Allá por 2018 Agostina Soria, formada en Tucumán de Gimnasia, estaba en el proceso que encabezada Hernán Ferraro en el seleccionado argentino: era una Pantera que defendía los colores en la Liga de las Naciones (VNL). En aquella ocasión Soria fue noticia mundial, no solo por su juego. Pasó que la jugadora que formó parte de Rosario Sonder en la última Liga Femenina hizo lugar y se esforzó por cumplir el deseo de su cuñado, Dante Sirimaldi, de pedirle matrimonio a Silvina, también ex jugadora del club de calle Córdoba 1.180. La propuesta la hizo antes de comenzar un partido que Argentina debía jugar ante Estados Unidos en Santa Fe. Al ser una competencia internacional el pedido, que tuvo como respuesta un sí rotundo, se vio en el streaming mundial y en la televisión nacional también.
Esta vez, le tocó a Agostina transitar por cauces de extrema emoción para llegar al altar de la Catedral de Tucumán, punto en el que contrajo matrimonio con el cubano, también voleibolista, Osniel Lázaro Mergarejo Hernández. El sábado dio el sí en la elegante y majestuosa Iglesia. “Estuvimos a la altura de todos los que vinieron. Queríamos que se sintieran en su casa”, afirmó con felicidad la flamante esposa.
Llegaron muchos invitados de diferentes puntos del planeta. “Córdoba, Santiago del Estero, Mendoza, San Juan, Buenos Aires y La Pampa”, se detuvo y tomó aire para seguir el listado. Ahora el relato incluye banderas internacionales. “Estados Unidos, Puerto Rico, Francia e Italia fueron los de afuera”, añadió la jugadora que mayormente se desempeña en el rol de opuesta.
Entre los invitados estuvo el capitán de Power Milano Volley y de la Selección de Italia, Matteo Piano. El esposo de Soria formó parte hasta hace pocos meses del equipo donde el jugador de 2,10 metros es el capitán y buen amigo del cubano.
La pareja creó una cuenta de Instagram, que sigue activa (@boda_agososni), para que invitados internacionales y familiares en Cuba puedan ver el casamiento.
Al igual que su hermana, la propuesta de matrimonio que recibió Agostina fue especial. Puede que Silvina gane en ese sentido porque para que a ella le pidieran casamiento tuvo que detenerse por varios minutos un evento internacional con protocolos muy exigentes que cumplieron para lograr la propuesta ideada por Dante. En el caso de Osniel, el pedido puede superar al de su concuñado en romanticismo. Por más fanático del deporte que se pueda ser, la Plaza del Duomo tiene más encanto que una cancha de vóley. “Fue el 11 de noviembre, día del cumpleaños de mi ahijada ‘Maite’”, recordó Soria.
El cubano prefirió un día de paseo por el centro de Milano. La llevó de la mano, subieron los seis escalones de la catedral de Santa María de la Flor, se arrodilló y sacó el anillo de compromiso. “Una amiga, mi hermana a la distancia y alguien más fueron cómplices”, siguió contando. En la “jugada” la “Agostina de la historia” fue Sol Piccolo, otra Pantera y amiga que juega en Sens Volley 89 de Francia.
Ahí comenzaron los preparativos a distancia. “Ninguno vio el salón. Mi hermana y mi mamá fueron las weddings planners. Fuimos viendo por videollamadas todo”, reveló “Agos”.
No hubo tiempo para mucho más: dieron el sí, hicieron fiesta a la noche y una reunión más el sábado. El esposo debía presentarse en Misiones el martes porque la selección cubana lo esperaba. Los amistosos ante Argentina en Posadas y Montecarlo (ambos los ganó Argentina) le sirvieron a los dos equipos. Ayer comenzó la VNL masculina en Rio de Janeiro, hasta el domingo, eso será lo más parecido a la luna de miel que podrán tener hasta nuevo aviso.
Sucede que luego del torneo de selecciones, Osniel volverá a Cuba para seguir entrenándose con la Selección que debe jugar las otras VNL en Canadá y Eslovenia. Así como Argentina, Cuba también buscará un lugar en los Juegos Olímpicos de París que comenzarán el 26 de julio. La agenda de Osniel, también seguirá escribiéndose en el vóley ruso, en Dynamo de San Petersburgo, con la posibilidad en el medio de estar en París 2024. Agostina lo acompañará hasta el domingo en Brasil y retornará a Buenos Aires, dónde está radicada desde hace varios años.
Rusia será entonces por un tiempo el lugar estable del matrimonio, cuyo amor surgió de la pasión deportiva. “Nos conocimos gracias al vóley. Él jugó en Untref para la Liga, luego dos años más en Obras de San Juan y otra en Bolívar. Mediante amigos nos fuimos conociendo”, cerró un nuevo capítulo de una historia que sigue con la red alta de por medio.