Las provincias más afectadas por la "chicharrita" y el achaparramiento que le genera al maíz, plantearon al Gobierno nacional algunas medidas para paliar la situación en los cultivos, además de solicitar financiamiento, a tasas razonables, para la recuperación de los campos. El planteo fue formulado ayer en Rafaela (Santa Fe), durante un encuentro encabezado por el secretario de Bioeconomía, Fernando Vilella, en la sede de la Sociedad Rural de la zona.
“La clave en esta instancia es que se adopten medidas de contingencia para combatir esta enfermedad”, indicó a LA GACETA el secretario de Producción de Tucumán, Eduardo Castro. El funcionario concurrió a la cumbre en compañía de Hernán Salas, director Asistente de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc). Y de Eduardo Virla, investigador del Conicet y Profesor Titular en el Instituto de Entomología de la Fundación Miguel Lillo.
Un comité #SalvemosAlMaíz, integrado por el Colegio de Ingenieros Agrónomos y Zootecnistas de Tucumán, CREA Región NOA, la Sociedad Rural de Tucumán (SRT) y la Asociación de Productores Agrícolas y Ganaderos del NOA (Apronor), definió como grave la situación de los cultivos. Esta enfermedad es transmitida por el insecto vector Dalbulus maidis, conocido como la “chicharrita del maíz”, el cual se alimenta y multiplica únicamente sobre plantas de esta especie. Es un insecto difícil de controlar y cuenta con ciertas particularidades, tales como su longevidad (45 a 70 días), y la posibilidad en invierno de refugiarse en cualquier otro cultivo e incluso permanecer varias semanas sin alimentarse.
En Rafaela se lanzaron una serie de propuestas para tratar de frenar los daños en los cultivos. Por caso, Catamarca pidió al Gobierno nacional que se declare la emergencia, una idea que no tuvo eco en las autoridades presentes. Otra de las propuestas fue disminuir el período de siembra y concentrarlo entre noviembre y diciembre y no que se prolongue desde septiembre a febrero del año siguiente. Mientras tanto, los semilleros intentarán dar con un gen que sea resistente a la enfermedad pero, según indicó Castro, eso puede llevar varias temporadas. También se requirió el monitoreo permanente de maíz guacho o voluntario, tal como lo sugirió el Comité #SalvemosAlMaíz.
Según las estimaciones oficiales, en Tucumán hay alrededor de 90.000 hectáreas sembradas con maíz. Los mayores grados de afectación por la chicharrita se observan en los departamentos de La Cocha, Graneros y Alberdi, con un 80% a 90% de afección. Menor fue el impacto en los departamentos de Burruyacu, Cruz Alta y Leales (en torno del 50%). Según Castro, Tucumán –entre otros distritos- se sumará al comité de crisis que este viernes deliberará en Córdoba.