“Dado el creciente interés por el bioetanol mezcla, en todos los países se dejaron de usar los rendimientos fabriles y fueron remplazados por los ATR (Azúcar Total Recuperable). Este procedimiento sirve para obtener correctamente los kilos de azúcar obtenidos por cada tonelada de caña y/o los litros de alcohol por tonelada de caña”, contó el ingeniero Franco Fogliata.
Dijo que de allí surgen los porcentajes de coparticipación. En esto no existen valores teóricos, y lógicamente parten desde los “análisis directos”. Añadió que en 2009, en Tucumán, Oscar Diez, de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc), propuso la Eficiencia Global de Recuperación (EGR), para relacionar la calidad de la caña ingresada a molienda (con pol% del caña plus rendimiento neto), buscando medir así la eficiencia industrial. Años atrás dicha eficiencia se medía con otros conceptos que venían incluidos en los “partes quincenales” de los ingenios. “Una lástima que eso no se hace más. Los datos de una zafra en 2006 (año sin heladas) dieron una EGR del 77,4% en junio, del 80,3% en agosto y del 76,3% en octubre -una media del 78%-. Considerando un período de 40 años (1972-2012) la media anual subió del 76,6% al 79,2%. Mejoró la EGR”, dijo.
Señaló que en Brasil miden la EGI (Eficiencia General Industrial), con valores para los ingenios de Unica (centro que aglutina a los ingenios del Estado de San Pablo) del 93% y un 7% de pérdidas. “Con las ATR y EGI pueden conocer las pérdidas, cosa que no ocurre con los rendimientos”, dijo Fogliata.