieron más de siete entradas en la accidentada geografía salto-jujeña. En una de ellas, y ante la traición de algunos sectores reacios al caudillo, el general moriría acribillado”, lamenta.
Según la información, Güemes fue un líder popular odiado por la alta alcurnia salteña. Justamente, esa rivalidad lo llevó a su muerte en el Valle de Lerma. Lo balearon un 7 de junio de 1821.
En el sitio de Cultura de Capital Humano, en “Güemes, líder revolucionario”, se lee: “Güemes, luego del frustrado intento del Cabildo de Salta por destituirlo el 24 de mayo de 1821, advierte que era peligroso permanecer en la ciudad y se instala en el campamento de Velarde. El 7 de junio vuelve a la ciudad y Macacha le informa que han sido visto movimientos de hombres armados en dirección a Salta. Güemes desestima la información y permanece en la ciudad donde en horas de la noche fue sorprendido por una partida realista. Herido de bala, huye junto a sus fieles gauchos hacia la quebrada de la Horqueta”. Güemes se rindió ante la agonía 10 días después. Murió como un perro en un catre, a la intemperie.
País, unión y fuerza
Sin Los Infernales de Güemes no podría haber habido independencia ni paso de San Martín por los Andes, asegura Nanni. “El territorio septentrional no estaba suficientemente cuidado. Aquí actuaron las milicias salteñas, pero también Manuel Belgrano y sus hazañas previas en Tucumán, a escasas cuadras de donde hoy estamos reunidos. El esfuerzo fue conjunto, como lo es también hoy. Actuó un pueblo entero, hombres, mujeres, ancianos y niños, personas de provincias que tenían realidades distintas, pero la misma intención de forjar una cultura propia, de adaptar las costumbres heredadas, de aunar las tradiciones gauchas, criollas, afro-descendientes, e incluso peninsulares. Se trataba nada más y nada menos que de querer a la tierra de uno, porque como decía el maestro Borges, ‘nadie es la patria’”.
Por todo eso gracias, general.
Feriado nacional: leyes que hicieron justicia con el prócer salteño
En 1999 el Congreso de la Nación declaró el 17 de junio como el Día Nacional de la Libertad Latinoamericana a través de la Ley 25.172. Ya en 2016, y en virtud de la Ley Nacional 27.258, se incorporó esta fecha como feriado nacional y día no laborable en todo el territorio nacional. Ambas normas hacen un merecido reconocimiento a quien fue uno de los hacedores de la independencia del país, con la División de Gauchos conocida como Los Infernales. No solo se enfrentó al ejército español, con San Martín y Belgrano. También enfrentó a los invasores ingleses en el Río de la Plata, en 1806, cuando se produjo la Reconquista de Buenos Aires.