Trabajadoras de 14 a 29 años lidian con las mayores tasas de desocupación en la Argentina

Trabajadoras de 14 a 29 años lidian con las mayores tasas de desocupación en la Argentina

El desempleo y la informalidad afectan con más intensidad al segmento juvenil del mercado laboral, según un informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos.

Jóvenes hacen fila para dejar su curriculum vitae. / ARCHIVO LA GACETA Jóvenes hacen fila para dejar su curriculum vitae. / ARCHIVO LA GACETA
01 Mayo 2024

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) reveló que la tasa de desocupación en el país fue de 5,7% en el último trimestre de 2023. El informe refiere que en el conjunto de los jóvenes que tienen entre 14 y 29 años, aquella tasa asciende al 11,5% en el caso de los hombres y al 13,4% respecto a las mujeres.

La tasa de desempleo del 5,7% de la población económicamente activa es la más baja desde que el Indec comenzó la medición en 2004. Pero el informe técnico del Instituto indica que está subiendo la demanda de trabajo ya sea de una primera ocupación o de otra adicional. El INDEC elabora estas mediciones a partir de los datos extraídos de 31 aglomerados urbanos de la Argentina donde viven 29,5 millones de habitantes, de los cuales casi la mitad conforman la población activa. Según estas cifras, hay alrededor de 800.000 desocupados, de los cuales casi 199.200 serían jóvenes: 92.000 de ellos varones y 107.200 mujeres.

En una coyuntura general difícil por el clima recesivo y la crisis económica, la juventud enfrenta desafíos adicionales para encontrar una ocupación. La falta de experiencia; las remuneraciones bajas y la responsabilidad de compatibilizar el trabajo con los estudios son algunos de los obstáculos que complican el acceso a un empleo a la población juvenil.

Los trabajadores que tienen entre 14 y 29 años son proclives a aceptar la precariedad con tal de conseguir el primer empleo. Ante la escasez de oportunidades de conseguir un trabajo formal, se admiten las alternativas. En ese sentido, según el documento del Indec, los jóvenes son el 50% más propensos a acceder a un trabajo no registrado que un adulto.

“Veo que hay muchas dificultades para conseguir trabajo. A nosotros nos pasa que nos piden experiencia o un título, pero para eso se necesita una solvencia económica que nos permita estudiar. También noto que muchos de los trabajos en ‘blanco’ exigen demasiados requisitos: esto provoca que el empleado se vea perjudicado y prefiera trabajar informalmente para cobrar un sueldo completo”, analiza Candela Enríquez, estudiante de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Su compañera, Rocío Carbajal, va más a fondo en la cuestión: “siento que una de las grandes barreras es que se piden muchos requisitos para comenzar a trabajar. Las exigencias resultan excesivas. Y también es una realidad que los sueldos son bastante bajos y que la gente los acepta igual porque se necesita el trabajo”.

La competencia por un puesto también es un factor que debe ser considerado, incluso en el sector de la tecnología. Francisco Leccese, estudiante de Programación de la UNT, advierte que aprender un idioma y tener un título universitario son dos claves para incrementar las oportunidades laborales: “en mi área hubo una masificación de puestos de trabajo después de la pandemia. Al mismo tiempo, aparecieron un montón de cursos de pocos meses donde se aprendía una funcionalidad específica para salir al mercado laboral. Esa gente se insertó en el mercado y acaparó los puestos de trabajo que estaban ocupando los alumnos avanzados de las universidades”.

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