Hace pocas semanas, el 10 de mayo, Adolfo Colombres cumplió 80 años. Y como las coincidencia existen, recibió un regalo revestido de brillo y de prestigio: el Premio Konex. Es el único tucumano distinguido este año en una lista de 100 personalidades ligadas al universo de las Letras, y representa además el segundo Konex de su carrera. En 1994 lo había obtenido por sus aportes en el rubro Folklore, mientras que esta vez se lo adjudicó en el área Ensayo Antropológico y Sociológico (junto a Pablo Alabarces, María Carman, Rita Segato y Pablo Semán).
“Desde la adolescencia sentí que mi lenguaje profundo sería el literario, y el resto de mi vida me la pasé buscando las palabras justas y necesarias -definió Colombres-. Un arte que me sostenía en el ser, y a la vez un instrumento para recuperar el pasado y proyectar el futuro. En parte se lo debo a mi abuelo Alberto Rougés, quien murió cuando yo daba mis primeros pasos, pero me legó su pensamiento sobre el tiempo y la eternidad”.
Esa búsqueda de “las palabras justas y necesarias” se produjo en dos direcciones: por un lado, el intenso y permanente viaje interior; por el otro, el ansia por capturar el mundo con el cuerpo y con el pensamiento. Se convirtió entonces en un trotamundos y en esas travesías fue desarrollándose el antropólogo, tan entusiasmado por recorrer las principales metrópolis como por descubrir rincones poco explorados, desde América Latina hasta África.
Colombres es, además, uno de los escritores tucumanos más productivos -y habría que indagar si, en realidad, no es el más prolífico de todos-. Nunca paró de escribir, La interminable lista de novelas, ensayos y artículos (muchos publicados en LA GACETA) se combina con su vinculación con la filosofía y con otras artes, como el audiovisual. Y es abogado: empezó a estudiar en la UNT y completó la carrera en Buenos Aires.
La ceremonia de entrega del Konex 2024 se realizará en septiembre y allí confluirán, junto a Colombres, las grandes voces de la última década en las letras argentinas.