30 Junio 2002
Fue un día perfecto para que los amantes del fútbol cumplieran con uno de sus rituales sagrados: despertarse, encender el televisor y, bien tapaditos, no perderse ni un detalle de la final del Mundial. Los afortunados que contaron con la colaboración de sus esposas, tuvieron además el desayuno servido en la cama.Esa, sin lugar a dudas, fue una de las razones por las que las calles de la ciudad estuvieron totalmente desiertas mientras se disputaba el encuentro más importante del año.
Todavía era de noche en Tucumán cuando "el Pelado" Collina abrió el telón del último partido de esta Copa del Mundo. Por las calles sólo caminaban los jóvenes que venían de bailar -muchos de ellos apenas si lo podían hacer- y los pocos que tenían que ir a trabajar en domingo. Y justamente fueron ellos los que hicieron un alto en sus tareas para disfrutar el último capítulo del certamen.
Hugo González, mozo de un bar de plena 25 de Mayo, sufrió mucho, pero no por el partido. "Con este frío y a esta hora, prefiero quedarme en la cama tomando mate y mirando el partido. Por eso no hay, ni habrá absolutamente nadie que se anime a sentarse en un bar a ver el partido", explicó.
Sin ánimo
Ni los brasileños, gente entusiasta si las hay, se prepararon para esta fiesta. "Si bien es cierto que estuvimos muy ansiosos, decidimos no juntarnos. Ocurre que nosotros también vivimos en una provincia muy castigada por la crisis y no hay motivos para festejar. Sólo nos contactamos por teléfono para hacer algún comentario del encuentro", aseguró Eloir Maciel, el máximo referente de la comunidad de ese origen en nuestra provincia.
El dirigente se quejó por el horario en el que se jugó la final. "Si hacíamos una batucada a las 8 de la mañana, todos los vecinos se quejarían con razón. Además el clima no acompaña en lo más mínimo para hacer nada", concluyó.
Todavía era de noche en Tucumán cuando "el Pelado" Collina abrió el telón del último partido de esta Copa del Mundo. Por las calles sólo caminaban los jóvenes que venían de bailar -muchos de ellos apenas si lo podían hacer- y los pocos que tenían que ir a trabajar en domingo. Y justamente fueron ellos los que hicieron un alto en sus tareas para disfrutar el último capítulo del certamen.
Hugo González, mozo de un bar de plena 25 de Mayo, sufrió mucho, pero no por el partido. "Con este frío y a esta hora, prefiero quedarme en la cama tomando mate y mirando el partido. Por eso no hay, ni habrá absolutamente nadie que se anime a sentarse en un bar a ver el partido", explicó.
Sin ánimo
Ni los brasileños, gente entusiasta si las hay, se prepararon para esta fiesta. "Si bien es cierto que estuvimos muy ansiosos, decidimos no juntarnos. Ocurre que nosotros también vivimos en una provincia muy castigada por la crisis y no hay motivos para festejar. Sólo nos contactamos por teléfono para hacer algún comentario del encuentro", aseguró Eloir Maciel, el máximo referente de la comunidad de ese origen en nuestra provincia.
El dirigente se quejó por el horario en el que se jugó la final. "Si hacíamos una batucada a las 8 de la mañana, todos los vecinos se quejarían con razón. Además el clima no acompaña en lo más mínimo para hacer nada", concluyó.
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