Olvidar o confundir el nombre cuando conversamos con alguien es una situación muy común que les sucede a personas de todo el mundo. Sobre el tema, los especialistas exponen las razones de este fenómeno y explican si a largo plazo pueden desencadenar en complejos problemas de memoria.
No importa lo mucho que conozcamos a una persona para que, por error, intercambiemos su nombre por el de algún conocido cercano. Entre los más comunes encontramos a una madre llamando a su hijo por el nombre de su hermano o un novio confundiendo a su pareja por su ex. Según explican los neurólogos, esta situación nada tiene que ver con el envejecimiento del cerebro, sin embargo, tiene otra explicación.
Qué sucede en nuestro cerebro cuándo llamamos a una persona por el nombre de otra
De acuerdo a las conclusiones de un estudio neurológico llevado a cabo por la Universidad de Duke, la confusión del nombre de una persona por otra cercana se debe a que en nuestro cerebro los nombres están reunidos en distintas categorías, por lo que tendemos a confundir aquellos que se encuentran en la misma categoría semántica.
Por ejemplo, si tenés un hermano es posible que tus padres lleguen a pronunciar su nombre en lugar del tuyo porque el nombre está en la misma categoría y ambos guardan una relación de significado, pues los dos son hijos suyos. Del mismo modo, podés confundir el nombre de un amigo por otro, y así sucesivamente. No es algo que suceda de manera aleatoria.
No obstante, a pesar de que la forma que tiene de guardar nuestro cerebro los nombres es, en gran parte, el culpable de este tipo de situaciones, las similitudes fonéticas también pueden influir. Nombres con sonidos parecidos como Andrea o Nerea o nombres con el mismo principio por ejemplo Jose y Juan o Álvaro y Alberto, tienden a ser intercambiados fácilmente.
Por tanto, debemos entender que esta situación es completamente normal y no tiene porque indicar el deterioro de la memoria ni hacer referencia a algún problema personal.