Pepe Grillo y un gobernador liberal

Pepe Grillo y un gobernador liberal

Jaldo se dio un baño liberal que le redituó aplausos y elogios en un auditorio ajeno. La idea de un nuevo ejercicio de la política asomó en el Hilton. Los liderazgos del mandatario provincial y de la intendenta.

Pepe Grillo y un gobernador liberal

Hasta él se sorprendía de lo que dijo. Cuando terminó, se hacía bromas así mismo, como también hablaba de sí mismo cuando se refería en tercera persona al gobernador. Entre risas reflexionó sobre su exposición en un foro centralmente liberal.

Entre los asistentes hubo caras de sorpresa. Los más incrédulos destacaron su viveza política. Los otros lo aplaudieron con convicción. Especialmente al finalizar su discurso. Hasta la guardería del hotel donde se desarrolló el Foro Económico de Federalismo y Libertad lo siguió una empresaria tucumana, y, respetuosa y lacónicamente, le espetó: “lo felicito gobernador”. El mandatario, ante los elogios descendió del vehículo que lo trasladaba y agradeció de pie.

Cuando el panel central del foro cerraba tomaron el timón del escenario Alfonso Prat Gay y Carlos Pagni. El tiempo fue uno de los protagonistas de la amistosa charla que desplegaron el economista y el periodista. Precisamente, el tiempo será el juez de esta cruzada de Jaldo. El dios Cronos dará el veredicto final de esta transformación.

En su alocución el mandatario provincial tuvo un discurso simple en el que quedaron bailando dos ideas contundentes: Hay que dejar las peleas políticas de lado. “No  vamos a permitir grietas en la provincia“, arriesgó. Y lanzó el desafío de trabajar juntos por el bien de Tucumán. Al finalizar se comprometió a votar la ley “Bases” y a firmar el pacto del 25 de Mayo. Este inesperado “libertario” recordó que antes de que Javier Milei supiera que iba al balotaje, él ya había revisado el presupuesto, achicado gastos y cerrado reparticiones en la provincia. Se fue sonriente y fue citado positivamente por varios de los disertantes que subieron después al estrado del hotel Hilton.

También, propuestas

En el auditorio montado donde alguna vez funcionó el Mercado de Abasto de los tucumanos no sólo se vio el despliegue escénico de los protagonistas; también se escucharon propuestas y debates. Fue impactante volver a ver a Nicolás Dujovne. El ex ministro de Hacienda durante la gestión de Mauricio Macri abordó cuestiones referidas al sistema jubilatorio y advirtió que se podrían correr menos riesgos aplicando simplemente cambios graduales y estirando unos años la edad jubilatoria. Algo parecido surgió cuando José Luis Cristofani expuso cómo puede beneficiar al país una ley de blanqueo y cómo incentivos sobre esa repatriación de fondos podría ayudar a afrontar deudas del país.

Llamó la atención cómo en este Fenoa no hubo miradas hacia atrás, casi no se oyeron críticas al pasado argentino y sí, en cambio, apuestas transformadoras. Se escucharon muchas dudas sobre el Presidente Javier Gerardo Milei, pero siempre se las compensó con apoyo a su gestión, incluso soslayando sus malos modos.

Una anécdota planteada por el periodista Diego Cabot sirvió para catalizar la necesidad de que se termine de instalar una nueva forma de afrontar esta nueva etapa. El autor de la investigación que pasará a la historia como “Causa Cuadernos” recordó en un encuentro que tuvo con varias decenas de empresarios. Antes de comenzar su exposición pidió que levantaran la mano aquellos que sabían que los empresarios pagaban coimas. Él no lo dijo pero los que estaban escuchando imaginaron que se levantaron tantas manos como en el senado cuando se aumentaron las dietas. Todos sabían. Entonces no hubiera hecho falta que la prensa pusiera sobre la mesa esas podredumbres. Cabot le puso nombre a esa discapacidad que termina en corrupción: miedo.

Pagni, a su turno describió con humor, cómo el personaje del Presidente mantiene desubicados al resto de los políticos. No saben qué hacer ni como reaccionar con las salidas y planteos de Milei. En medio de esas dudas e incertidumbres que se generan se va dibujando una nueva forma de ejercer la política y se ponen en movimiento cuestiones que se encontraban paralizadas.

Pepe Grillo

Un ejercicio político con el compromiso de diluir grietas y de que los debates tengan propuestas y diálogo son piezas del rompecabezas que trazó la Fundación Federalismo y Libertad, organizadora del foro económico. Es curioso cómo prácticamente todos los disertantes del viernes trataron de simplificar diciendo que la clave era aplicar el sentido común. Lo destacaron políticos, empresarios, emprendedores y economistas.

Tantas veces se citó esa clave que los que saben recordaron la “Defensa del sentido común”, un ensayo escrito en 1925 por el filósofo George Edward Moore. En este trabajo, más complicado que lo que el título sugiere por lo menos para los periodistas poco instruidos, Moore sostiene que “el sentido común” es un arma indispensable contra los que dudan de todo, así como para quienes nos tratan de hacer creer ideas y asumir roles que en el fondo rechazamos. Es una suerte de “Pepe grillo” de las complejidades superfluas.

El sociólogo Zygmunt Bauman hablaba sobre “el sentido común” en relación con la modernidad líquida y la sociedad contemporánea. “El sentido común” quedó dibujado entonces como un conjunto de saberes, con significados y validez que dependen de las interacciones de un grupo social. Si la sociedad es una calesita, “el sentido común” deja de ser confiable. Sirve como corolario que ese adjetivo “común” es de máxima importancia y literalidad y es compartido. Está en el café con los amigos y en la charla sincera.

Privilegio a bordo

Como hacía mucho no ocurría, el viernes no sólo fue un día de debate y escucha. También se definieron protagonismos y roles. Se consolidaron las figuras de la intendenta de la Capital Rossana Chahla que inauguró la Asistencia Pública y el del gobernador Jaldo. Ambos no lo dicen e incluso tratan de disimularlo, pero una y otro miran de reojo lo que hace y pasa en la Casa de Gobierno y en la Municipalidad. Ellos no discuten y por el contrario se tratan con el mayor de los respetos pero cada paso que dan es medido con atención. En el almuerzo compartido ante el ministro del Interior Guillermo Francos se comportaron como esas parejas en las que fuera de la casa no muestran ni una fisura aunque adentro tengan rispideces. Sin embargo, ese mismo viernes no se dieron tregua. Cada minuto era explotado para llevar agua a su molino. Para muestra basta un botón: Chahla había organizado -y agendado- su gran momento a las 10. Dos horas antes Jaldo y su fiel escudero, el ministro Luis Medina Ruiz, hicieron una gran movida para mostrar las vacunas que habían comprado y que convertía a Tucumán en la provincia que más vacunas contra el Dengue había comprado. El tiempo, el implacable, (como le llamaba Pablo Milanés) le ha dado el primer plano a la “Lady Mayor” que prometió mostrar cambios y concreciones en 180 días y como no hay plazo que no se venza ni deuda que no se pague -palabra de abuela- empieza a salir a escena aún cuando no tenga aplaudidores del Concejo Deliberante.

El viernes fue una jornada con visitantes de la política argentina pero sin embargo en el aeropuerto no se vio el despliegue que supo haber cuando la prole peronista hacía sus exageradas demostraciones. No obstante, los aviones oficiales estuvieron entre Candilejas a raíz del juicio que afronta el ex gobernador José Alperovich en los tribunales porteños.

Allí, sentados en los platillos de la balanza de la Justicia hablaron el senador Juan Manzur y el ministro de Gobierno y Justicia Regino Amado. Ambos tuvieron coincidencias. Sueltos de cuerpo como si dijeran una obviedad, sin el miedo del que habló Diego Cabot, sostuvieron que a Alperovich se le habían dado privilegios. Pero también afirmaron que le quitaron esos privilegios cuando ya no estaba en su equipo y había decidido enfrentarlos. Tanto el senador y ex gobernador como el ministro y legislador dijeron la verdad. Pero “nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”, aconseja Joan Manuel Serrat que también esta semana fue protagonista al recibir a sus 80 años, el premio Princesa de Asturias. Los privilegios que hoy ante los despilfarros de los políticos suenan muy mal son cuestiones inherentes a los cargos o las responsabilidades y nunca pueden ser moneda de cambio. Pero a estas alturas es la forma en que muchos políticos “disciplinan” o los subordinan a los demás. Alperovich se quedó sin avión y otros se quedaron sin plata. Manzur y Amado sin decirlo, lo confirmaron sin sonrojarse.

Estos tucumanos no fueron los únicos que metieron la pata en los últimos días. El propio Presidente lo hizo y vivió su peor semana. La movilización del martes lo sacudió por no darse cuenta que la Universidad no es lo mismo que la casta. Y lo más llamativo que semejante movida le dio la palabra a Cristina que se animó a salir de su ostracismo.

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