Uno de los principios que el rugby utilizó históricamente en su carta de presentación fue su amplia receptividad: es un deporte en el que hay lugar para toda clase de perfiles y fisonomías. Sin embargo, ninguna de las capas que lo compone aplica ese precepto con mayor fuerza que el rugby infantil: allí, donde no hay puntos ni trofeos en juego, y donde lo único que importa es aprender, divertirse y compartir, es donde comienzan a forjarse estrechos lazos de amistad que, en muchos casos, durarán toda la vida.
"Por lo general, de lo que se habla siempre en los medios es de la competencia de los planteles superiores. Eso es lo que se muestra. Pero todo eso nace con el rugby infantil. Si no se trabaja bien esa base, lo de arriba se empieza a caer con el tiempo. Hay clubes que durante años se enfocaron solamente en el plantel superior y terminaron pagando las consecuencias. Porque los jugadores tarde o temprano envejecen, y si no se ha trabajada como es debido en las divisiones formativas, no tenés cómo reemplazarlos", explica Oscar Sáez, presidente de Comisión de Rugby Infantil de la Unión de Rugby de Tucumán y delegado de Jockey Club.
"A nivel país, la URT es la única unión del país que tiene un fixture armado en el que los chicos juegan todos los fines de semana. Eso no es común. Por ejemplo, la Unión de Rugby de Buenos Aires es la más grande del mundo, con 95 clubes afiliados, y allá los infantiles juegan cada 15 o 21 días", grafica Sáez. "En el rugby infantil, a los entrenamientos se les llama estímulos. Allá tienen uno por semana, si lo tienen. Cuando vienen a Tucumán y ven que acá tenemos tres estímulos a la semana, no nos pueden creer", aporta Alejandro Naraskevicius, delegado de rugby infantil de Universitario.
La cuestión sirve como punto de partida para abordar una problemática que viene afectando al rugby en general, y que también tiene su impacto en las divisiones formativas: la migración de jugadores hacia otras disciplinas, en especial el fútbol. En efecto, en la URT y en los clubes se viene observando con cierta preocupación la baja en número de fichajes, un fenómeno que entre sus múltiples causas encuentra la creciente popularidad de otras disciplinas, como el mountain bike, el senderismo y especialmente los torneos de fútbol amateur como el de Las Cañas.
"Incluso el hockey, que está teniendo mixto en infantiles. De todas maneras, hay varios otros factores que repercuten en el rugby infantil. Por ejemplo, que Tucumán ya no es una plaza rugbística con la visibilidad que tenía antes. Por la falta de un estadio en condiciones, Los Pumas ya no vienen a jugar acá. Se van a jugar a otras provincias de la región donde hay muchos menos clubes de rugby que acá. Y los que van a ver esos partidos son en su mayoría tucumanos. Por ahí desde afuera siempre se vio a Tucumán como un lugar donde se respira rugby, pero la realidad es que en los últimos tiempos ya no es tan así", advierte Sáez.
Sin embargo, uno de los factores que mayores dificultades le presenta a la captación de chicos es su imagen de deporte "peligroso" por su alto grado de contacto físico. "El rugby es un deporte cada vez más seguro. Entre los cinco y los siete años se juega desde hace tiempo con modalidad tag-rugby, en la que se sustituye el tackle por quitarle una cinta de la cintura al jugador que lleva la pelota. Así se está aplicando en países como Sudáfrica, donde el rugby forma parte de la currícula educativa en escuelas y colegios. Cuando son un poco más grandes, los chicos ya van aprendiendo la técnica para tacklear y para caer, y le van perdiendo el miedo al suelo. Y cuando están en divisiones competitivas, ya dominan esas técnicas y su cuerpo ya está preparado", explica Sáez.
Actualmente, el número de infantiles inscriptos en la base de datos de la URT es de aproximadamente 2.500 entre todos los clubes, aunque lo cierto es que la distribución dista de ser equilibrada: mientras algunos clubes como Lawn Tennis y Universitario hay dos bloques y en Tucumán Rugby incluso tres bloques por división, a otros les cuesta sostener y sobre todo reforzar su población de infantiles, lo que a la larga terminará afectando el nivel de sus planteles juveniles y superiores. "Hay eso también tiene que ver el hecho de que en los últimos años, mucha gente se ha mudado a Yerba Buena. Y ahí sólo tenemos tres clubes. Actualmente, si armás un encuentro entre Tucumán Rugby, Universitario y Jockey Club, concentrás alrededor de 1.000 chicos. Y a eso sumale la familia de cada uno. Son eventos muy grandes, pero que casi no se reflejan en los medios", señala Naraskevicius.
¿Hay un estancamiento en el rugby infantil en Tucumán? Sáez sostiene que no. "Si bien es cierto que no ha crecido tanto como otros deportes en los últimos años, tampoco hubo un estancamiento. Lo que sí, quedan muchos espacios por cubrir principalmente en los clubes de Desarrollo. Ahí sí hubo algunos que han involucionado. Se debe trabajar no sólo en la captación, sino en la contención de los chicos que ya están. Lo importante es que los chicos que hoy están en el rugby infantil absorban todo lo bueno que tiene esta disciplina", explica.
Dado el tiempo que los chicos hoy pasan frente a las pantallas, muchos padres los empujan a hacer deporte. La gran pregunta es: ¿por qué deberían elegir el rugby? "Por varios motivos. Uno es porque es el único deporte en el que el chico va a hacer amigos para toda su vida. Yo he practicado varios deportes a lo largo de mi vida, y en ninguno encontré la camaradería que hay en el rugby. Hace 50 años que estoy en el rugby, y todavía me sigo juntando con algunos amigos que hice desde infantiles. Se deja el yoísmo de lado y se trabaja en equipo. Hay un compañerismo muy fuerte. Además, hay un ambiente de contención no solo para los chicos, sino también para sus familias", resalta Sáez.
Completa Naraskevicius: "el rugby te da aire libre y te da un ambiente de club muy lindo. Las familias van a pasar el día en los clubes, compartiendo al costado de la cancha o en la cantina. Además, es un deporte donde hay mucha solidaridad. Siempre se están haciendo cosas para que nadie se quede afuera. Si a alguien le falta una camiseta, en el club se la prestan. Si hay que viajar, se organizan rifas, locros, lo que sea, para que todos puedan viajar. Y lo que se está proponiendo es invitar a que la gente traiga sus hijos a un club durante un mes, sin pagar nada, para que prueben rugby, para que lo conozcan y vean lo que se vive".