“Nos tocó correr muchas horas de noche, por una montaña con filos de suelo muy roto, con ondulaciones muy pronunciadas y muchas piedras”, describió Diego Blas. El relato suena muy elevado en adrenalina. Tenebroso quizás para algunos que pueden no comprender porque el ser humano se expone a ese riesgo. A algunos les fascina, como a Blas y a su compañero Leonardo Ulla que juntos completaron la edición 56 de la Baja 500 que se corrió en Ensenada, México, muy cerca del límite con los Estados Unidos. La competencia fue la segunda de cuatro que forman parte del calendario del Mundial del Desierto.
“Fue todo una locura. En la semana, los minutos eran los justos para cada día”, comentó el piloto. Los servicios de los tucumanos fueron solicitados por el equipo ecuatoriano Panchito Raceprep que con su binomio titular (Brad Zalazar y Marco Gueron) lograron finalizar en el puesto 10 de la categoría Pro UTV Forced Induction y en el lugar 100 de la general. “Comprobamos que tenemos la velocidad de los punteros de una categoría tan importante. Es más el ganador de la categoría de la escudería oficial Can-Am, hizo una velocidad promedio de carrera de 62 kilómetros por hora y nosotros, calculando la nuestra en movimiento, promediamos 64. Así que con ese análisis que hizo el equipo, ya nos volvemos muy felices y realizados”, reconoció el Campeón Sudamericano UTV Sarr 2023.
Pero, entonces ¿qué pasó para no poder mantener el ritmo de los primeros? Al estar por primera vez anotados en el campeonato largaron al último, después de 24 autos anotados en su divisional, así que se encontraron con el piso ya deteriorado. “Anduvimos muy bien a un ritmo muy contundente, casi a los 100 kilómetros ya estábamos en el séptimo puesto y lamentablemente se rompió una cruceta de la dirección y nos dejó tirados”, describió el periplo con el Can-Am 1000 Maverick XRS turbo. De piloto y navegante, Blas y Ulla pasaron a ser mecánicos del UTV. “El equipo entró al rescate en otro auto. Los desarmé a los dos y armé el nuestro con la columna de dirección del otro auto”, indicó Blas. Hasta que la asistencia logró llegar al punto del incidente, pasaron dos horas. “Logramos reparar todo en 15 minutos y volvimos a salir. No solo últimos de la categoría ¡si no también casi últimos de toda la competencia!”, agregó. Pese a ello y en conjunto con la tripulación de Ecuador alcanzaron a los rivales de la categoría y llegaron en el top-10.
“Fue un desafío importante para mí. Mantener un ritmo alto de carrera después de 18 horas y sin perder la concentración para no golpear el auto. Estamos súper contentos porque comprobamos que tenemos la velocidad de los punteros de una categoría tan importante”, afirmó conforme quien también compitió en varias ediciones del Enduro del Verano, la carrera de cuatriciclos más exigente de Sudamérica que se disputa en Villa Gesell.
Si ambos pudieron pasar casi 20 horas arriba del auto es por la buena preparación física, más allá de la conductiva, que tuvieron. En ese sentido, el agradecimiento fue para Franco Borras que no solo preparó a los tucumanos. “Viajó con nosotros. Fue él quién nos vinculó con el equipo. También los de Ecuador como representantes de Estados Unidos, son sus alumnos. Franco nos entrena a todos: a nosotros de forma presencial y a los extranjeros, por Zoom”, destacó el método del profesional tucumano.
El desempeño del binomio llamó la atención de un equipo de Carolina del Norte. La propuesta es mayúscula. “Fuimos convocados para la máxima edición del campeonato: las 1000 Millas de Baja California”, confirmó Blas. La carrera es considerada la más exigente del Mundial del Desierto y es la más larga del mundo que se realiza en una sola etapa.
La competencia largará desde Ensenada, pero a diferencia de la que completaron los tucumanos finalizará en La Paz, la ciudad principal de Baja California completando poco más de 1700 kilómetros. “Vamos a seguir entrenando muy fuerte para esa carrera que será en noviembre”, anunció Blas.