Los cancilleres de los países con más peso en la OTAN acordaron en Praga, en una reunión extraordinaria, permitir que Ucrania use las armas que le han ido cediendo para atacar objetivos en suelo ruso. Cada uno indicará a Kiev qué permite atacar y qué no (nudos de transportes, energía y comunicaciones, bases militares, aeropuertos, refinerías, concentraciones de tropas o directamente lo que Ucrania quiera mientras no sean ataques contra objetivos civiles), pero el visto bueno que buscaba Kiev ya lo tiene. Francia, Reino Unido, Alemania, Países Bajos, Polonia, Suecia, Finlandia, Chequia, Canadá, Estonia, Letonia y Lituania lo anunciaron explícitamente.
Otros, como España o Portugal, son más discretos, pero fuentes diplomáticas cuentan que no dirán nada si Ucrania usa sus armas para atacar territorio ruso. La duda estadounidense la despejó el diario Washington Post, quien a primera hora del jueves contó que la Casa Blanca había decidido dar a Kiev permiso para usar sus armas contra Rusia en suelo ruso.
Los estadounidenses no están en contra de que las Fuerzas Armadas ucranianas usen los misiles que les han cedido o los aviones de combate que en unos pocos meses empezarán a cederles (cazas F16) para atacar aviones rusos en vuelo sobre territorio ruso si estos “suponen una amenaza para Ucrania”. Países como Suecia o Estonia han dejado claro a Ucrania que puede usar sus armas para lo que crea conveniente, que no impondrán más limitaciones que el no usarlas para atacar objetivos únicamente civiles.
El secretario general de la OTAN, el socialdemócrata noruego Jens Stoltenberg, dijo en conferencia de prensa que esperaba que el resto de los países de la Alianza Atlántica siguieran la misma línea. Los abiertamente contrarios, como Hungría, el principal aliado del presidente ruso Vladimir Putin en la Unión Europea y la OTAN, no ha cedido ni una bala a Ucrania. El gobierno de Orban lanzó la semana pasada una campaña de comunicación en la que difunde el bulo de que la Unión Europea está preparando el reclutamiento de todos los europeos de entre 18 y 25 años para mandarlos a la guerra en Ucrania.
El debate sobre qué uso podía dar Kiev al armamento occidental recibido creció en las últimas semanas porque la gran ofensiva rusa de estos últimos dos meses sobre la ciudad de Jharkov se hace principalmente desde Rusia al estar la ciudad a unas decenas de kilómetros de la frontera. Los misiles se lanzan desde Rusia y los aviones que atacan Kharkov despegan desde Rusia.
Si Ucrania no puede atacar esas lanzaderas de misiles y esas bases aéreas está defendiéndose con una mano atada a la espalda. Járkov es la segunda mayor ciudad del país después de Kiev y sigue en manos ucranianas a pesar de los esfuerzos de Moscú por capturarla.
El Kremlin protestó. Moscú considera que lo que hace la OTAN es “provocar” a Ucrania para que la guerra se alargue y que es “un conflicto sin sentido”. Los rusos saben que sin apoyo occidental y con limitaciones en el uso del armamento que recibe, Ucrania tiene una defensa cada vez más difícil.
El presidente Vladimir Putin lanzó el martes su enésima amenaza a los países europeos miembros de la Unión Europea y la OTAN. Les dijo que habría “graves consecuencias” si aceptaban que Ucrania usara sus armas contra suelo ruso. Putin ha ido amenazando cada vez que los europeos daban un paso más en su apoyo a Ucrania, cada vez que enviaban armamento más potente y sofisticado o cada vez que aprobaban sanciones contra Rusia.
Los ministros de Defensa de la Unión Europea se reunieron el lunes en Bruselas para discutir el mismo asunto. No llegaron a un acuerdo, pero el canciller europeo, el hispano-argentino Josep Borrell, explicó tras la reunión que un acuerdo a 27 era simplemente una señal política porque el permiso debe darlo cada gobierno para cada tipo de arma.
Borrell considera, como Stoltenberg, que es la decisión correcta que debe tomarse y que es legal según el Derecho Internacional “cuando se usa de forma proporcionada”. Es decir, el canciller europeo le dice a Kiev que sería legal bombardear bases militares, depósitos de combustible, refinerías, nudos de comunicaciones y cualquier otra infraestructura que sirviera al esfuerzo de guerra ruso, pero no objetivos civiles.