Distintas investigaciones demostraron que la salud del corazón, los intestinos, los ojos, la boca y los oídos pueden afectar el cerebro y aumentar el riesgo de desarrollar problemas cognitivos y de memoria, también enfermedades como el Alzheimer.
“Lo que se está apreciando mejor es que el riesgo de desarrollar enfermedades cerebrales está relacionado con la salud de otros órganos”, dijo el doctor Costantino Iadecola, neurólogo y presidente del Feil Family Brain and Mind Research Institute en Weill Cornell Medicine a AARP, una ONG estadounidense dedicada a la salud de los mayores de 50 años.
Alzheimer: cuáles son los cinco factores que pueden afectar a la memoria
No usar hilo dental
Se sabe que cuidar la higiene dental es fundamental para evitar caries y gingivitis, pero también es importante para la salud cerebral.
Un estudio publicado en julio del 2023 en la revista Neurology encontró que la enfermedad periodontal y la pérdida dental estaban relacionadas con el encogimiento cerebral en el área del cerebro que desempeña una función en la memoria, conocido como el hipocampo.
Además, según otro estudio, el Alzheimer tiene que ver con la periodontitis, conocida como la enfermedad de las encías. Este descubrimiento viene a respaldar una hipótesis creciente en la comunidad científica en los últimos años: la enfermedad de Alzheimer no es sólo una enfermedad neurodegenerativa, sino que estaría vinculada con una infección.
Comer alimentos ultraprocesados
Podrán ser muy sabrosos, pero las investigaciones afirman que son enemigos de la salud cerebral.
Un estudio publicado en JAMA Neurology encontró que las personas que consumieron una mayor proporción de calorías de alimentos ultraprocesados (como las papas fritas, algunos cereales y la mayoría de los snacks envasados en el supermercado) tenían más probabilidades de sufrir deterioro cognitivo.
Estos alimentos pueden actuar como sustancias adictivas, dicen los investigadores, y algunos científicos están proponiendo una nueva condición de salud mental llamada “trastorno por uso de alimentos ultraprocesados”. Las dietas llenas de estos alimentos pueden aumentar el riesgo de problemas de salud mental, memoria, depresión, ansiedad, y de sueño, afirman los expertos.
No se practica actividad física
Varias investigaciones han descubierto que el ejercicio regular puede reducir el riesgo de pérdida de memoria. Por ejemplo, un estudio, publicado en JAMA Neurology, encontró un vínculo entre caminar y el riesgo de demencia. Los adultos mayores que caminaron poco menos de 10.000 pasos al día —9,800— tenían un 50% menos de probabilidades de desarrollar demencia.
Y más recientemente, un estudio del 2024 en Journal of Alzheimer’s Disease encontró que los adultos que hacían ejercicio tenían el cerebro más grande que los que no se ejercitan.
Se padece estreñimiento
Un estudio presentado en la Conferencia Internacional de la Alzheimer’s Association del 2023 vinculó las evacuaciones intestinales menos frecuentes con el empeoramiento de la función cognitiva. Los investigadores descubrieron que, en comparación con las personas que tenían evacuaciones intestinales diarias, las que estaban estreñidas (tenían evacuaciones intestinales cada tres días o más) presentaban cerebros que envejecían el equivalente a tres años más rápido.
La conexión intestino-cerebro es un área que los científicos están estudiando activamente, por lo tanto recomiendan que si se está experimentando estreñimiento, consultar con el médico para solucionar el problema. Además, los alimentos fermentados y los alimentos con alto contenido de fibra —frutas, verduras, legumbres y granos— pueden ayudar a desarrollar un intestino saludable, dice Mayo Clinic.
No dormir lo suficiente
Cada vez hay más pruebas que demuestran la importancia del sueño para el cerebro. Un estudio, que analizó datos de casi 8.000 personas, mostró que los de 50 a 70 años que dormían seis horas o menos cada noche tenían un mayor riesgo de desarrollar demencia más adelante en la vida.
Esto puede deberse, dice otro trabajo, a que el sueño inadecuado se relaciona con la acumulación de la proteína beta-amiloide, que está asociada con la enfermedad de Alzheimer.
La Fundación del Sueño de los Estados Unidos (NFS, por sus siglas en inglés), asegura que la cantidad de horas de sueño recomendadas para personas entre 18 y 64 años es de 7 a 9, mientras que en adultos mayores de 65, lo ideal es de 7 a 8 horas.