En un día frío y lluvioso, tal como las crónicas históricas describen al 25 de mayo de 1810, Natación y Gimnasia desató su propia Revolución de Mayo 214 años después frente a una multitud en la Catedral del rugby tucumano. Los "blancos" se adueñaron de todo lo que estaba a su alcance en la jornada final del Anual: tras ganar el título de la categoría Intermedia con un trabajadísimo triunfo sobre Tucumán Rugby (23-19), se adjudicaron también el de Primera dándole vuelta el resultado al hasta entonces invictoLawn Tennis con un penal en tiempo cumplido (25-23). Si para ganar hay que saber sufrir, no hay nada que reclamarle a los de la Avenida Benjamín Aráoz: no tuvieron ni un minuto exento de angustia antes de ganarse el derecho a festejar por partida doble. Y en el fondo es mejor así: cualquiera que haya practicado algún deporte y tenido la dicha de ganar un trofeo, sabe que el disfrute de un título es proporcional a lo que cuesta conseguirlo. Como todo en esta vida.
Con el antecedente inmediato del duelo que habían sostenido dos semanas antes, en el cierre de la etapa clasificatoria, cabía suponer que la revancha tendría un final igual de ajustado. Si bien ese primer choque había quedado en manos de Lawn Tennis, el análisis pospartido indicaba que si había un equipo en este Anual capaz de romper el halo de imbatibilidad de los "benjamines" era Natación.
Y así salieron a demostrarlo desde el comienzo de la final en la "Caldera del Parque". Con unos primeros minutos muy intensos, el equipo dirigido por Bernabé Alzabé se instaló en campo de los anfitriones y con paciencia fue tratando de desgastar a la defensa con la percusión de sus forwards. Sin embargo, la definición del primer try surgió de la combinación de la pareja de centros: Salustiano Vergara rompió por el medio y soltó el óvalo para Gonzalo Terraf, que venía a la carrera y no hubo forma de impedir que se zambullera casi bajo la H. El propio Vergara se encargó de la conversión porque César Rivadeneira, el pateador principal, debió salir amonestado tras un entrevero con un rival en el festejo.
Podría decirse que esa fue la principal diferencia entre un equipo y otro en ese primer tiempo: la efectividad en los metros finales. Porque Lawn Tennis también tuvo sus aproximaciones, usando el ancho de la cancha y con los kicks estratégicos de José Gianotti, pero cuando no incurrió en errores de manejo, chocó con la dura defensa de los "blancos". De todos modos, contó con la efectividad de Santiago Rez Masud para aprovechar cada chance de pedir palos, y así logró mantenerse a un punto de distancia. El tema es que Natación volvió a la carga, subido a la potencia de Mariano Perondi, que recibió de frente tras un line, embistió a la defensa y dejó la chance para que Gonzalo Páez levantara la pelota y apoyara. Fue un premio a la paciencia de los "blancos", que se fueron al descanso ganando merecidamente 17-9.
De todos modos, faltaba muchísimo para que Natación tuviera algo de tranquilidad. Y aunque la ventaja se hizo más amplia cuando el ingresado Santiago Rodríguez apoyó el tercer try de los visitantes (llevando el score a 22-9), lo peor que podía hacer Natación era bajar la guardia. Lawn Tennis no llegaba con 10 victorias consecutivas de casualidad, y así fue que salió a quemar las naves. Empujado por su gente y echando espuma por la boca, el "tennis" comenzó a jugar de todos lados, obligó a Natación a replegarse, y tras varias fases jugando corto, logró amontonar suficiente gente en una punta como para liberarle la otra a Lucas Sólimo. La pelota le llegó al fullback y este se arrojó sobre la zona de puntos, gritando que Lawn Tennis todavía estaba en partido.
El efecto psicológico de la conquista fue notable. Los dueños de casa entendieron qué es lo que había que hacer, y con las energías renovadas tras una serie de variantes, arrinconaron a Natación con el peso de sus forwards. Y esa confianza se vio reflejada en un empuje de scrum que terminó con el árbitro Álvaro del Barco saliendo disparado hacia la hache señalando el try penal para Lawn Tennis, que de esa forma se ponía al frente del marcador por primera vez en el partido, a falta de menos de 10 minutos para el final.
En ese último tramo, ambos equipos dejaron todo lo que les quedaba. Ahora el apuro era de Natación, que necesitaba al menos generarle una opción de penal a Rivadeneira, pero los dirigidos por Álvaro Tejeda no estaban dispuestos a semejante muestra de generosidad. La idea era clara: dormir la pelota, con Joaquín López Islas sacándola despacio de los rucks y jugándola corto para un continuado de fases que dejara correr los dos minutos que quedaban. Lawn Tennis lo hizo a la perfección, hasta que pasó lo insólito: será por el ruido del ambiente o por algún grito desde afuera que generó confusión, el medio scrum decidió sacar la pelota de la cancha pensando que la bocina que marca el minuto 80 ya había sonado, cuando en realidad aún faltaban 30 segundos. Una situación muy desafortunada para López Islas, sin dudas una de las grandes figuras del campañón de Lawn Tennis, y muy afortunada para Natación, que tuvo line a su favor, ganó en las alturas y mantuvo la posesión de la pelota hasta que la defensa local cometió penal. Y ahí, fue solo Rivadeneira contra la hache, en un tiro frente a la hache pero lejano. Con toda la presión encima, el 15 desenfundó y sacó un derechazo que entró por el centro y le puso el broche de oro a la fiesta de los "blancos". Más allá del resultado, que pudo ser para cualquiera, hay que decirlo: así da gusto ver una final.