Los prejuicios aparecen cuando quien enjuicia no conoce suficientemente la realidad o el fenómeno que valora. En ese sentido, siempre hubo una brecha generacional: un espacio para la tensión y la falta de comprensión entre jóvenes, y sus padres y abuelos. Pero hoy se percibe una desconexión inmensa entre estos grupos etarios. Lo confirma el estudio de la consultora Moiguer sobre la generación Z (chicos de 15 a 25 años), que sostiene que este segmento se percibe a sí mismo como “orgulloso” y “esperanzado” en lugar de “descreído y “desarraigado”, como suele creer la mirada adulta.
El informe “Jóvenes argentinos: desarmando mitos” utilizó diferentes herramientas de investigación: focus group, entrevistas etnográficas, un estudio cuantitativo de la población general, observaciones de participantes y no participantes, entrevistas espontáneas en la vía pública y análisis bibliográfico. Entre sus conclusiones, el reporte de Moiguer detecta que “los jóvenes tienen objetivos de progreso e idea de sacrificio” en lugar de ser “una generación perdida y sin proyectos”. Las estadísticas sostienen esta afirmación: el 81% de los encuestados posee algún proyecto para los próximos cinco años. Alquilar para independizarse, terminar la carrera y comprar una casa son los propósitos que mejor se posicionan en el ranking. El 85% cree que el trabajo y el esfuerzo son los medios para alcanzar esas metas.
Ante el mito “las nuevas generaciones son indecisas y homogéneas", el informe contrapone que estas “tienen convicciones y están fragmentadas en sus ideologías". En esa línea, indicó que los jóvenes argentinos catalizan el giro a la derecha que está transitando el país. Según el sondeo, el 65% de los votantes de Javier Milei en las últimas elecciones posee entre 16 y 30 años, y el 71% de ese rango etario son varones. Al respecto, el informe añadió: “la juventud argentina está en búsqueda de un proyecto concreto, real y alcanzable, porque no la está pasando bien”.
A diferencia de lo que se cree, ser argentino genera sentido de pertenencia en el segmento juvenil. El estudio detalla que 9 de cada 10 se siente orgulloso de su nacionalidad y que no elegiría ser de otro país. ¿La clave? Los rasgos culturales propios y diferenciales: la afectividad, la pasión, el humor y las costumbres. Si bien emigrar se abre como una posibilidad, el 63% de los encuestados considera hacerlo sólo como una experiencia temporal, más que como un proyecto a largo plazo. Apenas el 26% sostuvo que se iría del país definitivamente. "La mayoría de los jóvenes elige quedarse en la Argentina”, explicó la consultora.
Para más información sobre el tema, consultar el proyecto #QueDicenDeMi, una investigación desarrollada por Unicef y Chequeado que busca derribar ciertos prejuicios sobre la población juvenil.