PORTO ALEGRE.- El sur de Brasil, con ciudades enteras bajo agua y miles de personas incomunicadas, vive la mayor catástrofe climática de la región, que dejaba hasta ayer 75 muertos y 88.000 desalojados.
Desde las calles anegadas o desde el aire, las imágenes son desoladoras: casas a las que apenas se le ven los techos, gente que lo perdió todo, y el centro de la moderna Porto Alegre, la capital del estado de Rio Grande do Sul, completamente sitiado por aguas marrones.
Más de 3.000 militares, bomberos y brigadistas trabajan en el rescate de personas aisladas, a veces sin suministros básicos como agua o energía eléctrica. También en la búsqueda de desaparecidos, que ya suman 103, según Defensa Civil.
“Es un escenario de guerra y tendrá que tener un tratamiento de posguerra”, expresó el gobernador del estado, Eduardo Leite, junto al presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, además de varios ministros. Lula viajó al estado sureño por segunda vez esta semana para coordinar acciones para mitigar una tragedia que no para de crecer.
El gobierno federal “agilizará la entrega de todos los recursos necesarios” para la reconstrucción, prometió Lula, al día siguiente de que Leite pidiera un “plan Marshall” para el estado, de 11 millones de habitantes.
Las acciones de solidaridad en las 334 ciudades afectadas se multiplican. Eduardo Bittencourt, un comerciante de 36 años, explicó en Porto Alegre cómo se organizó con un grupo de voluntarios para rescatar a personas atrapadas en sus casas.
El ejército instaló hospitales de campaña porque cientos de pacientes debieron ser evacuados de centros de salud.
El suministro de agua está interrumpido en 70% de Porto Alegre -de casi 1,4 millones de habitantes- y su región metropolitana, que tiene localidades enteras sumergidas, como Canoas, Guaíba y Eldorado. Y las aguas avanzan incontenibles hacia la metrópoli.
En kayak y a nado
En las calles de Guaíba, convertidas en ríos, cientos de lanchas, botes inflables y motos acuáticas van y vienen sin pausa rescatando pobladores encerrados, mojados y con frío.
Según la alcaldía, el nivel del río Guaíba marcaba 5,30 metros, por encima del récord de 4,76 metros registrado en las mayores inundaciones de 1941.
Rosana Custodio, una enfermera de 37 años, el jueves logró dejar su casa de Porto Alegre y llegar con su familia a la de su suegra. “Mi esposo puso a mis dos niñas en un kayak y remó con una (caña) tacuara. Yo y mi hijo nadamos hasta el final de la calle y comenzamos a caminar con el agua al cuello”, relató.
El viernes la historia volvió a repetirse. “Fuimos rescatados por una lancha de amigos”. Desde entonces están todos en un refugio. “Perdimos todo”.
Como ella, casi 17.000 personas fueron alojadas en refugios.
La Policía Vial informó que la llegada desde el sur está cortada a unos 15 km de distancia, mientras que por el norte aún se logra acceder a la urbe.
El aeropuerto internacional de Porto Alegre, cuya pista está bajo agua, está cerrado por tiempo indeterminado.