Las claves del crecimiento de Talleres, un club modelo para el fútbol del interior

Las claves del crecimiento de Talleres, un club modelo para el fútbol del interior

El equipo cordobés está totalmente afianzado en Primera, donde suele ser protagonista temporada tras temporada.

Las claves del crecimiento de Talleres, un club modelo para el fútbol del interior Foto: Marcelo Androetto

Una ilusión sin límites es la que viven por estos días los hinchas de la “T”. El rival de Atlético Tucumán este domingo atraviesa horas felices, no sólo por su buen debut en la Liga Profesional, sino sobre todo por su andar en la Copa Libertadores, lo que no es poco.

A falta de una fecha para el cierre de la fase de grupos, Talleres se clasificó con antelación a octavos de final e incluso pelea palmo a palmo con grandes del continente como River y Palmeiras por el “botín” de quedar ubicado arriba de todos para definir siempre de local en las llaves de eliminación directa.

En el plano local, la victoria 2-0 a domicilio sobre Independiente el fin de semana pasado tuvo el aditamento de darle un postrero empujón a Carlos Tevez en su decisión de abandonar el cargo de entrenador del equipo de Avellaneda.

Todo lo relacionado con el “rojo” tiene morbo para el mundo “tallarín” desde aquella épica definición por el Torneo Nacional 1977 (Independiente fue campeón tras igualar 2-2 con la “T” en Córdoba, con tres hombres menos).

En los últimos meses, tal rivalidad se le ha venido dando bien al “matador”, que en las dos ediciones precedentes de la Copa de la Liga dejó sin clasificación a cuartos al “rojo” en la última fecha, y ahora lo venció con autoridad en el arranque de la Liga 2024.

“A Independiente le queremos ganar siempre”, admitió a LAGACETA Carlos Ruiz, un simpatizante de la “T” que vive en la ciudad aledaña Villa Carlos Paz y que tiene un sueño por encima de cualquier otro: que su equipo al fin conquiste una estrella local, algo que Talleres ha estado merodeando los últimos años sin poder concretar.

“Ya tenemos un título internacional (Copa Conmebol 1999) y ganar la Libertadores creo que es una utopía. Por eso lo que más deseo es ser campeón de la Liga o la Copa Argentina… siempre nos quedamos a la puerta pero este año eso puede cambiar”, agregó Ruiz, al tiempo que confesó que no le tenía mucha fe al actual entrenador, pero Walter Ribonetto le ha tapado la boca: “Armó un equipo muy equilibrado, con un Ramón Sosa por encima de la media”.

En verdad, Talleres viene siendo protagonista de muchos de los torneos desde su regreso a Primera División en 2016, tras superar la etapa más sombría de su historia (un proceso de quiebra de una década y varias temporadas deambulando en el torneo Argentino A…).

De regreso en la elite, los entrenadores pasan, su plantilla se renueva y Talleres (casi) siempre está dando pelea. En “La Docta” el mundo del fútbol coincide en que el arma secreta de la “T” en los últimos años tiene nombre y apellido, y se llama Andrés Fassi.

Elegido presidente a fines de 2014, este empresario es el principal responsable de la “resurrección” del club de Barrio Jardín. Tras trabajar como preparador físico de Belgrano, Racing de Córdoba y Talleres, Fassi pegó el salto y se fue a México, en donde se convirtió en un empresario del fútbol que obró milagros en el Pachuca.

Con participación accionaria y como vicepresidente y mano derecha de su dueño, Jesús Martínez, Fassi consiguió que el equipo “tuzo” escribiera las páginas más gloriosas de su historia, con la obtención de trofeos de Liga y a nivel Concacaf, e incluso la corona de la Copa Sudamericana 2006, el único cetro de la Conmebol conquistado por un conjunto “azteca”.

“El modelo de Talleres pasa por un tipo como Fassi que sabe muchísimo de fútbol, que está metido en ese mundo desde los 17 años”, contó alguien que ha seguido de cerca el sorprendente recorrido del empresario de 62 años y que prefiere conservar el anonimato.

Esta persona recuerda que en 2002 participó de un congreso organizado por Fassi en la ciudad de Pachuca, en donde mostró que tenía a 1.000 jugadores de todo el mundo en carpeta, algo de lo cual sacó provecho Talleres a partir de su desembarco en la institución.

El flujo de ida y de vuelta entre futbolistas cuyas fichas pertenecían al Pachuca o a Talleres se dio en más de una oportunidad.  Así, Nahuel Bustos se fue en su momento al club mexicano y más recientemente Matías Catalán llegó procedente del norte. Actualmente, Fassi está relacionado con el FC Juárez, equipo al que emigraron Michael Santos y Diego Valoyes.  

Pese a su “doble vida” entre Argentina y México, Fassi está omnipresente en Talleres.

“Absolutamente nada se decide sin que él levante el pulgar. Quizá por eso se generaron algunas rispideces con (Frank) Kudelka o con el ‘Cacique’ (Alexander) Medina. Por lo que se sabe, está metido absolutamente en todo”, agregó la fuente cercana al club cordobés.

Se sabe, Fassi mantiene sus diferencias con Claudio “Chiqui” Tapia y la mayoría de sus pares dirigentes. En foco está la cuestión del desembarco del capital privado en los clubes de fútbol, en un momento en que el gobierno nacional impulsa las SAD (Sociedades Anónimas Deportivas) y la AFA resiste los embates.

De hecho, para este próximo viernes 24 de mayo la Liga Cordobesa de Fútbol (LCF) convocó a un congreso en la capital provincial al que comprometieron su presencia el propio Tapia y dirigentes de todo el país, reunidos bajo la consigna “No a las SAD”. “¿Talleres? Se verá si vienen…”, afirmó Alejandro Fernández, titular de la LCF.

Cierto es que a partir de un cambio de estatuto, que determinó que sólo 100 socios puedan participar de las asambleas (en las cuales sería muy difícil escuchar un “no” a los designios del presidente) muchos consideran a Talleres un club “pseudo privatizado”.

“La actual conducción es muy cerrada. Es una mesa chica de la que forman parte Fassi, uno de los hermanos y un sobrino, que en teoría será su sucesor en el cargo cuando él decida dar un paso al costado”, explicitó la fuente cordobesa.

Mientras tanto, Talleres va por más. Crece, compite siempre y apuesta todo a conseguir un título.

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