Un grupo multidisciplinario de investigadores y técnicos de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres, liderados por Patricia Garolera de Nucci, estudia las huellas que dejan las actividades agroindustriales en el ambiente y su influencia en el cambio climático.
“Evaluamos la sustentabilidad de las cadenas productivas de la región NOA (principalmente industrias citrícolas y azucarera), considerando aspectos ambientales y energéticos relacionados con la producción de biomasa, con tecnologías de conversión aplicadas, con la distribución y con el uso del producto final”, explicó Garolera de Nucci. Y añadió: “Estudiamos y determinamos la huella hídrica (según Water Footprint Network) y la huella del agua (ISO 14046), analizando la problemática asociada al uso del recurso hídrico, consumo y distribución en las diferentes etapas de los procesos. También evaluamos la huella de carbono de productos agroindustriales”.
Junto a Javier Tonatto llevan adelante el plan de investigación “Sustentabilidad en la agroindustria”. “El objetivo principal es cuantificar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que contribuyen al calentamiento global y de otras sustancias que causan otros impactos ambientales, generadas en las distintas cadenas de valor agroindustrial”, precisó Garolera de Nucci. “Para poder reducir estas emisiones es necesario conocer la huella ambiental del proceso e identificar soluciones que mejor apoyen el desarrollo sustentable. Esto se logra mediante herramientas como el análisis de ciclo de vida; y por medio de esta, también es posible determinar la huella de carbono del producto, del proceso o de la actividad, entre otras huellas”, remarcó.
Actualmente, uno de los indicadores ambientales más utilizados es la huella de carbono. Esta refleja la cantidad de gases de efecto invernadero (GEI), expresada como dióxido de carbono equivalente, que es emitida directa o indirectamente como consecuencia de una actividad determinada, por ejemplo la producción de caña de azúcar, de limón, de productos industrializados, entre otros. Es un indicador que valorizan cada vez más los países, los mercados y las organizaciones, debido a su efecto directo sobre la calidad de vida y sobre la salud, y a su impacto sobre el calentamiento global.
Garolera de Nucci y Tonatto trabajan para cuantificar los impactos ambientales de las diversas prácticas de manejo en caña de azúcar, principalmente. Recientemente, los investigadores publicaron en la revista Sugar Journal de EEUU sobre “Estimación de emisiones de gases de efecto invernadero asociado a la fertilización nitrogenada en caña de azúcar”. Los resultados de este estudio en base a modelos, realizado conjuntamente con YARA Argentina, indicaron que las emisiones totales de GEI por tonelada de caña producida al emplear nitrato de amonio calcáreo (NAC) registraría una reducción del 30% en comparación al uso de urea (fertilizante tradicional). “Las emisiones originadas en el suelo por el uso de NAC también reflejaron una disminución importante. Esta diferencia estaría relacionada al mayor uso de nutrientes, eficiencia agronómica y baja volatilización asociados a dicho producto”, resaltó Tonatto. Y añadió: “Otra diferencia es el menor consumo de combustible al emplear NAC. Esto se basa en la capacidad de trabajo de los equipos de fertilización neumáticos que realizan una aplicación en superficie (abarcando múltiples surcos de cultivo por cada paso de maquinaria) con una baja demanda de potencia y consumo de diésel”. Garolera de Nucci destacó el importante aporte técnico/intelectual y de servicios que la Eeaoc realiza en la agroindustria de la región. Junto a Emilia Íñigo Martínez y a un grupo de profesionales capacitados en la temática llevaron a cabo el proyecto “Cálculo de la huella de carbono de cítricos y productos industrializados en la región NOA”, convenido entre Eeaoc y la Asociación Citrícola del Noroeste Argentino (Acnoa). En este se determinó la huella de carbono (valor ponderado) de fruta fresca de exportación, jugo concentrado, aceite esencial y cáscara deshidratada de limón. A partir de este estudio, se desarrolló una herramienta informática de cálculo de huella de carbono en lenguaje Visual Basic para Excel. Esta permite la carga de datos y la obtención de la huella para el sector citrícola. En un artículo publicado en la revista internacional “Clean Technologies and Environmental Policy” titulado “Life cycle assessment of energy saving and circular economy strategies: contributions to the environmental footprint lemon and by-product production in Argentina” se analiza la producción de limones en Argentina, mayormente destinada a subproductos industriales. Esta producción enfrenta problemas de suministro de gas natural y altas emisiones de gases de efecto invernadero. Se han implementado soluciones sostenibles, como la conversión de desechos cítricos en biocombustibles, lo que reduce las emisiones de CO2 en un 80%.
Determinar la huella de carbono y otras huellas ambientales proporcionan valor agregado a las cadenas productivas y son un requerimiento de comercialización creciente en muchos mercados de exportación. En este sentido, una de las tendencias más importantes a nivel mundial es la de indicar expresamente en los envases de alimentos y otros productos el valor equivalente del dióxido de carbono (CO2) que se liberó a la atmósfera hasta que ese producto llegó a las manos del consumidor.
La demanda mundial de productos agrícolas e industrializados de calidad, no sólo debido a su inocuidad, sino también a raíz de la calidad de su proceso productivo en todas sus etapas desde la perspectiva ambiental es creciente. En este sentido, existen convenciones internacionales que fijan pautas y/o estándares de calidad para dichos productos. El objetivo principal es generar estimaciones sobre el desempeño ambiental de las diversas actividades productivas.
Esto nos lleva a determinar las huellas ambientales de la actividad agroindustrial en todo su ciclo de vida, aplicando una serie de normas y/o estándares internacionalmente reconocidos que garantizan el cumplimiento de las etapas necesarias en este tipo de estudios. El grupo ya viene desarrollando numerosos estudios y publicaciones en la temática de indicadores ambientales en diferentes productos (producción de bioetanol de sorgo azucarado, bioetanol de caña de azúcar, diferentes mezclas de etanol y nafta, tasa de retorno energético en la producción de bioetanol y de residuo agrícola de cosecha entre otros).
Son trabajos realizados por un equipo interdisciplinario coordinado por Marcelo Ruiz -director Asistente en Tecnología Industrial (DATI) y coordinador del Programa Bioenergía de la Eeaoc- y por Eduardo Romero -coordinador del programa Agronomía de Caña de Azúcar de la entidad agrocientífica-, y con vinculaciones para la cooperación con otras reconocidas instituciones del medio.
Finalmente para favorecer una mayor difusión la Eeaoc pone a disposición en su sitio web (www.eeaoc.org.ar).