¿Por qué Osvaldo Jaldo no estuvo en la asunción de Guillermo Francos como jefe de Gabinete? La pregunta fue formulada por más de un funcionario de la Casa de Gobierno. Con una estrecha relación con el ahora ex ministro del Interior, el fin de semana que pasó, el gobernador mantuvo varias charlas con el funcionario de mayor visibilidad de la gestión del presidente Javier Milei. Protocolarmente, se dijo que la ceremonia sería íntima.
Jaldo tenía previsto asistir junto con tres o cuatro pares de distritos subnacionales, pero a último momento desistió. En su fuero interno, sabía que no debía hacer una de más. Y que tanto propios como extraños esperaban una foto entre él y el Presidente, como anticipo de los acuerdos en el marco del Pacto de Mayo. El tranqueño preserva la independencia política e institucional respecto de la Casa Rosada. No ha dejado de ser peronista por más que haya afirmado su apoyo a la sanción de la Ley Bases y del paquete fiscal. En Buenos Aires lo etiquetan como “el más libertario” de los gobernadores. Y esto no sólo responde a aquel acompañamiento a la gestión nacional, sino también a las recetas de restricción del gasto público que viene aplicando en Tucumán. Ese mismo ajuste le significó el cambio de color en las cuentas públicas. De acuerdo con un informe de Politikon Chaco en base a datos de la Dirección Nacional de Asuntos Provinciales, Tucumán fue una de las nueve provincias (entre 24 jurisdicciones) que cambió la tendencia de superávit a déficit financiero entre 2022 y 2023. El año electoral expandió el nivel de gasto público en la provincia y, por eso, el rojo fiscal trepó a $ 50.000 millones, equivalente a un 5% de los ingresos totales del período.
El mantra de “no se gasta más de lo que ingresa” era una necesidad para Jaldo que, públicamente, se ha cuidado de no cobrarle la factura a Juan Manzur, su antecesor por la expansión del gasto. Si se analiza técnicamente, el peso de los sueldos en el Estado está en el podio del ranking de provincias. Con un 54,1% de gasto de Personal, Tucumán está tercera sólo por detrás de Salta (59,6%) y de Río Negro, que lidera la tabla con un 63,6% del gasto total destinado al pago de sueldos. Desde diciembre, la reducción de la estructura del Poder Ejecutivo y el fin de los beneficios de la Unidad de Reconversión Laboral (Unrel) le reportaron ahorros por casi $ 30.000 millones en promedio mensual. La mano libertaria también contribuyó a consolidar el equilibrio financiero en la provincia. Sin giros al descubierto, fue el Gobierno nacional el que contribuyó a aportar casi $ 90.000 millones en tres meses que fueron descontados de la coparticipación. Fueron préstamos dentro del período. Sin embargo, Francos gestionó la refinanciación de la deuda con el Fondo Fiduciario para el Desarrollo Provincial, a tres años con uno de gracia. Fue la devolución de gentilezas por el apoyo a la Ley Ómnibus en enero transformada ahora en Ley Bases, que implicó la escisión de tres diputados tucumanos del bloque Unión por la Patria para crear otro, el Independencia, que responde a Jaldo. El gobernador prevé llegar hoy a Buenos Aires para aceitar sus contactos con el flamante jefe de Gabinete de la Nación y dar una vuelta más de tuerca a las tratativas para que, en el segundo semestre, pueda inaugurar obras de envergadura con asistencia financiera federal.
Ebullición
Jaldo no descuida la cuestión local. Observa que un sector del peronismo está en un proceso de ebullición, aunque los jaldistas consideran que esa rebelión está encapsulada. Consolida su conducción entre intendentes y comisionados rurales. No le inquieta que Manzur hable con alguno de ellos, ni que su antecesor organice el rechazo a los proyectos de Milei. Tampoco que la oposición se encuentre en una etapa de reorganización pensando en 2025 y más allá. Varios referentes de espacios cercanos a Milei han quedado desdibujados frente a la sintonía del jefe del Ejecutivo con el gabinete nacional. No se observan liderazgos claros, sino una mayor atomización en la representación legislativa.
La cuestión salarial está encarrilada. En el primer piso de la Casa de Gobierno se afirma que la tendencia fiscal con que terminó 2023 cambió diametralmente hasta convertirla en un leve superávit. De allí el anuncio anticipado del cronograma de pagos a estatales. De la herencia, como se dijo, no se hablará. Al menos por ahora.
Jaldo quiere evitar roces con el resto de los referentes con más consideración pública dentro del Partido Justicialista. El vicegobernador Miguel Acevedo teje; dice que no está pensando en escalar institucionalmente en los próximos turnos electorales, pero no deja de cobijar a dirigentes heridos dentro de la Legislatura. En el Ejecutivo han adoptado la política de girar la cuotaparte mensual a la Cámara. Hubo insinuaciones de ampliar el presupuesto vigente. Desde 25 de Mayo y San Martín responden que nada de eso ocurrirá, por el lado del gasto. Sí por el lado de los ingresos. Pero, para eso, habrá que esperar hasta fines de agosto o septiembre, un período en el que todos los años se abre este tipo de debates.
Con la intendente capitalina Rossana Chahla, la relación del gobernador es aceitada, más allá de lo que se diga de la desconfianza entre uno y otro sector. La noche del lunes compartieron la inauguración del Paseo Italia. La jefa municipal le dejó en claro a Jaldo que no hay aspiraciones políticas prematuras. Incluso, hubo una anécdota que generó sonrisas entre los presentes cuando se firmó el libro de visitantes ilustres que, en principio, se pensó que sólo era para el gobernador. “Vas a tener que esperar un tiempito más”, le dijo Jaldo a Chahla. “Quédese tranquilo, gobernador; no pienso en eso”, fue la respuesta. El jocoso diálogo terminó con pizzas, pero sin champán. El derroche no está permitido, por más que, a nivel nacional, haya reminiscencias del menemismo. “Ella no está pensando en 2025 ni en 2027”, enfatizan los allegados a Chahla.
En el entorno de la intendente, señalan que ella muestra lealtad con hechos. Como cuando los jefes municipales se reunieron, hace más de un mes, en Rosario para reclamarle al Gobierno nacional más medidas que contemplen al interior. Y ayer mismo, ya que Chahla tampoco concurrió a la cumbre donde tenía previsto hablar con diputados y con senadores para exponer sus disidencias frente al reparto desigual de las compensaciones federales para el transporte público de pasajeros. Chahla trata de evitar cualquier ruido que no suene bien a los oídos de la Casa de Gobierno. Sin embargo, avanza. Como con la compra de cuatro colectivos, ploteados con el logo de la Municipalidad, que, en primera instancia, servirá para trasladar al personal o para llevar de compras a vecinos hacia el Mercofrut. Pero no se descarta que sean usados para contingencias si es que regresan los paros en el sector. Adquirirán más unidades, pero por ahora, no se piensa en conformar una Sociedad Anónima de Transporte Automotor (Saeta), como la que tiene Salta. Jaldo también tiene puestos sus ojos en el interior. Se cierra la primera etapa del nuevo pacto social con los municipios y el gobernador espera los informes sobre cómo ha sido el ajuste en cada uno de esos distritos.
El período de “luna de miel” que la sociedad le da a sus gobernantes, se está agotando. Jaldo y Chahla lo saben. Las promesas se esfuman. Y ahora, más que siempre, las acciones de Gobierno valen más que mil palabras de los discursos oficiales.