En las recomendaciones de las dietas saludables, el beber agua se postula como uno de los primeros mandamientos, si se quiere perder peso pero ¿qué tan ciertas son estas posturas?
Que depura el organismo, reduce el apetito y quema calorías son algunas de las conjeturas que surgen alrededor de la ingesta de agua. Mecanismos que ayudarían a quemar grasas y perder peso, pero ¿en qué medida esto es cierto?
El agua puede quemar calorías ¿verdad o falsedad?
Una relación que puede sugerirse es la de la ingesta del agua y la quema de calorías, en un afán de que bebiendo este líquido quemaremos grasas instantáneamente. Las investigaciones pueden validar estas teorías hasta cierto punto. Un pequeño estudio realizado con 14 adultos jóvenes descubrió que beber medio litro de agua aumenta en un 24% el gasto energético en reposo, es decir, las calorías que gasta nuestro cuerpo para mantener funciones fisiológicas vitales como la respiración, la circulación sanguínea, etc. Sin embargo, el efecto sólo duró una hora.
Otro estudio también pequeño en el que participaron ocho adultos jóvenes, observó un aumento en el gasto de energía sólo cuando el agua del refrigerador estaba fría, con un aumento muy modesto en las calorías quemadas: sólo el 4%. Esto puede deberse a que el cuerpo necesita usar más energía para llevar el agua a la temperatura corporal o para filtrar el mayor volumen de líquido a través de los riñones. Sin embargo el efecto nuevamente duró una hora.
El agua puede llenar más nuestro estómago pero quizás no saciarnos tanto
Quizás las teorías que indican que el agua puede quemar calorías no sean tan acertadas, sin embargo la relación del agua y la saciedad puede ser bastante cierta. Al ingerirla en un un estómago parcialmente lleno de este líquido hace que quede menos espacio para los alimentos y por lo tanto acabamos comiendo menos. Esto puede traducirse en los hechos cuando a las personas que tienen poco apetito se les recomienda no beber agua antes de comer, ya que eso les llevaría a comer aún menos.
Esta técnica funciona sobre todo en adultos de mediana edad y mayores. Un estudio demostró que estos grupos etarios perdieron más de dos kilos en tres meses cuando bebieron agua antes de las comidas en comparación con las personas que no bebieron agua durante el almuerzo y la cena. Sin embargo, los participantes más jóvenes (de entre 21 y 35 años) no perdieron peso, independientemente de que bebieran agua antes de la comida.
No todo es falso, el agua sí ayuda a bajar de peso
Y en cuanto a la saciedad proporcionada, el agua no cumple los mismos efectos que la comida. Esta última al ingresar al estómago activa receptores que conducen a la liberación de hormonas que indican saciedad al cerebro. Pero como el agua es un líquido, el estómago se vacía rápidamente por lo que la sensación de saciedad no es muy prolongada.
Sin embargo y a pesar de que el agua no implique pérdida de calorías directamente, esta sí que puede ser una gran ayuda a la hora de reemplazar las bebidas y jugos azucarados que aportan muchas más calorías a nuestro cuerpo. Además, si mezclamos el agua con otros tipos de alimentos que aportan fibras como las sopas, podemos retrasar el ritmo de vaciado en el estómago y sentirnos más saciados, por lo que al fin y al cabo, el agua podría ayudar a bajar de peso.