La sustancial modificación en la circulación urbana de San Miguel de Tucumán que significan los carriles exclusivos para colectivos implica un cambio de paradigma, cuya efectividad puede contribuir a mejorar el caótico tránsito. Controles, multas y vehículos secuestrados marcaron el debut del sistema. Ayer hubo 100 inspectores, cámaras de monitoreo en funcionamiento específico dedicadas a controles y grúas siguiendo el recorrido de los colectivos, en un operativo de amplio despliegue. También se labraron actas de infracción y trasladaron al corralón vehículos de infractores. “No queremos llegar a la sanción o remoción de ese vehículo, pero es fundamental que el vecino acompañe”, afirmó el secretario de Movilidad Urbana.
Se trata de la primera parte del Plan Integral de Movilidad Urbana (PIMU), que por ahora establece carriles para circulación exclusiva de colectivos en el lado derecho de las calles Santiago del Estero, Salta-Jujuy, General Paz y Entre Ríos-Monteagudo. Se establecen limitaciones para breves ingreso de taxis o vehículos particulares a ese sector para descenso o ascenso de pasajeros y se les exige que circulen por la izquierda. Se prohibe el giro a la derecha en dos esquinas de calle Santiago y en otras esquinas está permitido con la precaución de que se debe dar prioridad a los colectivos que circulan por el carril exclusivo. Solamente los vehículos de emergencias (policía, bomberos y ambulancias) pueden girar a la derecha en esas dos intersecciones.
El secretario de Movilidad Urbana contó que, hasta ahora: “la infracción más corriente es que se deja el vehículo mal estacionado, con la baliza encendida, y se van a algún lado”. “Dejan prácticamente abandonado el vehículo, entonces viene por detrás el servicio público de transporte y se ve obligado a tirarse a la izquierda, invadiendo el carril de los vehículos particulares”, sostuvo. Añadió además que no está permitido que el ómnibus salga” de su sector, ni que haga la maniobra de sobrepaso, aunque están previstas situaciones excepcionales, como posibles desperfectos. Por otra parte, recomendó a los usuarios de motos y de bicicletas que “traten de evitar” las arterias delimitadas para colectivos. “En especial, la calle Santiago, por donde circulan 13 líneas de ómnibus entre urbanas e interurbanas; es una calle que está colapsada, y por eso tomamos esta intervención”, explicó.
La nueva modalidad, que se ha de extender luego a avenidas como Mate de Luna y Sáenz Peña- Avellaneda, implicará cambios de uso de la calle de los automovilistas y sobre todo de motociclistas y ciclistas. Estos últimos han expresado su inquietud de que la norma los va a relegar a calles menos transitadas y probablemente con menos cuidados que las arterias principales, y han pedido ser contemplados en el diseño urbano que implica el PIMU. Esto ha de implicar el análisis particular de la movilidad urbana, que ya han hecho otras ciudades que han establecido ciclovías en aceras o en veredas anchas. Es un debate pendiente.
También estos cambios incidirán en el comportamiento de motociclistas que, por el fenómeno creciente de uso de este vehículo, han ido ganando las arterias urbanas sin allanarse en muchos casos a las normas de circulación. Los inspectores van a tener ardua tarea para concientizar en este sentido. También va a haber impacto en la conducta de automovilistas, que además de respetar el carril exclusivo de colectivos, se van a ver obligados a una reducción de la velocidad de circulación, lo cual es, desde el punto de vista de la seguridad vial, positivo para una urbe saturada de vehículos. En el caso de los colectivos, se supone que estos cambios van a permitir una agilización de sus recorridos, al liberarlos de los constantes obstáculos que representaban los otros vehículos. Esto ha de resultar beneficioso para los usuarios y acaso contribuya a una mejora general en la circulación, que es lo que se espera de este nuevo programa de movilidad urbana.