El profesor Charan Ranganath, director del Laboratorio de Memoria Dinámica de la Universidad de California (Estados Unidos) y uno de los neurocientíficos más importantes en el estudio de la memoria, identificó cuatro malos hábitos en los que la mayoría de nosotros incurrimos y los que, según él, afectan la capacidad de nuestro cerebro para recordar cosas. De acuerdo con un artículo publicado en BBC Mundo, son los siguientes:
1. No descansar lo suficiente
“Ahora sabemos que el cerebro cuenta con un sistema que drena las toxinas que se acumulan en él, incluida la proteína amiloide, la cual está implicada en la aparición del Alzheimer. Este sistema se pone en marcha durante la noche”, afirmó Ranganath, autor del libro “Por qué recordamos: la nueva ciencia de la memoria”.
El neurocientífico, que ha pasado 25 años estudiando cómo funciona el cerebro, explicó que el sueño también tiene una función restauradora. “Si no se duerme lo suficiente, la función frontal del cerebro se reduce, lo mismo que el nivel de tolerancia al estrés”, puntualizó.
Durante la noche, el cerebro no solo expulsa elementos perjudiciales y recarga las baterías, sino que también organiza los recuerdos. “Dormir facilita la retención de información que hemos aprendido”, agregó.
No usar los teléfonos y computadoras, evitar las comidas copiosas y las bebidas con alcohol y cafeína antes de irse a la cama fueron algunas de las recomendaciones que Ranganath formuló para intentar tener un sueño reparador. Y para quienes, por una razón u otra, tienen problemas para dormir, afirmó que una siesta puede ser muy beneficiosa. “Los beneficios de dormir para la memoria también pueden conseguirse durante el día”, aseveró.
2. Hacer varias tareas a la vez
En el competitivo y ajetreado mundo actual, la posibilidad de desarrollar varias tareas a la vez se ve como algo positivo. Sin embargo, Ranganath advirtió que esto puede ser muy malo para la memoria. ¿El motivo? “La corteza prefrontal nos ayuda a centrarnos en lo que necesitamos hacer para alcanzar nuestros objetivos, pero esa maravillosa capacidad se empantana si saltamos continuamente de un objetivo a otro”, dijo. Explicó que en el cerebro existe una competencia entre los conjuntos de neuronas que participan de las diferentes tareas y esa competencia es lo que nos dificulta realizar varias tareas a la vez de manera correcta y eficiente. El neurocientífico aseguró que revisar el correo electrónico mientras se escucha una conferencia o una clase solo conducirá a una cosa: no recordar lo que se estaba escuchando en un primer lugar. “Al cambiar de objetivo las neuronas se distraen y graban recuerdos fragmentados”, apuntó.
Sin embargo hay una excepción: las tareas asociadas o relacionadas. “Si estás horneando un pastel tienes que precalentar el horno y luego volver a hacer la masa o algo así. Pero si unes todas esas tareas en una gran tarea serás capaz de hacerlo”, ilustró.
Para erradicar las multitareas, Ranganath no solo recomendó tratar de terminar una actividad antes de iniciar otra, sino evitar aquello que nos puede distraer. Sugirió colocar el teléfono en silencio, en particular las notificaciones de correos electrónicos y mensajes, mientras se ejecuta una acción. Igualmente recomendó tomar descansos para soñar despierto o estirar las piernas.
El tema del tiempo que pasamos revisando el celular abre una incógnita: ¿qué efectos tendrá esto para la juventud actual? “Posiblemente habrá algunas secuelas positivas y otras negativas, pero lo importante es que están desarrollando hábitos que no son buenos para la memoria”, sostuvo el experto.
Un estudio publicado en 2023 reveló que los adolescentes y niños estadounidenses pasan entre cinco y ocho horas diarias pegados a sus celulares.
3. Caer en la monotonía
El cerebro humano no está programado para recordar todo, es selectivo. “La mayoría de las experiencias que vivimos o de la información a la que hemos estado expuestos será olvidada”, explicó Ranganath. Solamente aquellos eventos o experiencias asociados con miedo, ira, deseo, felicidad, sorpresa u otras emociones que sean capaces de liberar químicos como la adrenalina, la serotonina, la dopamina o el cortisol en el cerebro terminarán fijados en las neuronas. Estas sustancias químicas ayudan a la plasticidad del cerebro, que es fundamental para la memoria.
“Acciones como recordar la contraseña que acabamos de cambiar para acceder a nuestra cuenta bancaria, teléfono celular o correo electrónico se hace más difícil a medida que pasa el tiempo. Una vez que cambias la contraseña tendrás a las neuronas que tenían guardada la vieja contraseña ‘peleándose’ con las que tienen la nueva”, graficó. Romper con la monotonía y la rutina es, según el experto, la mejor manera de preservar la plasticidad.
4. Confiarse demasiado
De acuerdo con Ranganath, el cerebro no está diseñado para recordar literalmente todo lo que vivimos, algo que sería una tarea muy ardua. “El propósito de la memoria no es recordar el pasado, aunque pueda hacerlo, sino tomar la información importante del pasado que necesitamos para entender el presente y prepararnos para el futuro”, explicó, al tiempo que recomendó no recurrir únicamente a la memorización para aprender algo. “El aprendizaje más eficaz ocurre en circunstancias en las que nos esforzamos por evocar un recuerdo y luego obtenemos la respuesta que buscamos”, apuntó. “Por ejemplo, unos minutos después de que te presenten a una persona, ponte a prueba y trata de decir su nombre. Y a medida que la conversación sigue vuelve a hacerlo. Cuanto más espaciados sean estos intentos, mejor”, explicó.
Otras recomendaciones
Ranganath aseguró que hay otras maneras de proteger nuestros recuerdos y gozar de una buena salud mental. “A corto plazo: buscar dormir mejor, aprender a lidiar con el estrés (o intentar reducir las causas que lo provocan) y adoptar prácticas de atención plena, las cuales sirven para detectar cuándo te distraes”, dijo. A largo plazo la lista es un poco más larga. “La alimentación puede hacer mucho, la dieta mediterránea ha demostrado tener muy buenos resultados a la hora de favorecer la salud mental”, expuso. Y enumeró: “El ejercicio físico, en particular el aeróbico, es bueno porque aumenta la secreción de sustancias que incrementan la plasticidad y mejoran la vasculatura del cerebro”.
“Una buena salud dental y auditiva también son importantes, porque los estudios han hallado que las personas con problemas de higiene dental o que no cuidan sus oídos tienden a padecer problemas cognitivos. Y, por último, las relaciones sociales y la exposición a cosas nuevas estimula la plasticidad del cerebro”, remató.
Por último, el experto aseveró que estudios han revelado que estas buenas prácticas han permitido a algunas personas retener su memoria hasta una edad avanzada y reducir en un tercio los riesgos de demencia. Los datos son esperanzadores, en especial si se toma en consideración que el 40% de las personas puede tener algún tipo de problema de memoria una vez que cumpla los 65 años, según la Sociedad Canadiense contra el Alzheimer.