31 Mayo 2024
Verónica Leiva
LA GACETA
Licha Centeno (26) y Martín Carabajal (26) se conocieron en un recital de rock post punk en 2015. Allí, seguramente, intercambiaron sus primeras charlas sobre música. Luego volvieron a encontrarse en los pasillos de la facultad de Ingeniería. La carrera los obligó a pasar más tiempo juntos y a medida que estudiaban, se conocían y encontraban muchas cosas en común.
Se podría decir que Compañeros de cuarto nace como muchos proyectos artísticos genuinamente prolíficos: entre cuatro paredes y con una gran necesidad de cosas para decir. “Recién en 2020, antes de la pandemia, comencé a mostrarle a Martín canciones mías" recuerda Licha.
En ese contexto, se generó una alquimia artística entre los dos jóvenes y casi sin querer, dieron inicio a un proyecto musical, acústico, íntimo e intenso. “La banda se formó casi naturalmente, porque las canciones surgían naturalmente, y cada vez disfrutábamos más de eso”.
Licha Centeno es oriundo de Ledesma, Jujuy, y se mudó a Tucumán para comenzar sus estudios. “Me acuerdo que compartía mis canciones con algunos amigos y me parecía muy mágico como ellos rápidamente aprendían las letras. Ahí me di cuenta que valía la pena compartir eso”, recuerda Licha.
“Me cuesta mucho hablar frente a frente. A través de la música, sale una persona que sabe perfectamente qué decirle a una chica, a un amigo o a tu misma familia, y ahí me siento, en algún punto, desnudo”.
No hace falta inventarse historias de ficción, es la vida misma puesta ahí. Las letras de esta banda tratan el amor, la ansiedad, el perdón y hasta el duelo. “Hay cosas que uno no se anima a decir y que van quedando en un baúl. Por ejemplo, a los 13 años escribí una carta, que hoy es la letra de la canción Symba".
Por su parte, Martín conformó la banda Okala que estuvo activa desde 2014 hasta 2019. “Yo me dedicaba mayormente a la creación de las melodías y de hacer las bases de los temas, y ahora en Compañeros de cuarto hago casi lo mismo, aunque también conformo los coros y algunas líneas”.
De esta forma se complementaron la tinta de Licha con el papel de Martín.
Los músicos sostienen que su esencia es que “somos nosotros mismos y no hacemos música para el hit”, como si la necesidad de componer canciones fuera parte de su naturaleza.
En las seis canciones del EP “Salud y muy buen año” hay un elemento clave: el contraste. Mientras las melodías son pegadizas y “felices”, la letra abre heridas.
Artistas como Rosalía, C. Tangana y 21 Pilots influyeron en su creatividad y en la dirección que buscan tomar en su música. “Después de ver el show de Conociendo a Rusia, volvimos a nuestras casas con una meta en mente: hacer música hasta que compartamos escenario con ellos”.
La inmediatez de los tiempos que corren, más la posibilidad de contar con recursos para grabar casi en sincronía con la composición coincide con la imperiosa necesidad de catarsis que tienen los integrantes de este grupo musical.
Incluso, en menos de 48 horas, la banda produjo, grabó y publicó un video en el que cantan algunas de sus canciones en la Plaza San Martín, este “recital” callejero y sorpresivo convocó miradas de extraños y generó mucho interés, tanto en las veredas de la plaza como en las redes sociales.
“La necesidad de hacer música es imparable. Es una pasión.” expresa Martín. Sumado a esta vorágine cargada de entusiasmo, Compañeros de cuarto nos cuenta “actualmente estamos grabando nuestro segundo EP con Guillo Peiró”. La premisa de la banda siempre es: Si hay que decirlo, se lo dice. “Con el tiempo, siento que nuestra música se irá volviendo cada vez más cruda y con menos temor de decir algunas cosas”.
Mañana primero de junio a las 21hs. en Magic Music Box, la banda emergente por primera vez se sube al escenario (Licha Centeno en voz y Martín Carabajal en guitarra y coros) para telonear a la banda funk “Atrevido”. “La verdad no creo que el mundo cambie con nuestra música pero seguro cambia a algunas personas”, confiesan con cierta complicidad.
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