Reflejos y templanza, algunas de las virtudes que llevaron a Darío Sand a entrar en la historia de San Martín de Tucumán

Reflejos y templanza, algunas de las virtudes que llevaron a Darío Sand a entrar en la historia de San Martín de Tucumán

El arquero piensa más allá de lo personal. "Lograr el récord de la categoría sería lindo, pero no me molestaría que me metan un gol antes si el equipo igualmente gana", aseguró.

UNA GARANTÍA. Sand es uno de los pilares en los que se apoya la campaña de San Martín de Tucumán. UNA GARANTÍA. Sand es uno de los pilares en los que se apoya la campaña de San Martín de Tucumán. Prensa CASM

¡Qué momento el de Darío Sand! El arquero vive un presente inmejorable; sin dudas el mejor desde que llegó a San Martín. Su repertorio está compuesto por atajadas de lujos y reacciones a tiempo; acciones que lo llevaron a construir una fortaleza bajo los tres palos del “santo”.

Los números hablan por sí solos: llegó a la marca de 897 minutos sin recibir goles (el último en convertirle fue Fernando Brandán, de Chacarita, en la fecha 8), acumula nueve vallas invictas consecutivas -13 en todo el torneo- y ostenta el arco menos vencido de la Primera Nacional.

Esas estadísticas no sólo hablan de la seguridad que brinda bajo los tres palos, sino que lo hicieron ingresar en la historia de San Martín: Sand logró la valla invicta más prolongada en la historia del club jugando torneos organizados por la AFA y es el único que logró nueve arcos en cero en fila.

Según el Departamento de Historia y Estadística del club, el primero de los récords estaba dividido entre Marcos Gutiérrez y Julio López, quiénes habían tenido una racha de nueve partidos sin recibir goles (816 minutos en total). A modo individual, Sand superó a otros dos nombres históricos del club: Francisco Guillén y Juan Maguna.

“Patón” había logrado mantener siete arcos en cero de manera consecutiva (653’) en el Torneo del Interior de 1987; mientras que Maguna había conseguido una racha de seis vallas invictas (557’), con la particularidad de fue en dos torneos diferentes: el Anual tucumano y el Nacional de 1976.

Incluso, las actuaciones del correntino lo dejaron a 37 minutos de quebrar la marca histórica de la categoría (933’) que todavía pertenece a Javier Burrai.

“Estoy feliz por haber logrado el récord. Pero esto es un trabajo de todo el equipo; acá todos ayudan para que San Martín siga creciendo”, dijo Sand en diálogo con LA GACETA tras el duelo frente a Racing de Córdoba. “Sí; es un objetivo personal, pero no es lo principal. Mi prioridad es que el equipo gané. No me molestaría si me hacen un gol antes de cumplir el récord pero el equipo logra sumar de a tres”, añadió.

¿Cuáles fueron los motivos por los que Sand entró en la historia?

El primero de todos: sus reflejos. Las reacciones rápidas (y a tiempo) forman parte del repertorio del capitán. Tal es así que las intervenciones de Sand son un cerrojo a la hora de enfrentar a cualquier rival. No hace falta ir demasiado lejos para comprobar está virtud: frente a la “academia”, el arquero se lució al impedir que el cabezazo de Wilfredo Olivera tocara la red. Imágenes de ese calibre aparecen en todos los partidos y, sobre todo, explican los motivos del momento que atraviesa el equipo.

El juego aéreo es otra de las facultades de Sand. El arquero muestra una gran firmeza a la hora de cortar los centros que llegan al área; cualidad que impide varias de las llegadas rivales.

Otra de los atributos es su velocidad de piernas. Frente a alguna llegada imprevista (o error de la defensa), el arquero toma cartas en el asunto y achica el margen de reacción rival. Sí; en tiempo y espacio correcto y con gran coordinación para cumplir esa labor.

La audacia es otro valor fundamental del “1”. No es que Sand tome demasiados riesgos, pero tiene un gran olfato para el posicionamiento dentro del área. Esa cualidad lo llevó a desarticular varios mano a mano.

En los momentos de presión, saca a relucir la templanza y la tranquilidad. San Martín todavía tiene “lagunas” en su juego que hacen acrecentar a los rivales que le generan peligro. Esas ocasiones casi siempre terminan siendo desactivadas por el arquero.

Esta característica es expuesta con la pelota en los pies. Si bien no tiene gran precisión en las pelotas largas, el arquero resuelve de manera correcta pese a la presión de los rivales. Es más, es una constante fuente de descarga para los defensores a la hora de “recalcular” una salida.

El trabajo defensivo tampoco puede obviarse. Juan Orellana, Agustín Dattola, Tiago Peñalba o Guillermo Ferracuti (sumados a los laterales Gonzalo Bettini y Nahuel Banegas) muestran un buen nivel y colaboran para que a Sand tampoco le lleguen tanto.

También se debe considerar que el “santo” no cometió ningún penal hasta el momento, situación que también le ayudó para mantener el invicto. Eso sí, Sand mostró estar preparado por si llega la ocasión: en la tanda de penales por la Copa Argentina, tapó dos remates.

Su mentalidad es otro punto a destacar. Tal es así que los goles sufridos por la Copa no fueron suficientes para tumbar el rendimiento que cosechó en la Primera Nacional. Incluso, en más de una ocasión, intentó imprimir su filosofía de vida dentro del plantel. “Vamos a salir fortalecidos de todo lo que pasó; hay que ser positivos”, reiteraba advertía tras la eliminación.

Sand es garantía de confianza bajo los tres palos de San Martín. El récord no es casualidad; es producto de una buena conjunción entre atributos y buenos rendimientos.

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