River vive días extraños. Tres títulos en los últimos 10 meses, clasificado a octavos de final con antelación en Copa Libertadores (probablemente como uno de los mejores primeros) y protagonista en las últimas ediciones de la Copa de la Liga… Sin embargo, una buena parte de los hinchas del “millonario” están lejos de mostrarse conformes –mucho menos confiados- por causa del nivel actual del equipo de Martín Demichelis.
¿Exigencia desmedida o visión “profética”? Quizá un poco y un poco, reflejados en el “bandazo” de la reacción de los simpatizantes al anuncio del nombre del entrenador por los altavoces del Monumental. Con apenas tres días de diferencia, se pasó de los silbidos a los aplausos, apenas mediados por la goleada 3-0 sobre Central Córdoba y las repercusiones mediáticas –la mayoría de ellas críticas- a la reprobación masiva del sábado pasado.
De hecho, minutos antes del inicio del partido con Libertad el martes, la expectativa y el silencio en el estadio fue tan grandes como los que preceden a la ejecución de un penal en instancias decisivas: todo el mundo quería saber si los hinchas cambiarían su “veredicto” sobre Demichelis, al menos temporariamente y quizá con la intención de “no darle de comer” a periodistas e hinchas de otros clubes.
En fin, esta vez buena parte del Monumental aplaudió a Demichelis. Y seguramente lo mismo suceda en la previa del choque de mañana contra Belgrano. Aunque por lo que se lee en redes sociales por estos días, esto no significa que el “pueblo riverplatense” haya dejado definitivamente atrás su desconfianza hacia el entrenador. Más bien parece una suerte de “impasse” hasta que sobrevengan eventuales nuevos motivos de reproche.
La victoria sobre Libertad fue para River algo así como “un día más en el trabajo”, en el sentido de que hizo lo que debía –ganar- y casi sin pasar sobresaltos. Pero el rendimiento del equipo, en particular durante el primer cuarto de hora del complemento, dejó mucho que desear: entonces el “Millo” perdió dominio de pelota y terreno y se defendió muy cerca de su arquero, algo que podría haberle costado caro.
La retaguardia, además, en general no otorga garantías, excepción hecha de esta muy buena versión de Paulo Díaz y algunas intervenciones salvadoras de Franco Armani. Y como Demichelis y su ladero Javier Pinola fueron defensores, los dardos de muchos hinchas apuntan hacia ellos.
En definitiva, fue la jerarquía de Miguel Borja la que el martes le trajo tranquilidad de espíritu al técnico formado en Alemania y a un “Mundo River” atravesado por la “grieta” hasta en horas felices: tras el doblete del colombiano, un periodista partidario hizo un posteo en redes destacando que el equipo tiene “el mejor 9 de América para pelear la Copa Libertadores. No es poco”, a lo cual un hincha respondió: “Y pensar que la copa pasada casi no jugó por el capricho del DT… (Salomón Rondón)”.
Aun así, Demichelis parece haber sumado algunos “porotos” con sus decisiones en las últimas semanas. Por ejemplo, cambiando laterales (Agustín Sant’Anna y Milton Casco como titulares tras sus buenas actuaciones frente al “Ferroviario”) y fuera de estas modificaciones manteniendo el resto, con los Rodrigos Aliendro y Villagra en el eje y Facundo Colidio como compañero de Borja en el ataque.
Sus detractores no le dejan pasar una a Demichelis
Aquellos que critican a Demichelis se afirman en la “sensación” de que así como viene jugando (menciones especiales al último partido con Boca y al encuentro con Nacional en Montevideo, donde se vio a un equipo con falta de carácter, además de lagunas futbolísticas profundas), River difícilmente tendrá chances de meterse en la final de una Libertadores que, por si faltara morbo y ansiedad, en principio se jugará en su propia casa.
Además, los detractores de “Micho” encuentran en los hechos argumentos de sobra para cimentar su posición. A saber (entre otros): las charlas en “off” con periodistas que se filtraron, la dolorosa partida de un ídolo como Enzo Pérez, el pobre mercado de pases (y la carencia de líderes en cancha), el poco lugar que en su momento le dio a Claudio Echeverri o actualmente a Franco Mastantuono), más algunas desafortunadas declaraciones en ruedas de prensa…
A favor del entrenador, todos en el fútbol (y en la vida) tienen (tenemos) el derecho a cometer errores y a aprender de ellos. También es verdad que siempre se paga un costo, de ahí los padeceres de Demichelis en este presente “raro” de un River ganador pero inseguro, que sabe que no podrá fallar con los próximos refuerzos si pretende pelear la copa hasta el 30 de noviembre.