Desde Tucumán al país de los canguros: el camino del árbitro que brilla en el futsal en Australia

Desde Tucumán al país de los canguros: el camino del árbitro que brilla en el futsal en Australia

Rubén Véliz había estado decidido a dejar la profesión, pero a través de un llamado de un viejo amigo, terminó descubriendo el futsal y ahora vive en el país de los canguros.

EN ACCIÓN. Véliz (derecha) durante el sorteo con los capitanes. EN ACCIÓN. Véliz (derecha) durante el sorteo con los capitanes.

Rubén Véliz es un tucumano que desde chico soñó con ser árbitro, y pese a los golpes que le dio la vida, lo consiguió. Desde hace casi nueve meses vive en Australia y espera seguir creciendo. “El arbitraje me ayudó a estar en donde estoy. Fue difícil conseguir el ingreso, pero ahora disfruto de un país maravilloso; el famoso país de los canguros”, relata entre risas desde Queensland.

Muchas veces sus trabajos son poco valorados, casi siempre quedan en el ojo de la tormenta y sus errores jamás serán perdonados por los hinchas y jugadores. Sin embargo, los árbitros siguen ahí, poniéndoles el pecho a las críticas y siendo una parte fundamental en los diferentes deportes.

En el caso del fútbol, los jueces no están solamente para indicar infracciones o para decidir cuando la pelota está o no en juego; sino que también son los que entienden al jugador, los que se ponen en la piel del futbolista y los que saben cuándo deben hacerle bajar un cambio. En el caso de los que trabajan con chicos, además, tienen un rol fundamental en el aprendizaje de los futuros “cracks”.

Cuando Véliz comenzó su camino en el arbitraje (aproximadamente en 2012) era referí de campo en fútbol 11. Cuenta que tuvo muchos compañeros en sus inicios que hoy dirigen en torneos federales y nacionales, pero una pérdida familiar hizo que para él cambiaran los planes que tenía para su vida. “Cuando falleció mi mamá decidí alejarme del fútbol 11. El árbitro no tiene fines de semanas libres, no pude compartir cumpleaños y sentía que no disfrutaba de mi familia como quería”, comenta.

En aquel momento, decidió continuar con sus estudios (profesorado de educación física y técnico superior en psicomotricidad) pero siempre continuó ligado al fútbol; y la propuesta de volver a ser árbitro llegó en un partido amistoso entre Atlético y San Martín. “Eran los populares amistosos de invierno y dirigía un amigo. Fui a la cancha de Atlético y me encontré con Facundo Nanterne, que también había sido árbitro. Él fue quien me propuso volver al ruedo”, recuerda sobre aquel encuentro con el ahora presidente de la Asociación Tucumana de Futsal.

MUNDIAL. Los tucumanos Rubén Véliz y Camila Usandivaras posaron durante el Mundial Femenino de Futsal en 2023. MUNDIAL. Los tucumanos Rubén Véliz y Camila Usandivaras posaron durante el Mundial Femenino de Futsal en 2023.

La invitación de Nanterne para él (en ese entonces ex árbitro) era para sumarse a un deporte nuevo en la provincia: el futsal. “Lo tomé porque era una opción para no alejarme totalmente de esta pasión y seguir adelante. Sentía que algo me faltaba y al poco tiempo empecé a dirigir varios torneos nacionales de Argentina”, recuerda.

Después de haber arbitrado en varios torneos de la Confederación Argentina de Futsal, para Véliz llegó una gran oportunidad en 2023, cuando fue convocado para ser árbitro del Mundial Femenino, luego de cinco años de gran nivel en torneos internacionales. “Allí tuve contacto por primera vez con gente de Estados Unidos, México, Francia y Australia. En pleno Mundial, me preguntaron si me gustaría aprender inglés en otro país, que ellos estaban interesados en hacer los trámites pertinentes para poder sumar mi experiencia en sus planteles de árbitros. Yo acepté, pero pensaba que sólo iba a quedar en esa charla. No obstante, semanas después me llegó un email con la invitación formal”, añade sobre aquella chance que incluía sólo los estudios. Lo demás (viajes y algunos trámites) corría por su cuenta.

Desde Tucumán al país de los canguros: el camino del árbitro que brilla en el futsal en Australia

A los tres días de haber arribado a Australia, Véliz ya estaba dirigiendo en Sydney. “Tenía muy poco inglés, pero sobraban las ganas. Me sumé automáticamente al plantel de árbitros de futsal y luego de un mes me derivaron a Gold Coast, donde vivo actualmente”, comenta.

En cuanto al deporte en sí, remarca que el futsal es diferente en Australia. No se juega de lunes a lunes a como en Tucumán y solamente se compite seis meses. “Aquí sólo hay partidos lunes y miércoles; ahora el torneo finalizó y recién volverá a comenzar en septiembre. Durante estos meses sólo se juega fútbol 11. Yo formo parte también del grupo arbitral en Queensland”, agrega.

INTERNACIONAL. Véliz junto al plantel de Irán en la Internacional Cup (Gold Coast/Queensland). INTERNACIONAL. Véliz junto al plantel de Irán en la Internacional Cup (Gold Coast/Queensland).

A los pocas semanas de haber llegado a Australia, el árbitro fue convocado para dirigir la Gold Internacional Cup. “Fue mi primera gran experiencia de este lado del mundo y fue increíble. Vinieron equipos de diferentes países como nueva Zelanda,  China, Japón,  indonesia, Vietnam entre otros “, recuerda. “Muy bueno”.

Australia, su nuevo país

Australia es conocida por ser un país multicultural. En la teoría parece algo común, pero al vivirlo todo cambia. “Me cruzo con gente de todo el mundo; está lleno de restaurantes chinos, japoneses, indios... En el colegio en el que estudio cambiamos conversaciones sobre las culturas de cada país, es una muy linda experiencia. Además, Australia es hermoso geográficamente. Vivo en una ciudad que dicen es parecida a Miami, pero con españoles, franceses, suizos, holandeses, alemanes. Hay gente de todos lados”, relata sorprendido.

Si bien explica que su adaptación sólo se complicó por el idioma, agradece la generosidad de los australianos que se muestran muy solidarios con los extranjeros. “Estuve viviendo el primer mes en Sydney y conocí el famoso Harbour Bridge, el puente del que salen los fuegos artificiales a fin de año y que sólo lo conocía por Crónica TV”, cuenta entre risas.

Más allá de todo lo bueno que se suele ver por redes sociales, Véliz advierte que también hay algunos puntos negativos en el país de los canguros. “Las grandes ciudades son caóticas, no todo lo que brilla es oro. Para los latinos es un país muy caro para visitar; si conseguís trabajo, te acomodás un poco mejor. Los trabajos se pagan por semana y todo está organizado por semana y no por mes. La renta donde vivo se paga semanalmente y cuesta entre 250 a 350 dólares australianos por semana, igual esa suma de dinero lo podes hacer muchas veces con un día de trabajo”, explica, pero inmediatamente aclara: “Hay muchos trabajos casuales. Hoy los tenés y mañana no; todo está organizado por la cantidad de inmigrantes que reciben y que necesitan trabajar. Se puede decir que hay muchas oportunidades”, sentencia.

En la balanza entre lo positivo y lo negativo, Véliz pone lo geográfico y lo sentimental, respectivamente. “Hay paisajes increíbles, playas, montañas, cascadas ocultas... La seguridad es tremenda, hay cámaras por todos lados. La parte negativa es la falta de afectos: un día estás bien y al otro día en el piso. Es difícil entablar relaciones de amistad. Si hoy conocés un argentino, quizás en una semana ya no lo ves más porque se venció su visa o continuó con su viaje. En los hospedajes tenés que ir moviéndote constantemente y eso es algo que te termina agotando”, lamenta.

Por último, también hizo mención especial a la gastronomía. Si bien admitió que extraña el ‘sánguche’ de milanesa, cuenta con asombro todo lo que probó en estos meses. “Hay restaurantes de todo tipo; probé comida asiática, india, carne de canguros, de cocodrilo y de tiburón. Eso sí, la carne de vaca no es tan sabrosa como la nuestra. Estoy aprovechando para probar las comidas típicas de cada país. Son oportunidades increíbles”, firma el árbitro, que muchas veces es mirado de reojo por todo el mundo.

Desde Tucumán al país de los canguros: el camino del árbitro que brilla en el futsal en Australia

Él, en silencio, se prepara y trabaja para poder triunfar en la elite del deporte. “Estoy cumpliendo un sueño, viviendo de algo que amo. Siempre me lo imaginé, pero nunca pensaba que se haría realidad. Estoy agradecido por todas las personas que se cruzaron en mi camino y me llevaron a donde estoy. Los sueños están para cumplirse”, sentencia Véliz, un tucumano feliz en el otro lado del mundo.

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