La actividad física y el bienestar emocional tienen una relación causal donde la primera ayuda a la segunda. Si deseamos sentirnos bien podemos considerar oportuno realizar ejercicio y este puede ser uno muy sencillo como caminar.
Mover las piernas mientras nos adentramos en nuestro entorno, al paso que deseamos, sin apuro, respirando el aire más limpio que puede encontrarse en alguna plaza o parque, parece una imagen alentadora. Caminar no es tan solo desplazarse por el espacio sin un destino, si no de una experiencia donde nos involucramos con el lugar en que nos situamos, el clima que acontece y nuestro cuerpo que nos facilita el movimiento.
Caminar es eso, involucrarse con uno mismo y con lo que lo rodea. Y al hacerlo liberamos endorfinas, la “hormona de la alegría”, y es tan fácil como calzarse las zapatillas que estén más a mano y acercarnos al sitio que más nos guste. Nada de miles de repeticiones ni exigencias agobiantes. Solo moverse por el espacio de la manera que queramos.
La caminata afgana, una técnica basada en la sincronización de la respiración y los pasos
Ahora bien, existe una manera de potenciar los beneficios de la caminata y esto es a través de una técnica originaria de Afganistán que enfoca su método en la respiración, lo que promueve sus efectos beneficiosos. Esta práctica tiene el propósito de integrar la respiración de manera coordinada, logrando eliminar la tensión entre esta y la resistencia muscular. Cuando no respiramos adecuadamente durante la caminata, la musculatura respiratoria se fatiga más rápido que los músculos de las piernas, especialmente en caminatas de larga duración y ritmo constante.
Para realizar está técnica simplemente debemos tener como premisa la sincronización, de manera que nuestra respiración coincida con cada paso que damos. Para hacerlo debemos seguir un patrón de ocho tiempos.
- Durante tres pasos, se inhala aire de manera lenta y controlada.
- En el cuarto paso, se retiene la respiración brevemente.
- Luego, en los siguientes tres pasos, se exhala el aire lentamente, ya sea por la nariz o por la boca.
- Por último, se da un paso adicional donde se realiza una pausa antes de volver a inhalar.
Recomendaciones antes de comenzar: la ruta a elegir y el calentamiento antes de la actividad
Si es necesario se puede realizar un calentamiento practicando la respiración abdominal, inhalando por la nariz y llevando el aire al abdomen, esto facilita el movimiento del diafragma. Luego es importante exhalar lentamente, contando hasta siete, para asegurar una respiración adecuada y preparar el cerebro para el esfuerzo físico.
Para llevar a cabo esta rutina, lo recomendable en los primeros días es eliminar cualquier tipo de distracción y concentrarse plenamente en la respiración y la sincronización con el ritmo de la caminata. Para ello es de destacar que la ruta elegida juega un rol muy importante, es conveniente elegir entornos verdes y poco transitados, que faciliten la relajación, así como terrenos llanos y sin obstáculos significativos.
Beneficios máximos: la caminata afgana favorece nuestra salud emocional y física
Ajustar la respiración al ritmo de los pasos permite caminar durante períodos más prolongados sin experimentar fatiga, lo cual es especialmente beneficioso para la salud cardiovascular. La práctica constante de la caminata consciente puede contribuir a mejorar el control de la glucosa, los niveles de colesterol y la presión arterial, entre otros parámetros de salud.
La sincronización de la respiración con el movimiento estimula el paso de la sangre por venas y arterias, mejorando así la circulación sanguínea en todo el cuerpo. Fortalece las válvulas de las piernas, lo cual ayuda a prevenir o reducir la aparición de varices al mejorar el retorno venoso al corazón.
La práctica de la respiración consciente durante la caminata puede contribuir a mejorar la concentración y la paciencia, además de ayudar a reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y la presión arterial. Al promover una respiración más lenta y profunda, se favorece un estado de bienestar y calma mental, ya que nos concentramos en el presente, en nuestra capacidad de respirar, despejándonos de los problemas.