¿Quién presenta primero la ficha de afiliación? Apenas salió del Salón Abasto del Hilton Garden Inn Tucumán, el ministro del Interior Guillermo Francos se sorprendió con esa ironía. “Hay una buena relación que cosechamos con Osvaldo en este tiempo”, respondió el ministro que integra el equipo del presidente Javier Milei. Osvaldo es Jaldo, el gobernador de Tucumán que, en el Foro Económico del NOA, organizado por la Fundación Federalismo y Libertad, dejó en claro que fue, es y seguirá siendo peronista; no kirchnerista.
La sintonía fina entre el ministro nacional y el gobernador tucumano se percibió en el ambiente empresarial de un foro anual que no comulga con el peronismo. Jaldo pasó la prueba de fuego, pero su paso por el Fenoa 2024 le abrió la puerta a otra dimensión: la de aquellos sectores que siempre han mirado con desconfianza a la Casa de Gobierno. El tranqueño mostró sus cédulas en la inauguración. Explicó las razones que le llevaron a realizar un ajuste en el gasto político, una música con la que viene bailando el sector privado. En cualquier reunión de industriales y de empresarios, siempre se marcan diferencias respecto de los antecesores a Jaldo. “Había que predicar con el ejemplo; este es un año par, en el que no hay pujas electorales. Veremos qué sucede en el próximo”, planteó un referente del empresariado tucumano. Jaldo habla de la posibilidad de encarar el próximo turno electoral con una coalición más amplia. Sin embargo, todo es prematuro para hacer futurología electoral.
“Estoy abocado de lleno a la gestión”, dice el mandatario, al ensayar una respuesta que lo aleje del fuego de las elecciones. Las de medio turno serán un test para él, tanto como para el presidente Javier Milei. Si la economía se estabiliza, será difícil pugnar contra un mandatario consolidado en el poder. Las alianzas son un camino válido cuando hay relaciones amistosas, más allá de la ideología.
Mientras Milei espera que esta semana el Congreso avance con la Ley Bases, una misma batería de medidas prepara la Fundación Federalismo y Libertad, que ya la expuso en el mismo foro del viernes. Se basa en cuatro pilares fundamentales: reflotar la idea de reducir las alícuotas del impuesto sobre los Ingresos Brutos para que la provincia sea más competitiva (o tal vez pensar en el mediano plazo en la sustitución por un IVA provincial); eliminar Salud Pública, un tributo que grava la nómina salarial; avanzar con la desburocratización del Estado y la privatización de algunos servicios, y modificar la ley de partidos políticos, duplicando el piso de afiliados que se necesitan para competir en un comicio, crear un registro único de afiliados para evitar que se inscriban en otras fuerzas y hasta lograr consolidar un sistema de circunscripción uninominal para que haya un concejal por barrio. Esas son las ideas fuerza de esa suerte de “Ley Bases a la tucumana”. Otro aspecto fundamental pasa por una Ley de acceso a la información y un programa de ética pública.
Más allá de que aún no se trasladaron esas medidas a la Casa de Gobierno, Jaldo escuchó algunas sugerencias del sector privado. Pero también analiza cómo se encuentra la gestión en estos seis meses de gestión. El gobernador tiene previsto dar otra vuelta de tuerca al andamiaje del funcionariado. Convocó para mañana, a primera hora, a gran parte del gabinete del Poder Ejecutivo (hasta el rango de subsecretario) a una mesa amplia de discusión que se montará en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno. En realidad, Jaldo bajará líneas sobre las debilidades de la administración de Gobierno en aquel proceso de desburocratización que reclaman los empresarios. Sucede que se encontró con varias dificultades para avanzar con obras y con la adquisición de equipamiento para los tres sectores más sensibles del Estado (seguridad, salud y seguridad). El gobernador necesita resultados y no seguir administrando la crisis. Obras son amores. En los años pares y más en los impares.