Desde el inicio de la historia, las civilizaciones creyeron en la transmisión y transformasión de energías. Hasta el día de hoy, diversos grupos eligen adoptar esa creencia como un modo de vida y rigen su día a día centrándose en las energías que manifiestan y las que pueden "contagiar".
Los conocedores aseguran que estamos rodeados de campos electromagnéticos que influyen directamente en nuestros comportamientos. Si el campo de una persona es negativo, sus vibras nos condicionarán de ese modo. Si son positivas, en cambio, pueden resultar favorecedores.
Cómo se da la transferencia de energía entre personas
Pese a que muchos consideran que el concepto de energías permanece en el plano de lo metafísico, la física y la medicina estudiaron su transmisión. A las disciplinas consolidadas se suma la psicología, que también investigó las formas en que los estados de ánimo de otras personas condicionan el nuestro.
En cuanto al contacto físico, se sabe desde hace décadas que un abrazo, una caricia o un empujón pueden modificar el modo en que nos sentimos en el momento. A su vez, estos gestos pueden generar efectos fisiológicos.
Desde la medicina se asegura que el contacto físico puede reducir los niveles de cortisol. Esta es una hormona producida y segregada por la corteza suprarrenal que se encarga de funciones importantes de nuestro metabolismo pero que también está asociada a los niveles de estrés en el cuerpo.
Intercambio de energías desde la psicología
Por otra parte, desde la psicología se explica que la transferencia de energías está ligada a la empatía. Esto es, la capacidad de interiorizarnos en las situaciones que atraviesan los demás y poder comprender las vivencias que están obligados a enfrentar.
Así como la empatía puede generar "buenas energías" representadas en el acto de entender y apoyar al otro, hay patrones de comportamiento que pueden producir lo contrario. El estrés, el miedo y la ansiedad, por ejemplo, son algunas de las emociones y sensaciones que se contagian con mayor facilidad. Estas constituirían formas de transmitir las llamadas energías negativas.