Cristina Fiz Lobo repasa seis décadas sobre los escenarios

Tantas veces pisó ese escenario que lo conoce de memoria. Ahora lo ocupará en forma excluyente, para rendir tributo a su propia vida y constante presencia en el teatro tucumano. A las 21, en la sala Orestes Caviglia (San Martín 251) Cristina Fiz Lobo estrenará y protagonizará “Humo… tiempo”, escrito con el acompañamiento de Mario Costello para evocar sus seis décadas en las tablas. El unipersonal es dirigido por Ricardo Gómez Madrid, con la presencia del cantante Federico Imanol López.

“Esta obra trata sobre mí en un momento clave de mi vida porque este año cumplo 60 años de actividad ininterrumpida. Es mucho tiempo y eso implica haber hecho y transitado por muchas experiencias en diferentes momentos, que me enriquecieron de maneras distintas; me hizo recordar cosas guardadas en la memoria, que es más de que lo que se siente o se percibe. Uno no las registra hasta que se detiene y, como ahora, lo mira, hace ese repaso y se sorprende”, le confiesa a LA GACETA.

En ese buceo se remite a sus 10 años, “el día que superé el examen de ingreso para el Teatro Infantil de la Provincia que dirigía Luz Pérez Rojas y definí mi vocación para siempre”. Entonces amaba el teatro con la misma pasión que conserva hasta hoy. De allí pasó al Teatro Estable de la Provincia, fue encargada-directora del teatro San Martín y militó la actividad independiente en numerosos grupos como el mítico Nuestro Teatro.

Escribir su texto la llevó a tener “largas charlas con Mario, recordando, reconstruyendo, revalorizando; me guió para descubrir lo que tenía en mi interior”. “Evalué la posibilidad de trabajar con varios directores amigos, pero sólo Ricardo reunía todas las condiciones por su formación, preparación, sensibilidad, música y, sobre todo, porque fue testigo de mi trayecto a través de su amistad. Hemos compartido inolvidables momentos y preparar esta puesta fue sumar alegría y nostalgia”, describe.

“Me emociona, y mucho, no haber claudicado nunca. El teatro es lo que elegí, es mi vida, es lo que amo y nada pudo cambiar eso nunca, pese a mis circunstancias cotidianas. El resultado es lo que soy, y es positivo. He transitado un largo camino y siento que estoy gratificada permanentemente: he recibido reconocimientos del gremio de Actores, de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán, del Ente de Cultura y de otras instituciones, que me hacen sentir que todo valió la pena, que la sociedad me retribuye y que todo lo que fue mi entrega a través de este arte maravilloso hoy da frutos y me devuelve alegrías. Costó un poco que los demás lo entendieran, mi madre por ejemplo, pero mi perseverancia permitió que llegaran a respetarme como profesional. Hay sacrificio, ocasiones en las que debes dejar la casa, la familia y otras cosas que lo hacen sentir difícil; pero cuando sabés lo que querés y cuando amas tu profesión, te sientes satisfecho”, resalta.

Grandes recuerdos

En el balance, aclara que no tiene personajes pendientes de interpretar “pero siempre estoy abierta a nuevas posibilidades, si surge algo nuevo estoy segura de que lo haré”. Su listado de grandes recuerdos abarca “Ganar la partida” con textos de Oscar Quiroga; el debut en el Estable con “Una noche de primavera sin sueño”, de Enrique Jardiel Poncela; “Chicas bravas”, donde hacía de una prostituta vieja, golpeada y maltratada por la vida; “Blum”, dirigida por Jorge Gutiérrez; y “Rosa de dos aromas”, conducida por Rosita Ávila.

“No creo tener experiencias de las que me arrepienta, hasta en las fallidas, todo me resultó, a la postre, en aprendizajes invalorables. No siento que tenga algo en especial que hubiese querido hacer y que no haya podido. Sin que nadie me regalara nada y ni haber recibido nada gratuito, hice lo que quise y amaba. Tengo perfil bajo, y ahora se trata simplemente del momento de la cosecha”, finaliza.