Las bajas temperaturas y los días más cortos pueden representar una dificultad para las personas que salen a correr. Ya sea por el miedo a poner en riesgo la salud o por simple falta de motivación, es comprensible que el frío presente desafíos para mantenerse activo con las prácticas deportivas.
La buena noticia es que existen diversas estrategias que contribuyen a superar estas barreras y disfrutar de los beneficios de esta actividad física durante el invierno.
Salir a correr en esta época permite aumentar la resistencia, ya que al cuerpo le cuesta menos mantener la temperatura equilibrada y cerca de los 37 grados. Esto significa que los entrenamientos de varios kilómetros se vuelven más fáciles de realizar que en verano.
Aparte, por lo general, en épocas frías hay menos exposición al sol, lo que reduce los niveles de vitamina D. Esta vitamina es esencial para el organismo, por lo que si continúas el hábito de correr en invierno, el runner se asegurará la cuota diaria de esta vitamina.
Seis consejos para salir a correr los días de frío
Entrada en calor: es una parte fundamental. Los músculos están más fríos y acortados en esta época. Una correcta entrada en calor dispone al cuerpo para la actividad física, eleva la temperatura corporal y previene lesiones en articulaciones, músculos y tendones. Si la temperatura es inferior a los 5°, conviene realizar el calentamiento del cuerpo bajo techo.
Vestite por capas: si no sabés si te estás abrigando lo suficiente o demasiado, optá por las capas. Una buena opción es una camiseta térmica (preferentemente mangas cortas), una remera mangas largas de material sintético y/o un rompeviento fino. Si las temperaturas son demasiado bajas podés sumar un abrigo más.
El cuerpo una vez entrado en calor, alcanza una temperatura de +10° con respecto a la temperatura ambiente. Es decir, que si la temperatura es de 6°, el cuerpo luego sentirá 16°. Nunca te pongás nada de algodón ya que absorverá la transpiración y te terminarás enfermando.
Protegé garganta, pies, cabeza y manos: la garganta sufre más con el frío, sobre todo en entrenamientos intensos, donde tendemos a respirar por la boca. El aire, al no pasar por la nariz, no se calienta, lo que hace que entre directamente frío. Intentá, al menos al principio, respirar por la nariz, para hacer ese calentamiento de las vías aéreas superiores.
El frío también entra por los pies y se escapa por la cabeza en forma de calor. La cabeza y el tronco, son los lugares donde se disipa mucho más el calor, por esto también hay que mantenerlos abrigados. Después del entreno, mima a tu garganta irritada con alguna infusión caliente y miel.
Aprovechá para salir a correr con sol: cuando comienza a anochecer las temperaturas comienzan a bajar y se nota. Correr con los rayos del sol, nos protegerá y tendremos una sensación más agradable al correr. Si no podés, por cuestiones laborales, corré alejado de los autos y con materiales refractivos (en las zapatillas, camperas, remeras o gorros) para ser visualizados en la oscuridad de la noche.
Hidratación: por el frío, generalmente se no percibe la sensación de estar perdiendo líquido por sudoración. Por eso, es muy importante hidratarse tanto como si fuera verano. Siempre se debe llevar ropa seca, para cambiarla luego de hacer ejercicio.
Elongación después del entrenamiento: lo mejor es buscar un lugar cerrado para estirar los músculos luego del entrenamiento ya que el cuerpo baja su temperatura muy rápidamente. Así reducirás el riesgo de lesionarse o de resfriarte.