Atlético Tucumán debe demostrar que el partido ante Boca no fue un hecho aislado

Atlético Tucumán debe demostrar que el partido ante Boca no fue un hecho aislado

Para tener una buena Liga Profesional, el “decano” necesita un rendimiento parejo, sin importar el rival que esté en frente.

Atlético Tucumán debe demostrar que el partido ante Boca no fue un hecho aislado DIEGO ARÁOZ / LA GACETA

Después de la floja actuación en la Copa de la Liga, Atlético necesitaba comenzar así la Liga Profesional. Al menos, los primeros partidos antes del parate por la Copa América. Y es difícil imaginar un mejor partido que el que realizó contra Boca, que terminó en triunfo 1-0. Ahora, el desafío para el “decano” será sostener todo lo bueno que mostró, corregir algunas falencias y tratar de mejorar la producción. Más que nada para dejar atrás las malas lenguas que señalan que el equipo sólo rinde bien cuando se enfrenta a equipos grandes.

Se lo ha señalado varias veces y es inevitable reconocerlo: es un hecho que todos los equipos tienen un plus a la hora de jugar contra equipos como Boca y River. Pero no necesariamente porque los jugadores quieran “mostrarse” o, al menos, no sólo por eso. Hay varios factores que derivan en que cada equipo que enfrente a los equipos más importantes del país demuestre una ferocidad mayor en esos juegos. Pasa en Atlético y pasa en todos los equipos del fútbol argentino. Renegar de eso es poco inteligente y poco oportuno.

En el caso del “decano” en particular, ya lo había demostrado en otras oportunidades. Sin ir más lejos, desde su regreso a Primera ganó dos veces en La Bombonera, consiguió tres empates en El Monumental ante el River de Marcelo Gallardo y también lo goleó 3-0, además de amargarle un título con el 1-1 de la última fecha de la Superliga 2019-20.

Ahora, sin cuestionar de ninguna forma que ante estos rivales existe un plus, también es cierto que para apuntar a objetivos más importantes y sobre todo dejar atrás los tiempos complejos que atraviesa el club, Atlético necesita ratificar lo que demostró ante Boca. Algo que no pudo hacer por ejemplo, luego del 0-0 contra River en la pasada Copa de la Liga.

En aquel duelo, tras unas muy flojas cuatro primeras fechas (salvo un tramo del partido contra Rosario Central), los entonces dirigidos por Favio Orsi y Sergio Gómez tuvieron una actuación más que destacada, incluso superando al “millonario” en casi todos los aspectos del juego. Esa vez solamente faltó el gol para plasmar en el marcador la diferencia que se vio en el trámite del juego. Y ese nivel no pudo volver a mostrarlo en los partidos siguientes. 

De hecho, en la fecha inmediatamente posterior, el equipo cayó 1-0 en su visita a Deportivo Riestra en lo que fue el último partido del ciclo de la dupla. De allí, vino el interinato de Diego Barrado, que constó de dos empates 0-0 y el comienzo del ciclo de Facundo Sava, que tuvo dos duras derrotas iniciales (0-3 ante Banfield y 1-4 ante Talleres).

Eso, justamente, es lo que debe cambiar Atlético. En los cinco partidos que le quedan antes del receso por la Copa América (Talleres, Platense, Vélez y Defensa y Justicia por Liga, Gimnasia de La Plata por Copa Argentina), el principal objetivo (y a la vez el gran desafío) es mantener una cierta regularidad, tanto en lo colectivo como en los rendimientos individuales.

De todas maneras, también vale marcar diferencias entre ese 0-0 contra River y el 1-0 contra Boca del pasado domingo. Ante el “millonario” la gran actuación terminó siendo un hecho aislado. Ni antes, ni después (al menos hasta varias fechas más tarde), el equipo pudo siquiera acercarse al rendimiento mostrado en el José Fierro esa noche de miércoles a mediados de febrero.

Mientras que antes de este duelo contra Boca, el “decano” sí venía mostrando una mejoría. De hecho, tras las dos goleadas en contra con las que había comenzado su etapa Sava, llegaron dos victorias (Defensores de Belgrano por Copa Argentina y Gimnasia por el torneo local) y dos empates (Independiente Rivadavia e Independiente). Solamente el 0-4 ante Huracán, por la última fecha de la Copa de la Liga, mostró una cara diferente (mucho peor). 

Sin embargo, en general venía siendo un período de crecimiento para Atlético, algo que pudo plasmar en cancha contra Boca; sosteniendo los pilares de los partidos previos: una zaga central que cada vez se fue afianzando más, dos laterales que mantuvieron en un nivel muy bueno (sobre todo Juan Infante), un doble cinco que ya sale de memoria, y un Mateo Bajamich activo en ataque. 

A eso se sumaron los buenos ingresos de Joaquín Pereyra y Mateo Coronel, que no venían sumando tantos minutos con el nuevo DT, y el gran debut de Tomás Durso en el arco. 

Y así como el triunfo sobre el “xeneize” no fue un oasis con respecto a los partidos previos, tampoco debe serlo en relación a lo que viene. Ahora Atlético tiene el desafío de reforzar todo lo bueno que viene construyendo y transformarlo en algo habitual; no sólo en cuanto al nivel de juego, sino también (como lo desean todos en 25 de Mayo y Chile) en cuanto a resultados.

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