Las víctimas de la presunta estafa dudaron entre esperar y denunciar

Las víctimas de la presunta estafa dudaron entre esperar y denunciar

Damnificados describieron al presidente de Soramus SA, quien se encuentra prófugo por múltiples incumplimientos a sus inversores.

Las víctimas de la presunta estafa dudaron entre esperar y denunciar

Una de las más de 100 personas que denunciaron Sebastián González (45 años) y a su financiera, Soramus S.A, por estafas dijo que lo conocía desde hace más de 15 años y que si le hubieran preguntado hasta el año pasado, habría dicho que era una excelente persona y que en cambio hoy, si tuviera que describirlo en una palabra, diría que es un despiadado. Así se refirió una mujer, que pidió que su nombre se mantuviera en reserva, y que sólo se identificó como G. N. Añadió que todos lo tenían como “el rey de las finanzas” y que muchos de los afectados son amigos suyos de años.

Las fuentes piden que sus nombres se preserven; es mucho el dinero que invirtieron y que desde hace más de un año no pueden recuperar. Los entrevistados coincidieron en destacar que la firma Soramus S.A les parecía confiable por una serie de razones:

1) La tasa de interés que ofrecían por invertir ahí no era estrepitosa. Explicaron que pagaba medio punto o a veces un punto más que lo que ofrece un banco. La ventaja era que se podía retirar los fondos una vez por semana y no una vez al mes como en el sistema de plazo fijo, explicó F., otra de las afectadas que le confió a la empresa los fondos que había heredado tras la venta de la casa materna.

2) La financiera contaba con una mutual que les prestaba dinero a clientes selectos, incluyendo a empresas solventes y a dependencias estatales y municipales. Otro, inversor, R. L., contó que les  daba cierta tranquilidad saber que la plata no era prestada a cualquiera, sino que se movía medianamente dentro de un mismo círculo, “con gente confiable”. R. L.  a comienzo de año decidió demandar por incumplimientos a la financiera.

3) La confianza en el líder. Sebastián González dirigía la empresa y según algunos denunciantes se habría dedicado a esta actividad durante 20 años. A veces trabajando con otros socios, no siempre bajo el nombre de la firma Soramus, pero sus allegados y quienes invirtieron con él desde el comienzo dijeron que los buenos resultados le hicieron ganar mucho respeto dentro de la actividad. Esa buena fama lo llevó a contar no solo con la confianza de su entorno, sino también de familiares de esos inversores que fueron atraídos por la promesa de la solvencia y de obtener buenas ganancias. F. dijo que ella misma arrastró a su hermana a esta situación. Añadió que dividió en dos su parte de la herencia; con una compró una prótesis que necesitaba y a la otra la invirtió en la financiera.

Julio M., quien invirtió el dinero de una indemnización, sintetizó que lo tenían como al rey Midas.  

La buena fama y la solvencia comenzaron a trastabillar aproximadamente en julio del año pasado, cuando los inversores comenzaron a tener trabas para retirar los fondos. Sin embargo el respaldo ganado en tantos años le permitió a González estirar la situación hasta diciembre, cuando llamó a una reunión, explicó que estaba con algunos problemas por la situación económica que generaba el cambio de gobierno nacional y prometió que en seis meses estaría recuperado. Ese mismo mes recibió la primera denuncia en su contra.

Hubo muchos inversores que lo esperaron, por la confianza que le tenían o porque no tenían otra opción. Dijeron que en los últimos meses era muy difícil encontrarlo en las oficinas de La Madrid al 400. G. N. dijo que en marzo lo encontró hablando con un hombre al que corrió porque le dijo que lo denunciaría. Le contestó que no podía reclamarle nada si él había puesto plata en negro.

G.N también detalló que su última inversión fue a comienzos del año, sin saber del problema que ya estaba viviendo la financiera. Relató que cuando le reclamó por lo que estaba pasando le contestó que usó su plata para pagarles a quienes lo estaban apretando porque sabía que ellos no le harían nada.

El fiscal Mariano Fernández, de la Unidad de Estafas, Usurpaciones y Ciberdelitos, ya recibió más de 100 denuncias por el caso, pero entre las víctimas estiman que puede haber al menos 300 afectados. El fiscal allanó las oficinas y las casas vinculadas al acusado, donde solo encontró a la madre de González y a su ex esposa. El investigador pidió la orden de captura para el “Rey de las Finanzas” y analiza también la participación de otras personas que trabajaron en la financiera y la mutual.  

Los damnificados contaron que fueron conociendo en los pasillos del edificio de Tribunales muchas historias terribles, como la de una persona que invertía con la ilusión de pagarle la fiesta de 15 años a su hija. Eso señaló F., que será asistida por el abogado José María Molina.

N.D, que es representada por el abogado Ricardo Scheuermann, dijo que varios de los damnificados dudaron entre denunciar o esperar un poco más, porque por muchos años González había cumplido, pero cuando vieron la fila de denunciantes que había en Tribunales advirtieron que el hombre se había borrado, que no contestaba mensajes y que nadie sabía dónde estaba.

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