En un tiempo en el que los algoritmos nos sitúan, nos ubican y a cada uno los persigue, también es cierto que -desde hace décadas- repetimos que todos tenemos un archivo. En ese archivo está la memoria, selectiva o no, activa o pasiva porque en rigor la memoria-archivo también se construye. “Los archivos no están silencio”, indica la propuesta de la muestra “Memoria pinacoteca: colección León Ferrari”, que se inaugurará esta tarde a las 19.30 en el Museo de la UNT (San Martín 1.545), con la curaduría de Antonella Aparicio.
“Desempolvar estos archivos es una decisión política en el presente. Proponemos que el discurso del arte político de León Ferrari se active en nuevos espectadores que tendrán la oportunidad de estar en contacto directo con las obras”, señala la curadora.
Toda exposición es política, en verdad, pero en este caso y en esta situación del país, es una definición, una línea demarcatoria. El guión se despliega en las cuatro salas del MUNT con las series “L’Osservatore Romano” (2001), “Heliografías” (1980-1983), “Nosotros no sabíamos” (1976) y “Nunca más” (1995). La segunda y la tercera las realizó Ferrari mientras estaba exiliado en Brasil.
Aparicio (investigadora del Conicet) cuenta que se busca señalar especialmente el libre acceso al patrimonio para futuras investigaciones; que se realizó un material audiovisual que documenta la historia del Museo y su pinacoteca, editado por Facundo Albornoz (con los valiosos testimonios de la ex directora Josefina Alonso de Andújar y de Carlos Albornoz). Maximiliano Caram actuó en la curaduría museográfica. La transcripción de los textos al sistema Braille la realizó Mabel Luna Cuevas.
Perseguido
Ferrari ganó en la Bienal Internacional de Venecia el León de Oro al Mejor Artista (2007). Sus obras no solo han sido provocadoras y contundentes en su discurso, sino que siempre han incomodado al poder y a instituciones como la Iglesia Católica. Fueron censuradas y perseguidas, como pasó con su retrospectiva en el Centro Cultural Recoleta (2004-2005), en tiempos en que el actual Papa Francisco, Jorge Bergoglio, era cardenal de Buenos Aires.
El artista donó 199 obras de las series mencionadas al MUNT en 2009, luego de una visita de Alonso de Andújar y de Albornoz a su estudio-taller en Pichincha al 800: “Heliografías” (27 trabajos), “L’Osservatore Romano” (44), “Nosotros no sabíamos” (82) y “Nunca más” (46). Fueron expuestas -parcialmente- en tres oportunidades. En 2009 y 2011, los fotomontajes y collages de “L’Osservatore Romano” no se difundieron. Sólo en 2013 se pudo ver la serie completa.
Intervención
En “L’Osservatore Romano”, el creador interviene decididamente con imágenes y fotografías el contenido de los títulos de las páginas del periódico de El Vaticano. “Afrontar con grandeza la situación” es uno de ellos, que contiene el mensaje de la Conferencia Episcopal Argentina de 2001; pero, en la misma página, incorpora recortes periodísticos de diarios de Buenos Aires con planteos de hábeas corpus. En la última sala (serie “Nunca Más”), en un mismo cuadro se unen las imágenes de Adolf Hitler con niños y de miembros de la Junta Militar acariciando a escolares. En otros, directamente reemplaza el texto con ilustraciones de Gustavo Doré (grabador que trabajó sobre ediciones de “La divina comedia” y “La Biblia”) y escenas de “El Juicio Final”, de Miguel Ángel. La serie de las heliografías exhibe su profusa caligrafía y densas cartografías.
Contrainformación
“Desde un punto de vista general, el conceptualismo de León Ferrari se acentúa con estas series. Uno puede advertir que actúan como una contrainformación (no es casual que también integró el movimiento Tucumán Arde, en 1968) que refuta la afirmación central, la versión oficial”, escribí en 2013.
Los recortes periodísticos adquieren, en consecuencia, un valor artístico, vigente ya desde que el padre del conceptualismo, Marcel Duchamp (a comienzos del siglo XX) otorgó esa calidad a objetos que no lo tienen (ready-made). En la página del texto titulado “Es necesario reanudar el camino misionero renovando los métodos pastorales”, inserta la fotografía de un extraño instrumento de tortura utilizado “para herejes y brujas”, de la época medieval.
Las presencias de miembros de la Junta Militar de la dictadura al lado de monseñor Pío Laghi y del vicario castrense Adolfo Tórtolo, son claras y recurrentes. Y en una de ellas, sobre el fondo de una fotografía de Alfredo Astiz se puede observar una calavera dibujada por Leonardo Da Vinci; en los anteojos de monseñor Antonio Quarracino se encuentra a Jorge Rafael Videla. Y en la misma sala se retrata el testimonio de Adolfo Scilingo sobre los “vuelos de la muerte”, ubicados en la Fragata Libertad.
La exposición también hace su propio trabajo: además del documental (se puede ver en la pequeña sala de ingreso), una instalación en las alturas de una de las salas da cuenta de su propia versión con un logotipo en led. “Reavivar un mensaje político como el de Ferrari se hace necesario en estos momentos. Me pareció importante mostrar ese archivo del MUNT desde los microrrelatos que son microhistorias en general, fragmentos”, declaró la curadora sobre la muestra.