La política transcurre como una noche de karaoke entre amigos. Ese momento en el que quedan al desnudo los atrevidos y los tímidos, los profesionales que saben cantar, aquellos apresurados que adelantan la letra sin seguir la pista y, mayoritariamente, los desafinados. Es tan cambiante el menú musical que al final los intérpretes y los oyentes terminan por marearse. Casi como los políticos, hoy.
Resulta difícil seguir un patrón en la política actual. Sencillamente, porque no lo hay. Lo que regía hasta el año pasado se pulverizó. De hecho, Javier Milei se encarga de saltar de una letra de canción a otra sin sonrojarse. De un tiempo a esta parte dejó de apuntar contra la casta política y de maldecirla para, presumiblemente, admitir que la necesita. Vale pensar sólo en cómo hubiese reaccionado este mismo Presidente en marzo o abril si se manoseaba tanto la Ley Bases como finalmente ocurrió en este final de mayo. Por el contrario, hoy prefirió delegar y hasta desentenderse del asunto. De hecho, con sus gestos y decisiones acaba de reivindicar la negociación política como herramienta de gestión. Eso representa la designación de Guillermo Francos como jefe de Gabinete de la Nación y ese es el objetivo para el cual le dieron tanto poder. En buena hora.
En Tucumán el ritmo es desconcertante y todo está supeditado a la playlist presidencial. Lo repite a diario el gobernador, Osvaldo Jaldo, y este miércoles lo planteó sin mayores arreglos musicales ante los 15 intendentes peronistas del interior. El Comisario juntó a los jefes municipales y les cantó la canción que menos les gusta: si bien las cuentas públicas están ordenadas, si no sale el paquete fiscal en el Congreso habrá que hacer un nuevo ajuste.
El mandatario expuso ante los jefes municipales los motivos que lo llevaron a inclinarse por el género libertario, reiteró que para la realización de obras públicas necesita que se engrosen las arcas del Estado y que, si las leyes que pide Milei se aprueban en el Congreso, se verán beneficiados tanto él como ellos. Y ahí apeló a endulzarles los oídos a sus interlocutores. Aunque improvisó la letra, les recordó que todos los presentes –incluido él- pueden ser reelectos en 2027, pero que para aspirar a eso necesitan realizar una buena gestión. Esto es: cuentas ordenadas, paz social y obras públicas. Y eso sólo se lograría, interpretó, a partir de la sanción del paquete fiscal con restitución del Impuesto a las Ganancias, moratoria y blanqueo. Estos tres ítems, y mejoró la entonación, son coparticipables a la provincia y a los municipios.
La fecha elegida por Jaldo para su mini recital no fue casual, sino que los citó en la previa de las reuniones de comisión en las que finalmente la Ley Bases y el asunto fiscal obtuvieron dictamen favorable en el Senado. El tucumano buscó enviar un mensaje hacia la Casa Rosada y hacia el peronismo, en momentos en que comenzará a jugarse con mayor intensidad su liderazgo. Ocurre que los votos en la Cámara Alta, tanto a la Nación como al propio Jaldo, le son esquivos. El gobernador sabe que no puede contar con la mano de su antecesor, Juan Manzur, pero aspira a “cerrar tablas” con Sandra Mendoza. La famaillense insiste en que se conocerán sus votos a esas dos leyes en el recinto, pero ya dio algunas pistas. Ese mismo día, por ejemplo, subió a sus redes una foto con Manzur y con el presidente del bloque de Unión por la Patria en el Senado, el formoseño José Mayans. “La prioridad está puesta en proyectos pendientes de sanción por el Senado de la Nación, buscando agilizar su tratamiento en beneficio de todos los tucumanos”, escribió de manera elíptica la senadora.
Si uno se guía por la foto, puede concluir que no acompañará la propuesta libertaria. Pero si uno elige priorizar el texto, la percepción cambia. Por lo pronto, un indicio concreto fue que el miércoles por la noche participó del plenario de comisiones, pero no estampó su firma en el dictamen favorable para la Ley Bases. Precisamente, en la Casa de Gobierno confían en que Mendoza rechazará ese proyecto, pero acompañará el paquete fiscal, con el convencimiento de que si se restituye el Impuesto a las Ganancias, el municipio de Famaillá -que gobierna su espacio político- se favorecerá. Aunque, como repite ella, para saber cómo canta habrá que esperar al día de la votación.
De todas maneras, Jaldo se guardó el hit del otoño para el cierre de la reunión con los intendentes. Aprovechó el encuentro para dedicarle un tango a su ex compañero de fórmula y a quienes vaticinan que su cercanía con la Nación implica un alejamiento del Partido Justicialista. En esa línea, aseguró que no se irá del peronismo y que no cogobierna con Milei, al punto que –dijo- le pidieron por alguno de sus funcionarios (en clara alusión al ministro de Obras, Santiago Yanotti) y que él no hizo bandera con eso, sino que pidió que lo hablaran directamente con la persona que les interesaba sumar. En contrapartida, lanzó una canción nueva: adelantó que el año que viene presentará lista de candidatos a diputado por dentro del PJ y que si alguien está disconforme con su decisión, deberá presentar otra nómina e ir a internas.
La melodía compartida mediante Spotify llegó al celular del ex gobernador Manzur. El ex jefe de Gabinete busca convertirse en uno de los referentes del PJ nacional y, de lograrlo, estaría en condiciones de bajar a Tucumán para medir fuerzas con su ex compañero de fórmula. Claro, la realidad no sería la misma que en la interna de 2021, cuando Manzur manejaba la caja de la Casa de Gobierno y Jaldo, la de la Legislatura. ¿Se reversionará la música de guerra hace tres años?
Aprendiendo canto libertario
Es tan adictivo el canto libertario que los radicales tampoco saben cómo salir de él. La Unión Cívica Radical transita un período de renovación de autoridades sin siquiera encontrar su preferencia musical. Es que los gustos son demasiado variados: hay correligionarios que critican a Milei, como el organizador de festivales José “Zamba” Cano; otros que sintonizan con él, como el tiktokero Mariano Campero; algunos que prefieren el disco de Jaldo, como José Ascárate, más afín al rock de los 60 y 70; y otros que ni siquiera cantan y menos escuchan música, como el actual presidente del distrito Roberto Sánchez.
Aun así de desentonados compartieron una cena en la noche del lunes en la casa del legislador Manuel Courel, en Yerba Buena. Estuvieron los seis legisladores del partido, los diputados, los intendentes Pablo Macchiarola y Paula Quiles y, de sorpresa, el concejal José María Canelada que llegó de la mano de Silvia Elías de Pérez aunque no estaban invitados los ediles. En el mitin, Campero volvió a proponer a Sebastián Salazar como titular del partido, para así evitar la interna del 1 de septiembre. El bellavistense y el ex intendente de Yerba Buena vienen de soportar un mal trago, porque Salazar era número puesto para conducir la regional de la Anses –de hecho fue varios días a las oficinas- y finalmente los libertarios impusieron a Mario Aramayo, un nombre ligado a Ricardo Bussi.
Además de pedir por Salazar, Campero reiteró en esa mesa que será candidato a gobernador dentro de tres años. Al margen, los presentes coincidieron en que la prioridad es evitar la interna y definir presidente del partido (además de Salazar, se autopostulan Agustín Romano Norri y José Seleme, aunque asoma Elías de Pérez) y luego instalar un candidato a diputado fuerte para 2025. Habitualmente, las elecciones de mitad de mandato se utilizan para potenciar e instalar nombres que vayan a competir fuerte en las provinciales siguientes. De respetar esa tradición, Campero tendría que resolver un par de aprietos. El primero, es diputado y el año que viene sólo se renuevan bancas, precisamente, en Diputados. El segundo, Sánchez, su ex aliado y compinche, quiere ir por la reelección.
La Legislatura es otro popurrí de canciones. En el oficialismo parlamentario esta semana apretaron play en los boleros para superar el desamor generado por el veto de Jaldo a la ley que aumentaba las facultades de los auxiliares fiscales en la Justicia. Casi de casualidad, la mayoría de ellos participó de una convivencia/retiro espiritual en Raco, que además de por la lluvia estuvo bien regado por muchos Catena Zapata. Allí no se habló de política, pero el vicegobernador Miguel Acevedo volvió a dar señales de que pretende lanzar su propia discografía: tomó el micrófono y dijo que se trataba de un encuentro de confraternidad, y que por eso se había elegido la casa del alfarista Rolando “Tano” Alfaro. Quienes sí se animaron a la música fueron todos oficialistas: Carolina Vargas Aignasse y Nancy Bulacio cantaron cumbia y pop por separadas y en un dueto que sorprendió, Jorge Leal apostó por el género romántico y por el folclore; y Alberto Olea improvisó un clásico como La Tempranera. Hasta ahí fueron todos aplausos, pero quien no corrió la misma suerte fue Carlos “Cacho” Gómez: todos coincidieron en que fue el amigo desafinado de los fines de semana.
Paradójicamente, si uno traduce del japonés la palabra karaoke, se encuentra con “orquesta vacía”. Nada más parecido a lo que representa la política argentina en este tiempo de divorcio con la sociedad.