Las fundaciones y las organizaciones sociales desempeñan un rol estratégico ante la crisis alimentaria que atraviesa la Argentina. Un ejemplo de ello es el Banco de Alimentos de Tucumán, institución que asiste a diario en esta provincia a unas 50.000 personas en situación vulnerable (es decir, el equivalente a la totalidad de la población conjunta de los departamentos Alberdi y Graneros).
“Un 60% de quienes vienen en general son niños y adolescentes”, detalló Josefina Correa, directora ejecutiva de la fundación, en diálogo con LA GACETA.
Tras el revuelo por las 5.000 toneladas de mercadería acopiadas en los depósitos de Buenos Aires y de Tafí Viejo, el Banco de Alimentos se había ofrecido para colaborar con el Ministerio de Capital Humano de la Nación para llevar adelante la distribución de esos productos, aprovechando su presencia en la mayor parte de los distritos del país, explicó Correa. Sin embargo, la ministra Sandra Pettovello optó por la Fundación Conin. “Está perfecto, lo importante es que los alimentos lleguen”, indicó la directora ejecutiva.
La referente de la institución advirtió sobre “la situación delicada” que atraviesa Argentina, y destacó el trabajo que realiza el Banco de Alimentos, junto a organizaciones sociales, para asistir a cerca de un millón de personas en todo el país. “Tenemos una relación de colaboración”, describió, respecto a la labor que realizan, y que incluye cursos de capacitación -por ejemplo, para cocinero profesional- y otras actividades conjuntas.
Pérdidas millonarias
Más allá del escenario de crisis económica, Correa advirtió que en Argentina no hay una carencia de alimentos. “En verdad, lo que falta es organización. Está certificado que cada año se pierden 16 millones de toneladas de alimento en el país”, señaló. Y aseguró que, incluso si se pudiese evitar que la mitad de esa comida termine como desechos, alcanzaría “para cubrir la alimentación de gente que está pasando por un mal momento”.
LA GACETA le consultó luego respecto a las 150.000 cajas de leche en polvo que tienen fecha de vencimiento en septiembre, y que estaban acopiadas en los depósitos de Tafí Viejo. “Con la necesidad que hay en la región, esa leche se termina inmediatamente. Con una buena capacidad de distribución, en un mes se la liquida, se la puede aprovechar”, explicó la referente del Banco de Alimentos.