El tratamiento de la enfermedad cardiovascular ha cambiado radicalmente desde la aparición de unos pequeños tubos de malla metálica que ayudan a corregir las arterias cuando se obstruyen. Los stents han permitido salvar miles de vidas. Sin embargo, hoy están en el centro de una “tormenta perfecta” por la crisis económica que atraviesa el país y en especial el área de salud. La problemática es tan grande que los cardiólogos intervencionistas declararon la emergencia de la especialidad.
A través de un comunicado, el Colegio Argentino de Cardiólogos Intervencionistas (CACI) alertó sobre dificultades en la atención de pacientes que requieren una angioplastia o un stent. Las autoridades de la entidad advirtieron que, en el mediano plazo, la actividad puede desaparecer y no podrían colocarse stents ni efectuarse angioplastias porque se está dando una conjunción de factores que ponen en peligro la misma actividad de una disciplina que en la actualidad se ocupa de atender de manera mínimamente invasiva las complicaciones cardiovasculares.
El texto del CACI, que tiene 16 puntos, señala que la situación es alarmante debido al aumento exponencial del costo de los equipos y los insumos médicos y la baja sistemática de los honorarios profesionales. Esto ya está mostrando consecuencias indeseables, como son la reprogramación de las prácticas y la demora en realizarlas, al dilatarlas por meses, lo que pone en riesgo la salud del paciente. “De no mediar una solución en el mediano plazo, toda la actividad va a verse paralizada, generando un impacto incalculable sobre la salud de la población en toda la Argentina”, advirtieron.
Asimismo, subrayaron que la situación está forzando a algunos médicos a emigrar en busca de mejores condiciones laborales en países donde los reciben con los brazos abiertos y tienen retribuciones acordes con la calidad de su trabajo. “La escasez de médicos y el cierre de centros de alta complejidad tendrá indudablemente consecuencias serias en la salud cardiovascular de la población”, señalaron.
La preocupación de los cardiólogos
En Tucumán, los cardiólogos mostraron su preocupación por lo que está ocurriendo. No obstante, aclararon que pese a que trabajan con muchas dificultades no están dejando de atender a todos los que necesitan asistencia. Según dijeron, hay empresas de medicina prepaga y obras sociales que no autorizan el suministro de los componentes para poder llevar adelante las prácticas, dilatando estudios necesarios y atentando contra la salud de los pacientes.
“No hay falta de insumos; este es un problema económico y administrativo”, señaló Arturo Fernández Murga, cardioangiólogo intervencionista. Aunque aclaró que no han dejado de operar en ningún momento.
Se trata de un inconveniente estructural de la salud en la Argentina. Los insumos que se usan para la especialidad son muy costosos; subieron muchísimo con la devaluación y quedaron desfasados en relación a lo que hoy pagan obras sociales y prepagados. Los honorarios que reciben los profesionales también están muy atrasados. “La Argentina es uno de los lugares donde menos honorarios reciben los médicos por cardiología intervencionista. Es casi un tercio o un cuarto en comparación con otros países de Latinoamérica. Con el altísimo nivel profesional que tenemos acá, médicos con posgrados y doctorados, y una universidad que es de enorme calidad, salen profesionales que son muy demandados en otros países”, señaló el médico Luis Aguinaga, ex presidente de la Federación Argentina de Cardiología.
Según la CACI, los salarios de los médicos en los últimos años han caído a valores que hacen cada vez más difícil mantenerse en la especialidad. Además, dijeron, que los especialistas cobran a los 90, 120 y a veces 150 días después de asistir al paciente.
Coincidió con esta apreciación el cardiólogo Aldo Prado, ex presidente de la Sociedad de Cardiología de Tucumán. Según el profesional, como también ocurre en otras especialidades, los insumos que se necesitan son importados y han sufrido un gran incremento en sus costos en los últimos meses. “Todo esto terminará impactando en la disponibilidad de recursos y en la atención médica final”, apuntó.
“Los precios de los insumos se dispararon, no así las coberturas de obras sociales que siguen pagando valores standar por módulos que incluyen las prácticas, la internación, honorarios médicos e insumos. Al subir los costos de los insumos, debemos sacrificar los honorarios médicos. No sé cuánto tiempo más se pueda sostener esta situación, teniendo en cuenta que la enfermedad cardiovascular es una gran problemática de salud (la primera causa de muerte); es una lucha mantener la asistencia”, opinó Aguinaga.